Castillo de Figueres, un triste pasado
La prensa de Girona informa de que est¨¢n en v¨ªas de aprobaci¨®n los estatutos del Consorcio del castillo de San Fernando, que abordar¨¢n la rehabilitaci¨®n de una joya arquitect¨®nica sin igual en Europa, a¨²n propiedad del Ej¨¦rcito. Circulan varias ideas sobre posibles usos civiles, entre las que destacan la de convertirlo en parador de turismo o, como se pens¨® hace dos a?os, en un parque tem¨¢tico del tipo Disneylandia, con otras actividades coyunturales. El problema reside en el coste de la rehabilitaci¨®n. Defensa, como donante y agobiada por la supresi¨®n de la mili, no est¨¢ para dispendios. A falta de presupuestos, por la indeterminaci¨®n reinante, sin duda ser¨¢n cuantiosos debido al prolongado abandono de la fortaleza. En 1988, profesores y alumnos de la Escuela de Estado Mayor visitamos el pecio, con la plaza de armas y los fosos inundados de hierbajos. La ¨²nica soluci¨®n, como dijo el gu¨ªa, consist¨ªa en que 'ramados' de cabras pastasen all¨ª. Se refer¨ªa a ramats.
Ser¨ªa magn¨ªfico que un futuro cultural digno borrase m¨¢s de dos siglos de triste historial militar
Ser¨ªa magn¨ªfico que un futuro cultural digno borrase m¨¢s de dos siglos de triste historial militar. Para conocerlo, es imprescindible el documentad¨ªsimo libro El castillo de San Fernando de Figueras, de Carlos D¨ªaz Capmany, editado por la Generalitat en 1988. D¨ªaz, teniente general en reserva y nativo, es el representante de Defensa en el castillo. La majestuosa fortaleza, de 32 hect¨¢reas, que se observa mejor en fotograf¨ªas a¨¦reas o maquetas, fue construida demasiado tarde, siempre permaneci¨® inacabada, sufri¨® destrozos hasta 1939 y no ha sido reparada salvo en el reducido espacio dedicado al heroico ?lvarez de Castro, asesinado all¨ª por los franceses. Sin embargo, tras la campa?a del general Ricardos, muerto en 1794, que recuper¨® por unos meses el Rossell¨® y el Conflent, el castillo de San Fernando era 'la m¨¢s fuerte plaza fortificada de Europa', seg¨²n inform¨® a Par¨ªs Dugommier, general en jefe invasor. Hist¨®ricamente, el castillo no hizo honor a esta fama, sus cinco asedios acabaron en otras tantas rendiciones, sin apenas resistencia. La ¨²nica acci¨®n brillante, en abril de 1811, fue la breve reconquista mediante un ataque nocturno por sorpresa del brigadier bar¨®n de Eroles, con unos 300 soldados catalanes mandados por el coronel Llobera que capturaron 1.600 prisioneros.
La primera capitulaci¨®n, el 27 de noviembre de 1794, constituy¨® una verg¨¹enza. Guarnecido por unos 8.000 hombres, desmoralizados y llegados en desbandada de muchas unidades, el castillo estaba bien aprovisionado y al mando del brigadier Andr¨¦s de Torres, quien hab¨ªa pedido ser reemplazado por no sentirse apto para defender la plaza. Acert¨® de pleno, pues triunf¨® la osad¨ªa del general Perignon, quien exigi¨® la rendici¨®n nada m¨¢s llegar, lograda tras escasos disparos. La capitulaci¨®n fue decidida por votaci¨®n de la junta de mandos, 36 contra 5, o sea democr¨¢ticamente (?), sin que el gobernador pechase con la responsabilidad. Un consejo de guerra, en Barcelona, dict¨® cuatro sentencias de muerte precedidas de degradaci¨®n y prisi¨®n para casi todos los dem¨¢s; sustituidos los fusilamientos por destierro, en 1814 Torres recuper¨® el grado.
La construcci¨®n del castillo (1753-1766), de puro estilo Vauban ya en decadencia, corri¨® a cargo del comandante general de Ingenieros Juan Mart¨ªn Zerme?o y su hijo, con fuerte oposici¨®n de ilustres ingenieros militares como Lacuze y De la Llave, que propugnaban una obra menos grandiosa protegida por una amplia fortificaci¨®n avanzada de campa?a. Este fue el sistema utilizado por Wellington en la l¨ªnea de Torres-Vedras, en Portugal, que se impondr¨ªa poco despu¨¦s. Mart¨ªn Zerme?o se aferr¨® a las ideas originales del marqu¨¦s de Vauban (1685-1744), creador del cuerpo de Ingenieros en Francia en 1675 y maestro del marqu¨¦s de Verboom, quien har¨ªa lo propio en Espa?a empezando por la creaci¨®n en Barcelona (1711) de la Real Academia Militar de Mathem¨¢ticas, origen, pasado medio siglo, de todas las escuelas civiles de ingenier¨ªa y arquitectura. El mamotreto de Figueres, con per¨ªmetro de 3.120 metros, es un pent¨¢gono irregular con 6 baulartes y cortinas, 7 revellines y toda clase de complementos (caponeras, falsabraga, golas, hornabeques, lunetas, etc¨¦tera) en lenguaje s¨®lo inteligible para los del oficio, que D¨ªaz Capmany define muy bien en un anexo. M¨¢s entendible resulta que all¨ª cab¨ªan 20.000 hombres y 500 caballos con vituallas para dos a?os, dos centenares de ca?ones con p¨®lvora y proyectiles a mansalva en enormes almacenes subterr¨¢neos a prueba de bomba, inmejorables cisternas con entrada directa de agua y un sinf¨ªn de instalaciones, muchas nunca completadas.
Los mariscales Augerau, Saint-Cyr, MacDonald, Suchet, etc¨¦tera, contaron con el castillo dentro de los planes de Napole¨®n de conquistar Catalu?a hasta el Ebro y anexionarla a Francia. Esto explica la sublevaci¨®n masiva de los catalanes en defensa de una patria espa?ola, con no muchas excepciones de afrancesados. Pasada la guerra de la Independencia, el absolutismo de Fernando VII acarre¨® la invasi¨®n de los denominados Cien Mil Hijos de San Luis, con nuevo asedio... y nueva capitulaci¨®n. La ¨²ltima, durante la sucesi¨®n de Isabel II, tuvo como protagonistas a los generales Prim, Ametller y Meer, y termin¨®, como de costumbre, con rendici¨®n sin lucha. Carente de papel en las guerras carlistas y con guarniciones simb¨®licas, Alfonso XIII dispuso que el castillo se convirtiese en prisi¨®n militar, con Antonio Tejero como postrer inquilino. Un miserable cometido para las caracter¨ªsticas y dimensiones de la fortaleza. Militarmente inservible y en ruina, cuando casi todos los acuartelamientos de Catalu?a han sido desmantelados, cedidos o vendidos, cabe preguntarse si a escala mundial alguna fortaleza comparable vivi¨® una existencia m¨¢s triste, similar a la de la l¨ªnea Maginot.
Francisco L. de Sep¨²lveda es general de divisi¨®n procedente de Ingenieros.
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