?Valiente Sartori?

Hermann Tertsch califica de valientes las opiniones vertidas por Sartori en EL PA?S del 8 de abril. Yo no s¨¦ qu¨¦ tiene de valiente afirmar que los inmigrantes musulmanes no quieren integrarse en los pa¨ªses que los acogen y que constituyen un peligro para sus democracias. Es un enunciado que para ser cierto no basta con afirmarlo, habr¨¢ que probarlo, y Sartori no lo hace. Lo ¨²nico que alega en favor de su tesis es el car¨¢cter p¨²blico del islam, que tiende a invadir todos los ¨¢mbitos de la vida.

Que los musulmanes, identificados err¨®neamente con los moros, no son integrables y peores que los negros -curiosamente, muchos de ¨¦stos son tambi¨¦n musulmanes-, los chinos y los ecuatorianos es, por otra parte, una opini¨®n muy generalizada entre colectivos que no se caracterizan precisamente por su cultura democr¨¢tica. Yo he o¨ªdo con bastante frecuencia a personas de mi entorno laboral afirmar que el moro es, adem¨¢s de sucio, traicionero; que cuando menos te lo esperas, te la juega, y que de ¨¦l es imposible fiarse.

Por ¨²ltimo, el ejemplo que aduce Sartori de la mezquita, ubicada en Europa, provocadora de ruidos por los rezos del almuec¨ªn, transmitidos por altavoces, es un ejemplo tramposo porque lo que molesta al racista, aunque lo niegue, no es tanto el ruido procedente de la mezquita, sino el hecho de que proceda de la mezquita. ?Producir¨ªa a dicha persona el mismo enojo el ruido procedente de las campanas de una iglesia? No obstante, dicho ejemplo funciona, muy a pesar de Sartori, como una espl¨¦ndida met¨¢fora del horror de muchos a lo que viene de fuera: el ruido de la mezquita, al cual no es posible sustraerse por su ubicuidad, parece invadirlo todo y romper de este modo la calma de la que gozaba el aut¨®ctono antes de la llegada del invasor disolvedor de sus costumbres.-