Los pasos de Sharon
La pol¨ªtica de Ariel Sharon va cobrando forma. Ante la violenta protesta palestina, el primer ministro del Likud amenaza con reducir a la nada lo hasta ahora conquistado en el doloroso proceso de paz ¨¢rabe-israel¨ª: la existencia misma de alg¨²n grado de autonom¨ªa reconocido a la Autoridad Palestina en el escueto 20% de Cisjordania y Gaza evacuado por el Estado sionista. Es una perversa versi¨®n del paso a paso del secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger en los a?os setenta, pero en sentido diametralmente opuesto: el nuevo Gobierno israel¨ª va escalando hacia el empleo de todos los recursos b¨¦licos frente al enemigo palestino.
El pasado s¨¢bado, la guerrilla libanesa de Hezbol¨¢ -controlada por Damasco- dio muerte a un soldado israel¨ª; el lunes, la aviaci¨®n de Sharon respond¨ªa contundentemente bombardeando las posiciones sirias en el pa¨ªs vecino, y ese mismo d¨ªa, m¨¢s gravemente a¨²n, las fuerzas de tierra tomaban posiciones en la parte aut¨®noma de Gaza, en represalia por el fuego de mortero que hab¨ªan sufrido poblados lim¨ªtrofes israel¨ªes. Esa reocupaci¨®n del territorio no parec¨ªa ser una presi¨®n pasajera, sino que, seg¨²n fuentes militares, pod¨ªa prolongarse todo el tiempo que hiciera falta para asegurarse el cese de los ataques sobre Israel. Pero, en acatamiento de una petici¨®n secamente expresada por Washington, el primer ministro daba ayer la orden de retirada. La incursi¨®n, sin embargo, por breve que haya sido, constituye un nuevo paso de Sharon, que viene a sumarse al progresivo estrangulamiento econ¨®mico que sufre desde hace meses la Autoridad Palestina, donde escasean los v¨ªveres y la ruina es total. Otra vuelta de tuerca, con la pretensi¨®n, probablemente poco realista, de que las v¨ªctimas, amedrentadas, acaben por enfundar su ira.
La acci¨®n militar contra tropas sirias -la primera que se produce de gran envergadura desde la invasi¨®n de L¨ªbano en 1982- y la operaci¨®n en Gaza -donde ya hab¨ªa corredores y puntos estrat¨¦gicos bajo control israel¨ª- han producido la esperada reacci¨®n ¨¢rabe de indignaci¨®n verbal. El presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha dicho virtuosamente que no ten¨ªa intenci¨®n de enviar de nuevo a su embajador en Tel Aviv. Pero ni siquiera tiene probabilidades de llevarse a efecto la petici¨®n de Damasco de que se paralice cualquier contacto de los pa¨ªses ¨¢rabes con Israel. S¨ª es significativa, en cambio, la mencionada reacci¨®n del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, que, en contraste con los h¨¢bitos de la Administraci¨®n del presidente Clinton, calific¨® ayer de 'excesiva y desproporcionada' la operaci¨®n israel¨ª. La diplomacia del presidente Bush trata, aunque con paso vacilante, de evitar el avispero de Oriente Pr¨®ximo, pero, en lugar de tomar cartas en el asunto, pretende hablar fuerte en busca de un efecto moderador.
?Qu¨¦ puede hacer ahora el l¨ªder palestino Yasir Arafat? El Israel que vot¨® a Sharon en febrero pasado parece creer que la fuerza es el mejor remedio contra las Intifadas; as¨ª lo cre¨ªa tambi¨¦n el difunto primer ministro laborista Isaac Rabin, que en 1988, a las pocas semanas de haber estallado la primera revuelta de ese nombre, promet¨ªa 'quebrarle el espinazo', y en 1993 firmaba, sin embargo, con el propio Arafat el acuerdo para una autonom¨ªa palestina, entre otras cosas, para poner fin a la sacudida, que eso es lo que significa literalmente Intifada en ¨¢rabe.
Es extraordinariamente dudoso que el presidente de la Autoridad Palestina pudiera, aunque quisiese, apagar la revuelta; ¨¦sta es no s¨®lo ya perfectamente autopropulsada -con sus ya casi 500 muertos, casi todos ¨¢rabes de Cisjordania y Gaza, desde finales de septiembre pasado-, sino que el Gobierno de Sharon la anima sin tregua con esa guerra de represalias que, pese a todo, encuentra sus l¨ªmites en la falta de enemigo suficiente para demostrar su superioridad de muerte. De igual forma, Siria pondr¨¢ el grito en el cielo, pero se lo pensar¨¢ varias veces y una m¨¢s antes de desencadenar la m¨¢s m¨ªnima operaci¨®n directa contra Israel, que eso s¨ª que dar¨ªa ocasi¨®n al Gobierno de Sharon de librar una de esas guerras que siempre gana. ?Ad¨®nde nos lleva todo ello? A ninguna parte, o, en todo caso, a esperar que un d¨ªa tambi¨¦n se agote Sharon, un gobernante no ya duro, sino todo lo nefasto que puede ser un ex militar de edad avanzada y sin ideas.
Entre las cosas que Israel no ha intentado hasta la fecha para aplacar la c¨®lera palestina est¨¢ la de poner fin a la colonizaci¨®n de Cisjordania mientras se negocia, se mata y se muere, como viene sucediendo desde los a?os setenta, mande quien mande en el pa¨ªs. Pero eso es verdad que tampoco se le ocurri¨® a ning¨²n Gobierno laborista.
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