Lo que oculta Trillo
'El gasto militar mundial es 60 veces mayor del que se necesitar¨ªa para cubrir la atenci¨®n sanitaria y alimenticia de toda la humanidad'.
El ministro de Defensa, Federico Trillo, anunci¨® en la rueda de prensa posterior a un consejo de ministros que se adelanta el fin de la mili obligatoria al 31 de diciembre de este a?o. A pesar de que los objetivos de reclutamiento de soldados profesionales est¨¢n lejos de alcanzarse y el ministro se ha visto obligado a ofrecer a los tres ¨²ltimos reemplazos un mill¨®n de pesetas por tres meses m¨¢s de servicio que le den un respiro para cubrir el tr¨¢nsito a un Ej¨¦rcito profesionalizado. Tal debe ser su apuro que llega incluso a ofrecer esa v¨ªa de integraci¨®n social a los inmigrantes, aunque s¨®lo a los hispanos y cat¨®licos (lo cual tiene que ver con los objetivos militares que el Ej¨¦rcito espa?ol presupone como miembro de la organizaci¨®n en estos momentos m¨¢s peligrosa del planeta, la OTAN: no ser¨ªa conveniente tener soldados de aquellos pa¨ªses que pudieran ser un posible futuro objetivo de sus bombardeos quir¨²rgicos, algunos del Este europeo y del Magreb, por ejemplo). ?Es para trabajos de este tipo para los que se requerir¨¢n inmigrantes en Europa?
De todas formas, tras 231 a?os de historia, el servicio militar obligatorio en Espa?a se acaba mal, con un d¨¦ficit insalvable de 10.000 soldados profesionales, (85.000 se pretend¨ªan en el 2000 y s¨®lo hay en estos momentos 76.469) y con unas perspectivas de permanencia duradera en el Ej¨¦rcito que -a pesar de la precarizaci¨®n del mercado laboral que regulan los compa?eros de gobierno de Trillo- parecen ser escasas.
Ni los 2.500 millones de pesetas que se gastan al a?o en campa?as publicitarias, ni la puesta del coeficiente intelectual a un 20% por debajo de la media para la admisi¨®n, ni los programas semanales en la tele tipo C¨®digo Alfa o apariciones pagadas en radio, ni siquiera las giras de autob¨²s que realizan por los pueblos y playas del pa¨ªs, ni la sistem¨¢tica campa?a de militarizaci¨®n de la ense?anza, consiguen incrementar de momento la motivaci¨®n por la carrera militar, aunque aparezca adornada con alta tecnolog¨ªa y parafernalia aventurero-armament¨ªstica.
La realidad social contradice los proyectos militares de nuestra derecha ultraliberal. Los j¨®venes no quieren ser militares profesionales como antes no quer¨ªan ir a la mili. Ni el dinero, ni la 'aventura y el compa?erismo' de su publicidad, consiguen ocultarles la aut¨¦ntica doctrina militar de obediencia, humillaci¨®n y jerarqu¨ªa. Porque hoy todav¨ªa demasiados j¨®venes conocen al Ej¨¦rcito por dentro, lo han vivido en sus carnes. La conciencia antimilitarista sigue a pesar de todo arraigada en nuestra sociedad, y obligar¨¢ al PP a reducir sus pretensiones de 102.000 soldados profesionales. Pero no desespere, se?or Trillo, en un futuro quiz¨¢ no muy lejano, tal vez ocurra como en Alemania, donde se est¨¢n incorporando a filas los neonazis, o como en USA, donde se sirven de los desarraigados de la sociedad. Es proceder ya viejo el que los m¨¢s ricos recluten a los m¨¢s pobres e indefensos (por sus condiciones de falta de arraigo y de conciencia social) para que defiendan sus privilegios.
El fin de la obligatoriedad del servicio militar no acaba desde luego, con la cr¨ªtica hacia su modelo de Ej¨¦rcito, ni con la disidencia pacifista. Los monstruosos gastos militares seguir¨¢n provocando el rechazo de buena parte de la sociedad, que es consciente de que los Ej¨¦rcitos nunca cumplen misiones humanitarias sino intereses concretos de los Estados y de las corporaciones econ¨®micas m¨¢s poderosas (este falso humanitarismo nos ha costado ya 193.000 millones de pesetas en los Balcanes).
Y, por otra parte, el cuestionamiento del modelo militarista, de la resoluci¨®n de conflictos por la violencia, no va a cesar porque se profesionalice el Ej¨¦rcito, antes al contrario, la mayor posibilidad de las intervenciones de paz fuera de sus fronteras, evidenciar¨¢ m¨¢s a¨²n si cabe, su papel de defensor a muerte del orden capitalista salvaje. Sus costes, adem¨¢s, se muestran a la luz cada vez m¨¢s como no s¨®lo econ¨®micos: que se lo digan a los afectados por el uranio empobrecido en las propias filas de los pacificadores (?qu¨¦ ser¨¢ de los pueblos que reciben las bombas?).
Pero podemos hablar tambi¨¦n de algunos aspectos econ¨®micos, a ustedes que tanto les preocupa controlar el salario de la poblaci¨®n trabajadora y recortar los gastos sociales del Estado. Seg¨²n un estudio de la c¨¢tedra Unesco sobre Pau i Drets Humans de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona, se estima en un 43% la ocultaci¨®n presupuestaria del Ej¨¦rcito en otros cap¨ªtulos. Presupuestos como los de Investigaci¨®n y Desarrollo (I+D), de los cuales el 42% se adjudican a proyectos militares, mientras la investigaci¨®n universitaria se ve crecientemente sujeta a toda clase de recortes presupuestarios. La investigaci¨®n adem¨¢s alerta de que el I+D militar es superior al presupuesto anual de la ONU, 12 veces superior a la cuant¨ªa de investigaci¨®n sanitaria y 8 veces mayor que las contribuciones de Espa?a a todos los organismos internacionales. Es 100 veces m¨¢s grande que los recursos de la Unesco para sus programas de cultura de paz en todo el mundo. ?Qu¨¦ gran iron¨ªa, verdad?
Sobre todo cuando se sabe que Espa?a es el quinto mayor exportador de armas del mundo. A gobiernos de todo tipo. Parece ser que la profesionalizaci¨®n del Ej¨¦rcito espa?ol exige en lo inmediato el 43% en inversiones para nuevo armamento: la construcci¨®n de 4 fragatas F-100 (280.000 millones), la compra de 20 helic¨®pteros de ataque (150.000 millones), 235 carros de combate (317.000 millones), y un bill¨®n m¨¢s para el avi¨®n de combate europeo (Eurofighter-2000). A a?adir a los 6.300 millones de pesetas diarios actuales, que ya se sustentan en el recorte de inversiones socialmente ¨²tiles como la educaci¨®n, la sanidad, la vivienda y el medio ambiente. Tomar una posici¨®n de compromiso ante esta situaci¨®n, que considera insoportablemente injusta, es lo que ha llevado al insumiso ?scar Cervera, a estar ahora en Alcala-Meco con una condena a dos a?os y cuatro meses por deserci¨®n. Un preso de conciencia que, como otros diez insumisos (tambi¨¦n en Alcala-Meco), opt¨® por decir no a un militarismo que le repugna ejerciendo pac¨ªficamente la desobediencia civil. Antimilitaristas que ahora adem¨¢s tienen que o¨ªr a Trillo decir que 'no quedan insumisos en prisi¨®n' (14 de marzo en la radio), o escuchar at¨®nitos la inigualable desfachatez del ex secretario general de la OTAN Javier Solana al proclamar, despu¨¦s de ordenar qui¨¦n sabe cu¨¢ntos bombardeos, que 'hay que decir bien alto que la violencia no podr¨¢ resolver ning¨²n conflicto en el siglo XXI'.
Despu¨¦s de todo esto, se?or Trillo, tambi¨¦n nosotros esper¨¢bamos poder decir -como usted pero sin faltar a la verdad- que no quedan insumisos en prisi¨®n. A usted le faltan 10.000 soldados y le sobran presos de conciencia. A nosotros nos faltan los insumisos y nos sobra su Ej¨¦rcito.
Andr¨¦s Piqueras es miembro de Sodepau y Ram¨®n Cardona es diputado auton¨®mico de Esquerra Unida.
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