Saludable decisi¨®n para los mercados
Desde que se empezaron a poner de manifiesto los primeros s¨ªntomas de desaceleraci¨®n de la econom¨ªa estadounidense, en esa malsana compa?¨ªa de la continua purga de los mercados de acciones, los m¨¢s pesimistas echaron mano de los denominadores comunes con el correspondiente pinchazo de la burbuja japonesa, pre¨¢mbulo de ese estancamiento en el que ha estado sumida la segunda econom¨ªa m¨¢s importante del mundo durante los ¨²ltimos diez a?os.
Todav¨ªa hoy es una referencia que se exhibe de vez en cuando para ilustrar las consecuencias de un prologado divorcio entre las cotizaciones de activos (financieros e inmobiliarios) y los fundamentos econ¨®micos.
Un paralelismo tal adolece de solidez argumental en varios puntos, pero desde luego en uno b¨¢sico: la reacci¨®n terap¨¦utica de las autoridades econ¨®micas y monetarias ante la emergencia de las primeras se?ales de desaceleraci¨®n y de contaminaci¨®n a la misma del desplome de las cotizaciones de los mercados de acciones.
Cuando el 3 de enero de este a?o, sin que formalmente mediara reuni¨®n alguna del ¨®rgano ejecutivo del banco central estadounidense, el Federal Open Market Committee (FOMC), su presidente decidi¨® reducir los tipos de inter¨¦s en medio punto porcentual, se puso de manifiesto el principal elemento de contraste: la disposici¨®n a no titubear en exceso para adoptar las decisiones de est¨ªmulo monetario con el fin de evitar males peores.
Ayer volvi¨® a hacerlo, sin esperar al pr¨®ximo d¨ªa 15 de mayo y dejando la sensaci¨®n de que entonces puede repetir el est¨ªmulo si los datos lo aconsejan. No faltar¨¢n, dentro o fuera de ese mismo grupo de esc¨¦pticos, quienes se pregunten sobre la eficacia, o incluso la suficiencia, de un movimiento tal para evitar lo que podr¨ªa ser (nadie lo sabe, pero yo no lo creo) una recesi¨®n en ciernes, pero pocos podr¨¢n cuestionar que la pasividad hubiera sido la peor de las alternativas.
Al reaccionar como la ha hecho (como lo viene haciendo desde el 3 de enero) la Reserva Federal de Estados Unidos ha legitimado su existencia, que no es otra que la de procurar satisfacer conjuntamente, como reza su comunicado, 'la estabilidad de precios a largo plazo y un crecimiento econ¨®mico sostenible', sin sacrificar una cosa a la otra.
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