Pobres sin patentes
Por una vez, un pa¨ªs de la periferia ha ganado una partida a una poderosa industria. El acuerdo del Gobierno de Sur¨¢frica con 39 empresas farmace¨²ticas y la patronal local del sector para que se pueda aplicar la ley de 1997 que permite importar y fabricar copias o gen¨¦ricos baratos en la lucha contra el sida y contra otras enfermedades, es una gran victoria. Sur¨¢frica es el pa¨ªs con m¨¢s seropositivos reconocidos del mundo (4,7 millones) en el continente que tiene mayor n¨²mero de afectados (25 millones) por el sida, una pandemia que lleva a que uno de cada diez ni?os africanos sea hu¨¦rfano.
La presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica internacional y la mediaci¨®n del secretario general de la ONU, Kofi Annan, entre Pretoria y el sector farmace¨²tico que hab¨ªa llevado al Gobierno ante los tribunales para evitar la entrada en vigor de la ley de 1997, han resultado decisivas. Pero se han perdido tres a?os y muchas vidas con este retraso. El acuerdo no es perfecto ni di¨¢fano. Las farmace¨²ticas retiran su demanda, pero negociar¨¢n con los ciudadanos y el Gobierno las modalidades de unas medidas que s¨®lo se aplicar¨¢n en 'circunstancias extremas' (que, evidentemente, ya se dan). Ahora el reto para el Gobierno surafricano no es s¨®lo comprar o fabricar estas medicinas m¨¢s baratas, sino aplicar los tratamientos, para lo que es tambi¨¦n necesario un sistema de sanidad p¨²blica que funcione, que no es el caso ni en Sur¨¢frica ni, mucho menos, en el conjunto del ?frica subsahariana.
Lo que temen las grandes empresas farmac¨¦uticas no es tanto que los pa¨ªses pobres copien sus medicamentos haciendo caso omiso de las patentes, sino que estas copias acaben desviadas hacia los pa¨ªses del Norte, de donde las empresas sacan los mayores beneficios de sus ventas. El Gobierno surafricano se ha comprometido a evitarlo, al aceptar las reglas al respecto de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Todo el asunto ha venido a recordar que lo que m¨¢s se investiga en los laboratorios son remedios contra enfermedades que afectan al Norte, aunque tambi¨¦n tengan efectos devastadores en el Sur. De ah¨ª la verg¨¹enza de que, seg¨²n la OMS, s¨®lo el 0,1% de los fondos de investigaci¨®n en el mundo se hayan dedicado a la lucha contra la malaria, desconocida en los pa¨ªses ricos, pero que causa el 3% de las muertes en el mundo.
El acuerdo alcanzado constituye un importante precedente, pues Brasil y la India est¨¢n en situaciones similares. La cuesti¨®n es si cada caso se va a abordar por separado o, como ser¨ªa m¨¢s razonable, si se negociar¨¢ un cambio en las normas internacionales imperantes, dictadas por las empresas de los pa¨ªses ricos. En todo caso, la lucha por la prioridad de las vidas sobre las patentes no la puede llevar un s¨®lo pa¨ªs, sino que reclama el apoyo de las instituciones internacionales, desde la ONU al Banco Mundial, con sus correspondientes instrumentos financieros. La quiebra global de la salud requiere acciones globales.
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