Pobre Bar?a
A un f¨²tbol muy cambiante, que demanda soluciones m¨¢s empresariales que sentimentales, el Bar?a responde con una par¨¢lisis sorprendente, empe?ado en convencerse de que su fuerza social le permitir¨¢ hallar el punto de inflexi¨®n en cualquier campo. Frente al buen momento general de los equipos espa?oles, la instituci¨®n azulgrana presenta uno de los ejercicios m¨¢s pobres de los ¨²ltimos a?os, lo que aumenta el desasosiego de una hinchada que, despu¨¦s de aborrecer al equipo, va camino de perder el orgullo de pertenecer a un club de gran solera.
El Barcelona envejece de forma alarmante respecto al Madrid y pierde el paso ante equipos hist¨®ricamente menores, que se han profesionalizado procurando no perder su identidad. El club azulgrana es a¨²n esclavo de un presidencialismo mal entendido y que contrasta con el listado de directivos, pr¨®ximo al centenar, producto de pactos electorales en que m¨¢s que ideolog¨ªa se discut¨ªa sobre el puesto a ocupar en la junta y en el palco.
Gaspart se encontr¨® con el cargo que so?¨® sin necesidad de hacer campa?a, pues se la hizo N¨²?ez, ni de financiarla, ya que se la pagaron entre cuantos no quer¨ªan irse y quienes pretend¨ªan entrar. No es extra?o que no ejerza, sino que se exhiba. En vez de estar en la cabecera, aparece al pie de la cama del enfermo, rodeado de parientes, incapaz de poner remedio, m¨¢s afligido que ninguno, como corresponde al cabeza de familia. Gaspart no hace ni deja hacer, sino que aspira a ser considerado m¨¢s una buena persona que un buen presidente, incapaz de delegar ni de compartir las noticias con su junta.
La directiva ha regalado un a?o que no le pertenec¨ªa, puesto que presumi¨® de su experiencia para ser elegida y dilapidar¨¢ una fortuna por lo que ya se gast¨® (14.000 millones) y lo que tiene que sacar del banco. Por desgobierno, mediocridad y negligencia, la lista de abandonos y descontentos aumenta a diario, de manera que los que no est¨¢n o han anunciado que se ir¨¢n comienzan a ser m¨¢s importantes que los que siguen, terreno que facilita la fractura social y la conspiraci¨®n.
El proceder de la directiva ha afectado al entrenador y a la plantilla. A Serra Ferrer, porque le han hecho sentirse importante y ahora est¨¢ solo y se sabe utilizado, sometido al pr¨®ximo resultado. Y al equipo, que se ha quedado clavado y rendido porque le han espantado con lo que ha visto. As¨ª que nadie se extra?e si Kluivert se va y Rivaldo es vendido. Nadie como Guardiola expresa el proceso de relativizaci¨®n que vive el Bar?a.
El anunciado adi¨®s del capit¨¢n y la eliminaci¨®n europea son motivos suficientes para reorganizar el club, mejorar la plantilla, redefinir el estilo de juego y combatir la depresi¨®n social sin aguardar a la pr¨®xima derrota. De lo contrario, la sospecha respecto a la junta puede aumentar tanto que podr¨¢ pensarse que lo ¨²nico que pretende es empeorar al m¨¢ximo el presente ejercicio para as¨ª hacer mejor el pr¨®ximo. Pobre Bar?a.
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