'Zeleste fue un local totalmente interclasista'
Pregunta. Empec¨¦ esta serie de conversaciones con Oriol Reg¨¤s, el pap¨¢ de Bocaccio, y la acabo contigo, el creador de Zeleste. No s¨¦ si quiere decir algo...
Respuesta. Nunca fui un cliente asiduo de Bocaccio. Es m¨¢s, creo que s¨®lo lo visit¨¦ en un par de ocasiones, para las presentaciones de un disco de Maria del Mar Bonet y uno de Smash... No era mi tipo de local. Enti¨¦ndeme, no es que les tuviera man¨ªa a los de la gauche divine ni nada parecido. Simplemente, no era un sitio en el que me encontrara c¨®modo.
P. O sea que te inventaste Zeleste para crear tu propio espacio.
R. Yo quer¨ªa un tipo de local que por aquel entonces, a principios de los setenta, no exist¨ªa en Barcelona. Un sitio como el Marquee, de Londres, por ejemplo. A finales de los sesenta fui a Londres varias veces, cuando Londres era algo, y vi en directo a Cream, la banda de Eric Clapton, por ponerte un ejemplo... Entonces se me ocurri¨® que estar¨ªa muy bien que en mi ciudad hubiera un sitio en el que uno pudiera estar a un metro de los m¨²sicos. Creo que ¨¦sa fue una de las mejores bazas de Zeleste.
P. En esa ¨¦poca no ten¨ªas nada que ver con la far¨¢ndula, ?no?
R. Nada en absoluto. Soy ingeniero y entonces trabajaba como consultor en el Colegio de Arquitectos... Es curioso, pero ahora, 30 a?os despu¨¦s, he vuelto a mis or¨ªgenes: trabajo como consultor en una empresa holandesa...
P. Y te faltan tres a?os para jubilarte.
R. No pienso hacerlo, a no ser que el Alzheimer se cebe especialmente en m¨ª. Me gusta mi trabajo, aunque sea muy cartesiano. Y me gustaba hace 30 a?os, pero ten¨ªa ganas de algo m¨¢s. Por eso puse en marcha con mi amigo Pepe Aponte el proyecto Zeleste. Parec¨ªa algo muy l¨®gico en aquellos tiempos. O nos lo parec¨ªa en las concurridas reuniones que se montaban en casa de Pepe o en la m¨ªa. No es que vivi¨¦ramos en comunas, pero hab¨ªa mucho movimiento de gente y mucha actividad nocturna. Aunque yo ya no era un cr¨ªo. Yo era de los mayores. Lo cierto es que soy de esa gente que llega tarde a todo: tuve a mi primera hija a los 50 a?os.
P. Nunca me pareci¨® que compartieras el gusto de la ¨¦poca por el alcohol, las drogas y los excesos.
R. No va mucho con mi car¨¢cter, supongo. Adem¨¢s durante bastante tiempo compatibilic¨¦ Zeleste con mi trabajo de ingeniero. Y si la pillas de noche, al d¨ªa siguiente est¨¢s hecho polvo y, mientras tanto, puede haber alg¨²n espabilado del local que te time. Lo que, por cierto, acab¨® pasando con un elemento del viejo Zeleste, alguien del que nunca habr¨ªa sospechado.
P. Los camareros mandaban mucho.
R. S¨®lo hubo una oveja negra, que conste. Y algunos peque?os hurtos. Mi colecci¨®n de discos de vinilo, por ejemplo, desapareci¨® entera: piezas compradas en Londres, con todo el cari?o, que no he vuelto a ver m¨¢s.
P. El p¨²blico siempre fue muy variopinto.
R. Yo creo que, en ese sentido, Zeleste fue un local absolutamente interclasista. Hab¨ªa artistas, m¨²sicos, escritores, periodistas, profesionales liberales... Y alg¨²n que otro quinqui, claro. Pero no era un sitio para gente de una determinada clase social.
P. Siempre encontr¨¦ el local m¨¢s divertido que la m¨²sica que sonaba en ¨¦l. La m¨²sica zelestial parec¨ªa a veces estar dirigida a profesionales del ramo.
R. Supongo que est¨¢bamos muy influidos por eso que entonces se llamaba m¨²sica progresiva. Se miraba hacia el jazz, o hacia los ritmos latinos, mientras se contemplaba con cierta prevenci¨®n el rock and roll. Vagamente, se tuvo la idea de construir una m¨²sica que definiera a la Catalu?a de la ¨¦poca. Y eso no era f¨¢cil, pues este pa¨ªs no tiene un ritmo propio al que uno se pueda agarrar, como s¨ª tienen los andaluces. ?De cu¨¢ndo datan las sardanas m¨¢s antiguas? ?Unos 150 a?os, quiz¨¢?
P. Cuando os lanzasteis a editar discos, empezasteis con Sisa.
R. Un tipo formidable. Como Pau Riba. Son dos personajes fundamentales de la m¨²sica de aqu¨ª. Como Gato P¨¦rez. Gato intent¨® buscar ese sonido propio del lugar. Y lo ¨²nico que encontr¨® fue la rumba de los gitanos de Gracia, g¨¦nero al que le dio la vuelta y al que regal¨® unas letras buen¨ªsimas.
P. Nunca he acabado de entender por qu¨¦ cerraste el Zeleste de la calle de la Plateria y abriste el de Poblenou. ?Qui¨¦n te enga?¨®?
R. No me enga?¨® nadie. Simplemente, para la m¨²sica que se estaba haciendo entonces, un local de 300 personas se hab¨ªa quedado peque?o. La idea era abrir el Zeleste de Poblenou para conciertos de aforo medio y conservar el de Plateria para cosas m¨¢s de c¨¢mara: cantautores, conciertos de jazz... Pero hubo que venderlo porque necesit¨¢bamos dinero para mantener el nuevo Zeleste.
P. Del que te acabaron apartando.
R. Preferir¨ªa no hablar de la gente que se hizo cargo del local durante ocho a?os y que luego, cuando volv¨ª a ponerme al frente del club, me ech¨® encima sus deudas.
P. Los pol¨ªticos sosten¨ªan que si te echaban una mano a ti, se la ten¨ªan que echar a todo el mundo.
R. No hubo voluntad de salvar Zeleste. Lo que yo necesitaba era una miseria comparado con la pasta que han costado el Liceo y el Lliure, que, si no me equivoco, tambi¨¦n debe de haber salido del bolsillo del contribuyente.
P. Si sigues trabajando es porque no te hiciste millonario con Zeleste, ?no?
R. Nunca saqu¨¦ un duro. Pero estuvo muy bien y consegu¨ª crear ese local con el que hab¨ªa so?ado en mis visitas a Londres. Zeleste fue muy importante en la escena musical catalana, que hasta entonces consist¨ªa en cantautores que iban por los pueblos con una guitarra, un micro y una silla. Montamos una escuela de m¨²sicos que estuvo muy bien. Dimos a conocer en toda Espa?a lo que hac¨ªamos aqu¨ª...
P. El primer Zeleste forma parte de la biograf¨ªa de mucha gente de esta ciudad.
R. A veces me cruzo con alguien que me dice: 'La de pasta que me dej¨¦ en tu local'. Pero te lo dicen sonriendo, se?al de que no les import¨® pagar las copas y de que durante cierto tiempo lo pasaron muy bien en Zeleste.
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