El dividendo de Greenspan
'El desaf¨ªo al que se enfrentaban era c¨®mo intentar caminar por un tronco que flota en un r¨ªo. Uno nota un desequilibrio y trata de corregirlo movi¨¦ndose un poco, y en el proceso se puede perder algo m¨¢s el equilibrio, pero si se recupera, se acaba en una posici¨®n m¨¢s estable que antes. Si no se recupera se cae uno al r¨ªo'. Estas palabras, que reflejan la filosof¨ªa con la que trabaja Alan Greenspan, est¨¢n incluidas en la biograf¨ªa de su mismo nombre, escrita por Bob Woodward y que acaba de ser publicada en Espa?a (Greenspan. Editorial Pen¨ªnsula).
La oportunidad de la aparici¨®n de este libro es concluyente: la pasada semana, Greenspan volvi¨® a bajar los tipos de inter¨¦s en EE UU (medio punto, hasta el 4,5%), la cuarta vez que lo hace en lo que va de a?o, con el objeto de reactivar la econom¨ªa norteamericana, a la vista 'del continuado debilitamiento de las inversiones'. El an¨¢lisis que hicieron los mercados de la medida es muy expresivo: euforia en el primer momento, y a continuaci¨®n, cautela, dado que una rebaja del precio del dinero ayuda, pero no obliga a la mejora de las expectativas empresariales. En la biograf¨ªa de Woodward se cuenta la opini¨®n que el presidente de la Reserva Federal (Fed) tiene sobre las bolsas, constituidas en factor aut¨®nomo de crecimiento debido al efecto riqueza y a la cantidad de familias norteamericanas que tienen en ellas sus ahorros y el fruto de su endeudamiento. En la primera reuni¨®n de la Fed, presidida por Greenspan en 1987, nada m¨¢s ser nombrado, dijo ¨¦ste: 'Hemos perdido toda la ma?ana y nadie ha mencionado la Bolsa, cosa que me parece muy interesante en s¨ª misma', y remacha el periodista de The Washington Post: 'La observaci¨®n de Greenspan era extraordinariamente comedida. Lo que quer¨ªa decir en realidad era: por el amor de Dios, hay otros factores aparte de las fuerzas cl¨¢sicas que mueven la econom¨ªa. Hay otras muchas otras cosas, aparte del consumo o del gasto gubernamental, los inventarios de negocios y los beneficios, los tipos de inter¨¦s, el crecimiento econ¨®mico nacional, los ahorros, las tasas de desempleo y la inflaci¨®n. Existe otro mundo ah¨ª fuera, un mundo que incluye el mercado burs¨¢til...'.
En el libro se cuentan las extraordinarias presiones que Jim Baker y Ronald Reagan hicieron sobre su antecesor en el cargo, Paul Volcker, para que la pol¨ªtica de la Fed fuese una pata m¨¢s de la pol¨ªtica econ¨®mica de los republicanos y bajase los tipos de inter¨¦s (que llegaron a estar en un 19%, con el objeto de enfriar la econom¨ªa y reducir la inflaci¨®n. Lo logr¨®, pero provoc¨® una recesi¨®n). Cuando Volcker perdi¨® la confianza en esa pareja decidi¨® no seguir al frente de la Fed (despu¨¦s de algunos amagos de dimisi¨®n anteriores); entonces, Jim Baker coment¨® a un amigo: 'Hemos acabado con ese hijo de puta'. A la vuelta del tiempo se demostrar¨ªa que Greenspan no ha sido la marioneta que hubieran querido algunos pol¨ªticos de la Casa Blanca. Hasta tal punto, que a la hora de hacer un balance de la prosperidad americana durante los mandatos de los cuatro ¨²ltimos presidentes (Reagan, Bush, Clinton y Bush hijo), Woodward propone que se hable de 'era Greenspan' por haberse convertido en un personaje insustituible para los presidentes norteamericanos.
La historia de la Fed bajo Greenspan es un buen motivo para la reflexi¨®n en el Banco Central Europeo (BCE). Su presidente, el holand¨¦s Wim Duisenberg, reivindica su autonom¨ªa para no bajar los tipos en esta coyuntura, frente a las presiones pol¨ªticas, sobre todo de Alemania y Francia. Pero ah¨ª no deber¨ªa quedar la analog¨ªa: tambi¨¦n ha de observar la flexibilidad de que ha hecho gala la Reserva Federal (que podr¨ªa volver a bajar el precio del dinero en su reuni¨®n del 15 de mayo) al observar que el principal problema hoy no es la inflaci¨®n, sino la recesi¨®n.
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