Lucy R. Lippard defiende que el humor 'es el arma de los oprimidos'
La historiadora cree que con Bush se vuelve a una 'etapa negra'
Lucy R. Lippard se interes¨® por el estudio del arte social en los a?os sesenta, cuando este tipo de expresi¨®n pl¨¢stica ni de lejos se hallaba en el punto de mira de marchantes y coleccionistas. Esta elecci¨®n iba pareja a su condici¨®n pol¨ªtica de persona de izquierdas y de militante feminista. Cl¨¢sicas ya son obras suyas como Mixed blessing: new art in a multicultural America u obras m¨¢s recientes, como On the beaten track: tourism, art and place.
Horas antes de su conferencia, Lippard dejaba clara su opini¨®n sobre la fuerza de cambio que puede tener el arte. 'El arte por s¨ª solo no tiene ning¨²n tipo de impacto social. Es su contextualizaci¨®n lo que le da fuerza'. En el caso de Robert Colescott, Ida Applebroog, George Longfish, Martin Wong y Arnaldo Roche-Rabell, artistas que participaban en El humor y la rabia, la veterana 'analista cultural', que as¨ª es como ella misma se define, opina: 'No son activistas pol¨ªticos, sino que a trav¨¦s de su propia experiencia visualizan aspectos que se producen en su pa¨ªs'. Entre estos artistas se encuentran autores de raza negra, nativos americanos, latinos, de origen oriental y jud¨ªo. Lippard considera que la acentuaci¨®n del sentido del humor se debe a que 'el humor es el arma de los oprimidos'.
Raza y feminismo
A prop¨®sito de las artistas negras que aparecieron en el panorama art¨ªstico de los a?os ochenta y noventa, Lippard reflexion¨® sobre el doble compromiso que representa ser mujer y pertenecer a una minor¨ªa ¨¦tnica. Lippard explic¨® que, en la mayor¨ªa de ocasiones en las que ha sido testigo del conflicto de ambas condiciones, 'siempre ha prevalecido la lucha racial por encima de la feminista'.
A prop¨®sito de una pregunta que se le plante¨® al final de la conferencia, Lippard desgran¨® los diversos intentos de conseguir un circuito de distribuci¨®n alternativo en el mundo del arte. 'En estos momentos, las galer¨ªas y los museos son los ¨²nicos sistemas de distribuci¨®n del arte'. La conferenciante explic¨® los distintos m¨¦todos con los que se intent¨® dar una respuesta diferente a la comercializaci¨®n del arte. 'En los sesenta hubo el intento de que los artistas dejaran a sus galeristas y, con el ahorro del margen del marchante, apoyar al arte. Pero al final nadie quer¨ªa entregar su porcentaje. En los ochenta, el movimiento feminista cre¨® galer¨ªas dedicadas a mujeres. Durante un tiempo funcion¨®, y a finales de los setenta, principios de los ochenta, el arte se instal¨® en las paredes y muros, aunque finalmente esta creaci¨®n tambi¨¦n acab¨® en los museos'.
Aunque no cree que el arte sufra ciclos regulares, s¨ª que constat¨® que a principios de los ochenta volvi¨® a coger protagonismo, como en los a?os sesenta, un arte comprometido socialmente, debido a que Reagan accedi¨® al poder. 'Pero, de hecho, nunca hab¨ªan dejado de existir artistas que se expresaran en t¨¦rminos de denuncia, aunque no se les hacia caso, porque no interesaban'. Con relaci¨®n a su pa¨ªs piensa que con Bush se vuelve a vivir una etapa negra. 'Es mucha la gente pobre que hay en Estados Unidos, y cada vez habr¨¢ m¨¢s'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.