Burgos retorna a la derecha
El PP est¨¢ a punto de recuperar uno de sus bastiones, tras una breve etapa de alcalde socialista
'En Burgos gobernaba la derecha desde los tiempos del Cid', ironiza el alcalde socialista, ?ngel Olivares, ex director general de la Polic¨ªa. Si las previsiones se cumplen, la derecha, representada ahora por el PP, volver¨¢ pronto al poder gracias a una moci¨®n de censura. Con ella acabar¨¢ una breve experiencia de gobierno de izquierda ensayada por tres partidos muy diferentes -PSOE, IU y Tierra Comunera- que se pusieron de acuerdo de forma acelerada para interrumpir la tradicional hegemon¨ªa del PP en esa ciudad castellana de casi 180.000 habitantes.
La historia pol¨ªtica reciente de Burgos es un rosario de crisis y esc¨¢ndalos. El m¨¢s sonado acab¨® en 1992 con la inhabilitaci¨®n del veterano alcalde de la ciudad, Jos¨¦ Mar¨ªa Pe?a, que gobernaba desde 1979. Se le llam¨® el caso de la construcci¨®n y llev¨® al poderoso empresario Miguel M¨¦ndez Pozo a la c¨¢rcel y produjo un gran revuelo en la vida pol¨ªtica de la ciudad.
A pesar de la crisis, el PP conquist¨® de nuevo la alcald¨ªa en 1995. Pero la gesti¨®n de Valent¨ªn Ni?o, considerada desastrosa incluso desde el PP, llev¨® a este partido a perder votos de forma espectacular en 1999. Aunque se mantuvo como primer partido, baj¨® de 16 a 10 concejales, algo que en la noche electoral todos consideraron en el PP como una cat¨¢strofe.
'Pagamos los platos rotos de los que vinieron antes que nosotros', explica ?ngel Ariznavarreta, cabeza de lista del PP en 1999 y pr¨®ximo alcalde de la ciudad si triunfa la moci¨®n de censura. El candidato popular resalta que su equipo es el primero, desde 1979, formado ¨ªntegramente por 'gente del partido', lejos de 'experimentos' con personas como Pe?a, que milit¨® en otras formaciones e incluso cre¨® un partido propio. Ariznavarreta quiere adem¨¢s desvincularse de la imagen tradicional de la derecha: 'Hace mucho tiempo que Bugos dej¨® de ser tierra de curas y militares'.
Esa debilidad electoral de los populares fue aprovechada por las tres formaciones de izquierdas para formar un gobierno municipal. El pacto, seg¨²n el an¨¢lisis de Luis Marcos, secretario general de Tierra Comunera, que es quien lo ha roto, se hizo 'demasiado deprisa, sin compromisos claros'. Y las din¨¢micas internas de enfrentamiento de este grupo con el alcalde han hecho el resto. Marcos reconoce que el suyo es un partido reciente que no tiene la experiencia necesaria para aguantar esas 'presiones' y situaciones de crisis que conlleva un acuerdo entre partidos tan distintos.
Pero tal vez la clave de la crisis permanente la ofrece en parte el alcalde y, sobre todo, el pol¨¦mico periodista ?lvaro Baeza, eje fundamental, con sus dos concejales, de la posible moci¨®n de censura. El Partido Popular, dice Baeza y asume el alcalde, ha desarrollado una estrategia inteligente: como cualquier Ayuntamiento, Burgos depende para todos los proyectos importantes del apoyo del Gobierno auton¨®mico y Ejecutivo central, los dos en manos del Partido Popular. 'Y le han ahogado econ¨®micamente'. As¨ª, con proyectos que van quedando aparcados se alimentan las crisis internas. El m¨¢s importante de ellos, o al menos el que m¨¢s cita el alcalde, es el del Museo de la Evoluci¨®n Humana. Tendr¨ªa un coste de unos 10.000 millones de pesetas, est¨¢ muy avanzado pero el Partido Popular no acaba de darle el empuj¨®n final. Se trata de aprovechar el gran hallazgo de Atapuerca para crear un museo que explique todo lo que se conoce sobre la evoluci¨®n humana.
Los populares no reconocen esta estrategia de acoso y derribo pero s¨ª proclaman que la ¨²nica manera de garantizar que los proyectos previstos para Burgos se lleven adelante es que triunfe la mocion de censura y que ellos, que tienen l¨ªnea directa con quien toma las decisiones presupuestarias, asuman el poder y la alcald¨ªa.
Esta estrategia por s¨ª sola, admiten todos, no bastar¨ªa para derribar un gobierno municipal, ya que hay en Espa?a otros gobiernos municipales que no est¨¢n desestabilizados, pero sirve para acrecentar la tensiones en una coalici¨®n de la que forma parte un partido, Tierra Comunera, poco habituado a las fricciones y problemas usuales cuando se comparte el poder. Los representantes de Tierra Comunera dicen que se han sentido ninguneados.
Burgos afronta de nuevo un periodo de inestabilidad pol¨ªtica. Y ve repitirse algunos de los problemas que complicaron la vida en su d¨ªa al Partido Popular, porque otra vez una fuerza minoritaria y localista condiciona de forma decisiva las responsabilidades de gobierno de fuerzas con mucha mayor implantaci¨®n territorial.
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