El miedo clausura la casa del pueblo
El Partido Socialista de Euskadi cierra su sede de Renter¨ªa tras 23 ataques de los simpatizantes de ETA
Los socialistas han tenido que bajar la persiana de una de sus casas del pueblo m¨¢s emblem¨¢ticas en la resistencia al acoso violento. El bar abierto al p¨²blico que coexist¨ªa en Renter¨ªa (municipio guipuzcoano de 40.000 habitantes gobernado por el socialista Miguel Buen Lacambra) con la sede de la agrupaci¨®n local del PSE-EE cerr¨® hace unas semanas. 23 ataques violentos de los simpatizantes de ETA y el consiguiente descenso de clientela tienen la culpa de que la persona que la regentaba, una mujer que en el ¨²ltimo asalto fue rociada con gasolina por los atacantes, haya tirado la toalla.
Otros establecimientos de localidades especialmente castigadas por la brutalidad filoterrorista, fundamentalmente en Guip¨²zcoa, atraviesan dificultades similares; ello incluye las de orden econ¨®mico, claramente motivadas por el temor de los clientes a marcarse dej¨¢ndose ver por all¨ª, o las derivadas de mantener abierto al p¨²blico un negocio semibunkerizado por las medidas de seguridad. El baj¨®n experimentado en las cajas registradoras de los locales dar¨¢ un problema a?adido al PSE-EE: tendr¨¢ que asumir los gastos de mantenimiento que hasta ahora corr¨ªan por cuenta de quienes gestionan esos establecimientos abiertos al p¨²blico.
El secretario de Organizaci¨®n de los socialistas guipuzcoanos, Miguel ?ngel Morales, se niega, sin embargo, a admitir que esa situaci¨®n, que ¨¦l reduce a unas cuantas localidades del cintur¨®n de San Sebasti¨¢n -'en el resto de los sitios siguen funcionando como siempre', asegura-, vaya a conducir al PSE-EE a clausurar unas sedes sociales, que son mucho m¨¢s que las oficinas del partido y suponen un elemento de conexi¨®n abierto a la sociedad y fundamental en la presencia hist¨®rica del socialismo en el Pa¨ªs Vasco, una de sus cunas.
Otros dos establecimientos cerrados recientemente, en el barrio de Intxaurrondo de San Sebasti¨¢n y en Beasain, reabrir¨¢n sus puertas una vez solucionen los 'problemas de ruidos' denunciados por el vecindario, asegura el dirigente socialista.
Lo mismo que har¨¢ la de Renter¨ªa, en cuanto la agrupaci¨®n encuentre a alguien interesado en gestionarla, seg¨²n la diputada Gemma Zabaleta. A rengl¨®n seguido reconoce que las condiciones no son ahora las ¨®ptimas para ofrecer el lugar, no ya como negocio, sino ni siquiera como modesto medio de ganarse la vida.
Es ella misma quien cifra en 23 los ataques sufridos y quien se lamenta del cierre de un local, 'precioso, en perfectas condiciones tras su ¨²ltima remodelaci¨®n', precisamente requerida por la ¨²ltima salvajada de los proetarras. Zabaleta evoca tambi¨¦n a las personas que atend¨ªan el lugar, 'de baja laboral desde aquel ataque, en el que la encargada sufri¨® quemaduras y qued¨® adem¨¢s a expensas de recibir tratamiento psicol¨®gico'. 'La situaci¨®n no es f¨¢cil, sino todo lo contrario, pero hay que infundir fuerza y confianza en que van a cambiar las cosas', dice.
'Ni para la luz'
Resignado al cierre del local de Renter¨ªa -'la mujer que la regentaba no sacaba ni para pagar la luz, porque no entraba nadie', reconoce-, Miguel ?ngel Morales resalta que el lugar se manten¨ªa en los ¨²ltimos tiempos con una patrulla de la Ertzaintza permanentemente apostada a su puerta, durante las 12 o 14 horas de apertura al p¨²blico.
Los socialistas no saben si es peor el remedio o la enfermedad, es decir, si a la clientela le espanta m¨¢s el riesgo de un ataque mientras se encuentra en el local o la incomodidad de pasar una y otra vez ante los polic¨ªas que lo protegen. 'No podemos tener dos ertzainas en cada casa del pueblo', razona Morales.
La de Renter¨ªa era la ¨²nica sede con medidas de seguridad tan estrictas y permanentes, pero por otras muchas de ellas patrulla la polic¨ªa vasca con regularidad, dice Morales. Y otras se han bunkerizado, como la de Hernani, dotada de una doble puerta que s¨®lo se abre a quien se conoce, previo paso por un recibidor estanco. Dif¨ªcil ampliar la clientela.
O la de Andoain, 'que funcionaba muy bien hasta hace un a?o, pero ahora ha empezado a ir mal'. La culpa en este caso la tienen continuas amenazas de bomba, por ahora siempre falsas. 'All¨ª iba mucha gente a jugar la partida todas las tardes, pero desde hace meses se repiten los avisos, tiene que ir la Ertzaintza, meter los perros, sacar a la gente... Es decir, lo ¨²ltimo que quiere quien busca tranquilidad para jugar a las cartas'. 'Siempre han sido falsas las llamadas, pero cabe temer que alguna pueda no serlo', dice Morales, se?alando uno de los motivos por los que la clientela abandona, unido al fastidio de que a uno le interrumpan o le rompan la partida cada dos por tres. El responsable de organizaci¨®n cita los puntos negros y desgrana, sin sorpresas, los mismos nombres: Renter¨ªa, Hernani, Andoain, Lezo...
En esta ¨²ltima localidad, donde Herri Batasuna gobierna 'desde siempre', dice Morales, con mayor¨ªa absoluta, los socialistas abrieron a principios de los a?os 80 una sede con una hermosa taberna perfectamente acondicionada... que nunca ha podido abrir sus puertas al p¨²blico. Funciona, aunque no era su vocaci¨®n, a modo de sociedad gastron¨®mica para socios de las que abundan en el Pa¨ªs Vasco. Morales reconoce que el d¨ªa en que su partido pueda abrir de par en par a la calle las puertas de ese local, ser¨¢ todo un acontecimiento, porque significar¨¢ que algo muy importante, relacionado ¨ªntimamente con la libertad, habr¨¢ cambiado en el Pa¨ªs Vasco. 'Pero no s¨¦ si lo ver¨¦ yo', duda.
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