La Asamblea se abre a todos
Miles de ciudadanos recuerdan c¨®mo era Vallecas y llenan la sede del Parlamento regional en la jornada de puertas abiertas
-As¨ª que estos cuadros, ?son de todos los madrile?os?
-De todos, s¨ª se?ora.
Jes¨²s Pedroche, el presidente de la Asamblea de Madrid, ense?aba ayer a los visitantes la sala habilitada para mostrar la obra pict¨®rica adquirida por el Parlamento madrile?o: Canogar, Genov¨¦s, Arroyo... Sagrario, sonriente, se acerc¨® a ¨¦l y se?al¨® el cuadro Ventana, de Gaya Soler.
-Pues a ver si me lo deja una temporadita en casa, que ¨¦se me gusta.
Pedroche sonri¨® azorado.
-Es una broma -le tranquiliz¨® Sagrario-. Pero la verdad es que me gusta mucho.
A las nueve y media de la ma?ana, 30 minutos antes de que la Asamblea abriera, por primera vez, sus puertas a todos los madrile?os, ya hab¨ªa una cola enorme a lo largo de la avenida de Pablo Neruda. Jos¨¦ Prieto, de 71 a?os, y su esposa, Rosal¨ªa Pi?as, fueron los primeros que atravesaron la cancela para encontrarse con Pedroche, con el vicepresidente de la C¨¢mara, Ignacio Echevarr¨ªa, y con los componentes de la Mesa de la Asamblea, el socialista Francisco Cavaco y Fernando Mar¨ªn, de Izquierda Unida.
Prieto estrecha afectuoso la mano de Pedroche. Cuenta que viven 'al otro lado de la v¨ªa' y que a ver si se hace algo, que 'aqu¨ª da gusto, ?sabe usted?', pero, al otro lado, 'todo est¨¢ fatal'.
-En ello estamos, en ello estamos -le asegura Pedroche.
Hay muchas personas mayores. Corre un airecito fr¨ªo y se agradece el cafelito que les ofrecen en la carpa de la entrada. Cogen, tan contentos, la carpeta azul con el bol¨ªgrafo, la insignia de la Comunidad y documentos sobre la Asamblea, la Constituci¨®n y el Estatuto de Autonom¨ªa madrile?o.
Alguien cuenta a los parlamentarios que aqu¨ª, aqu¨ª mismo, estaba la Huerta del Hachero, 'trigos y chabolas'. Y los parlamentarios asienten. Y cuentan los viejos que ellos levantaron las chabolas, que no hab¨ªa agua, ni luz, ni nada. Que la gente ven¨ªa huyendo del hambre de las tierras de Andaluc¨ªa, de Extremadura, de las dos Castillas. Qu¨¦ a?os aquellos, a mediados de los cincuenta, todav¨ªa el olor de la guerra pegado a la piel, todav¨ªa el miedo. A esto se le llamaba la Rusia Chica por la cantidad de rojos que se refugiaron aqu¨ª.
Y, luego, Pedroche dice que le gusta que los primeros visitantes sean vallecanos, que recuerden una parte de su historia, que no se pierda ese recuerdo com¨²n de los a?os duros. Esta primera experiencia, se?ala, ha salido muy bien. Una iniciativa que aprob¨® toda la Mesa: PP, PSOE e IU. Sin excepciones.
La gente recorre los pasillos sin meter ruido, como quien recorre un templo sagrado. Miran las salas vac¨ªas, leen los carteles: 'Sala de Prensa. Sal¨®n de Castillo de Manzanares del Real', en recuerdo de las primeras reuniones para preparar el estatuto. 'Sala del Viejo Caser¨®n de San Bernardo', en memoria de la primera sede de la Asamblea. 'Sala de Jos¨¦ Prat', homenaje al primer presidente. La gente entra en el hemiciclo. Y mira, un poco cortada, los amplios sillones, azules los de los diputados, rojos los de los miembros del Gobierno.
Luego, poco a poco, se van sentando, prueban el mullido, leen la plaquita que identifica cada uno de los esca?os: 'Mira, aqu¨ª se sienta Cristina Almeida'. Lo observan todo. Lo estudian todo. Onda Madrid hace su programa en directo, desde las mesas de los taqu¨ªgrafos. Los representantes de los grupos aprovechan para decir por los micr¨®fonos que no es verdad que los parlamentarios no trabajen. Que trabajan mucho, que lo que pasa es que no todo el trabajo es el que se hace aqu¨ª, que hay mucha labor que no se aprecia.
A la Asamblea, dentro del programa de Onda Madrid, ha venido el d¨²o Tercera Rep¨²blica. Hay alguna risa forzada cuando se anuncia su nombre. Pero todos callan cuando sus bellas, j¨®venes voces, se alzan entre las serias paredes del hemiciclo. Sus letras tienen la poes¨ªa de la que carecen los decretos, las ¨¢ridas leyes que se aprueban aqu¨ª, en tan respetable recinto.
Ayer, la Junta de Portavoces celebr¨® su habitual reuni¨®n de los martes. Luego convocaron la pertinente conferencia de prensa. Ni?os, j¨®venes, ancianos pasan ante las puertas abiertas. Se paran, escuchan. Parece que hoy los portavoces hablan m¨¢s alto. Cuidan m¨¢s sus palabras. Juan Ram¨®n Sanz, de IU, se felicita por estas jornadas de puertas abiertas. Pero lamenta que no haya una participaci¨®n m¨¢s real de los ciudadanos en la actividad parlamentaria. Y se culpa, a s¨ª mismo, a todos los grupos, por no haber sido capaces de dar a conocer m¨¢s esta instituci¨®n.
Es, m¨¢s o menos, lo mismo que dice Pedro Sabando, portavoz del PSOE. Tambi¨¦n ¨¦l se lamenta de que los ciudadanos no perciban el trabajo de los diputados. ?l era partidario de que en estos dos d¨ªas se mantuviera la actividad parlamentaria para que los visitantes pudieran asistir a alg¨²n debate.
Miguel ?ngel Villanueva, portavoz del PP, destaca, con cierta sorna, que 'a veces los grupos se ponen de acuerdo'. Luego, sin iron¨ªa, se felicita porque en esta ocasi¨®n han coincidido en mostrar al pueblo la Asamblea, y destaca que este parlamento es el que tiene un sistema de control al Gobierno m¨¢s riguroso: 'En esta legislatura, el presidente, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, ha respondido a 186 preguntas de los distintos grupos. Ning¨²n otro presidente de ninguna otra comunidad aut¨®noma ha participado tanto', asegura.
Grupos de colegiales toman al asalto el hemiciclo. Se sientan. Se levantan. Preguntan. Alguno dice que ya lo ha visto. Que ya vino una vez, con su colegio. A Pedroche, un viejecito, pelo canoso, mirada firme, le dice: 'Yo no comparto sus ideas, ?eh? Pero dar¨ªa mi vida por esta libertad que tenemos ahora'. Y todos callan ante la solemnidad de sus palabras. Alguno debe de ser viejo conocido. Recuerda que Pedroche antes llevaba un collar¨ªn ortop¨¦dico. Y, sol¨ªcito, le pregunta:
-Qu¨¦, ?c¨®mo va de lo suyo? ?Est¨¢ mejor?
Pedroche, gratamente sorprendido, responde:
-Ah¨ª andamos, con mi rehabilitaci¨®n.
-Pues nada, que me alegro.
Se preocupan los ciudadanos por sus representantes. No cabe duda, porque ayer, a las siete de la tarde -hora prevista para el cierre, que finalmente tuvo que retrasarse- hab¨ªan pasado 5.500 personas por el recinto y la cola rodeaba la Asamblea. Las previsiones se hab¨ªan desbordado. Se agotaban las carpetas. Los ciudadanos quieren saber c¨®mo es su Parlamento.
![Varios ciudadanos, sentados ayer en los esca?os de los diputados durante la primera jornada de puertas abiertas de la Asamblea.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RLI4Y4KIS2HC62NCGIUZ2JQ7LM.jpg?auth=0d2712105cd661f03cefdddcf77f370b6d7a7268df6df6529e0c85b84c2596f0&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.