Un cuadro sin explicar
Espa?a no pod¨ªa ser una excepci¨®n. Era inevitable que la desaceleraci¨®n en la mayor¨ªa de las econom¨ªas industrializadas, de forma muy acusada en EE UU, acabara influyendo tambi¨¦n en la nuestra, lo que obligar¨ªa a revisar a la baja no s¨®lo las previsiones de crecimiento en las que se fundamentan los Presupuestos Generales del Estado, sino otras variables importantes. El Gobierno dio a conocer ayer su nuevo escenario macroecon¨®mico, bastantes d¨ªas despu¨¦s de que la mayor¨ªa de las instituciones internacionales hubieran hecho lo propio, y lo ha hecho, como suele con mayor frecuencia de la debida, al margen del Parlamento.
La controversia mayor radica en la ausencia de valoraci¨®n de las implicaciones que tendr¨¢n las nuevas cifras sobre las partidas presupuestarias. El Gobierno, por boca de Crist¨®bal Montoro, ministro de Hacienda, se limita a reiterar su prop¨®sito de cerrar el ejercicio sin d¨¦ficit p¨²blico, sin aclarar c¨®mo se conseguir¨¢ con una econom¨ªa que crece menos de lo previsto. La nueva tasa de crecimiento del PIB (3,2% frente al 3,6% inicial) se sit¨²a en la zona m¨¢s elevada de los escenarios que se anticipan desde dentro y fuera de Espa?a.
El consumo de los hogares y la inversi¨®n empresarial registran la mayor desaceleraci¨®n en los nuevos c¨¢lculos del Ejecutivo. A cambio, mejorar¨¢ la evoluci¨®n del sector exterior. Subyace una hip¨®tesis, que quiz¨¢ s¨®lo sea un piadoso deseo: que la desaceleraci¨®n del comercio internacional no nos afecte en exceso, que el precio de la energ¨ªa no aumente y, sobre todo, que la competitividad de nuestra econom¨ªa no experimente deterioros adicionales. En este punto, la credibilidad de las autoridades econ¨®micas depende de los ¨¦xitos futuros, poco probables desde la perspectiva actual, en la lucha contra la inflaci¨®n. El diferencial en el ritmo de crecimiento de los precios en Espa?a es poco compatible con esa pretensi¨®n de que nuestro sector exterior compense el debilitamiento de la demanda interna.
El otro punto sensible es el impacto de ese menor crecimiento econ¨®mico y del empleo en la recaudaci¨®n tributaria. Las v¨ªas por las que el Gobierno compensar¨¢ los menores ingresos son parte del secreto del sumario o de esa cocina r¨¢pida en la que se han producido estas nuevas cifras. Confiemos en que el necesario debate parlamentario aporte las explicaciones necesarias para conocer en su completa extensi¨®n c¨®mo van a verse afectados los espa?oles por este ejercicio apresurado de previsi¨®n realizado por un Gobierno que no se resiste a la evidencia, sino que trata de escamotear a los ciudadanos la transparencia y rendici¨®n de cuentas a las que est¨¢ obligado.
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