Un chico de 15 a?os juzgado por robo aprende a leer por orden de un juez de Granada
Ha dejado de ser analfabeto por orden judicial. El menor que hace unos meses fue condenado por un juez granadino a aprender a leer y escribir como modo de pagar ante la sociedad un intento de robo en un almac¨¦n demostr¨® ayer que ha cumplido su sentencia. El magistrado Emilio Calatayud, el hombre que dict¨® tan curiosa condena, fue el encargado de examinar al muchacho, de 15 a?os, con un ejercicio de lectura y una suma. 'Ha aprobado', dijo escueto y orgulloso el juez. 'Ha demostrado que ha puesto empe?o'.
Todo comenz¨® en marzo del pasado a?o, cuando el adolescente, cuya identidad no ha transcendido, particip¨® en un intento de robo en un almac¨¦n de harinas, en la localidad granadina de Benal¨²a de Guadix. Un adulto y un delincuente habitual lo hab¨ªan incitado a participar en un robo y a intentar llevarse diferentes objetos en una carretilla mediante la t¨¦cnica del butr¨®n. Pero no pudieron porque el agujero que hab¨ªan realizado era demasiado peque?o. Poco despu¨¦s eran detenidos.
Iniciativas originales
Cuando el caso lleg¨® a manos del juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, un hombre de originales iniciativas, ¨¦ste quiso saber la versi¨®n del muchacho durante el juicio. All¨ª fue cuando se descubri¨® que el adolescente no sab¨ªa ni leer ni escribir con 15 a?os. Calatayud, escandalizado, tuvo clara cu¨¢l ser¨ªa su sentencia.
'Tener 15 a?os y no saber leer ni escribir no es duro', dijo ayer el juez. 'Es dur¨ªsimo'. 'No se puede castigar con una pena a alguien que no ha tenido jam¨¢s la m¨¢s m¨ªnima formaci¨®n. La sociedad no le puede exigir una responsabilidad penal a quien es v¨ªctima de la propia sociedad: si el delito que cometi¨® hubiera sido mayor, creo que lo habr¨ªa condenado a lo mismo, a leer y escribir'.
El joven compareci¨® ayer muy nervioso ante el magistrado despu¨¦s de seis meses estudiando. Ley¨® p¨¢rrafos de un cuento y realiz¨® una operaci¨®n de sumas, porque a¨²n no ha aprendido a multiplicar, ni restar ni dividir. 'Escribe mejor que lee, pero ha demostrado que se est¨¢ esforzando'.
Desde que el juez lo conden¨® -eso s¨ª, por mutuo acuerdo-, el adolescente ha estado asistiendo por las ma?anas a una escuela taller ocupacional para seguir un curso de alba?iler¨ªa, y por las tardes a un curso de formaci¨®n.
'En realidad, ha sido una labor de muchos profesionales implicados en este asunto', explic¨® Calatayud. 'Desde un maestro que lo acompa?aba en su trabajo recogiendo aceitunas hasta asistentes de Ja¨¦n y de Benal¨²a de Guadix'.
El muchacho mostr¨® en todo momento 'una actitud muy buena, sin faltar a clase', seg¨²n narr¨® Mar¨ªa Jos¨¦ Espigares, una de las integrantes de apoyo en el proceso de aprendizaje y que anunci¨® que seguir¨¢ estudiando en el futuro.
Emilio Calatayud relat¨® que el adolescente se ve¨ªa ahora m¨¢s interesado en la lectura. 'Lo sorprendente en estos tiempos', explic¨® el magistrado, 'es que tengan que dictarse medidas de este tipo'. Luego indic¨®: 'Creo que el chico sabe que han merecido la pena todas esas horas que ¨¦l ha dedicado para saldar su deuda con la sociedad'.
No es ¨¦sta la primera resoluci¨®n de estas caracter¨ªsticas que adopta el juez. Ya en 1994 enjuici¨®, con peticiones del fiscal de penas de arresto domiciliario, a 20 padres de familia que hab¨ªan permitido que sus hijos no fuesen al colegio. Aunque la pena no lleg¨® a cumplirse, todos los chavales asistieron religiosamente a clase al a?o siguiente.
En otra ocasi¨®n, cay¨® en manos de Calatayud el caso de un menor que hab¨ªa sido sorprendido por la Guardia Civil en estado de embriaguez mientras conduc¨ªa una motocicleta. El juez lo conden¨® a visitar la unidad de tetrapl¨¦jicos de un hospital granadino para que el muchacho viera con sus propios ojos las consecuencias de una conducci¨®n temeraria.
Un caso m¨¢s reciente, y a¨²n pendiente de ejecuci¨®n, es la sentencia a un menor que particip¨® en un robo de ordenadores de un cibercaf¨¦ en la localidad de Motril. El joven tendr¨¢ que cargar ahora con su sentencia, que no ser¨¢ otra que la de participar en la mudanza que va a efectuarse del juzgado de menores de Granada y en la que ¨¦l ser¨¢ el responsable de la seguridad de todos los ordenadores.
Ya antes de que entrara en vigor la nueva Ley del Menor, que contempla que los jueces puedan imponer lo que han dado en llamarse 'tareas socioeducativas', que sustituyen los castigos por trabajos que reviertan en la sociedad, Emilio Calatayud hab¨ªa recurrido a este tipo de medidas. 'Hay casos de verdadera injusticia social que pueden ser remediados con otro tipo de soluciones', explic¨® el juez, que muestra su convencimiento de que el menor de ayer habr¨ªa actuado de una manera muy distinta si hubiera tenido una formaci¨®n educativa. La educaci¨®n era hasta ahora obligatoria. A partir de ayer tambi¨¦n puede ser sentenciada.
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