Conciertos escolares fraudulentos
La semana pasada sucedi¨® en el Parlament algo que comienza a ser habitual en la actual legislatura: el Gobierno de la Generalitat perdi¨® una votaci¨®n, mediante la cual se aprob¨® una moci¨®n cuyo contenido es muy revelador . Cuando un partido est¨¢ en minor¨ªa, como es el caso de CiU, ello no resulta raro, sino frecuente. Lo extra?o es que el partido en el poder no se lo acabe de creer, que no haya digerido todav¨ªa que gobierna en virtud de una alianza, en buena parte contradictoria, con el PP, partido al que muchos militantes convergentes consideran -absurdamente, por supuesto- el principal enemigo de Catalu?a. Cuando un partido practica de forma sistem¨¢tica una pol¨ªtica de buscar enemigos del pa¨ªs, acaba siendo esclavo de su propia demagogia.
Pero, contradicciones aparte, lo m¨¢s interesante es el contenido de la resoluci¨®n aprobada con los votos de la oposici¨®n -PSC, IC y ERC- y, por lo visto, debido a un error material de cuatro diputados de CiU. Dicho contenido pone en cuesti¨®n una de las pol¨ªticas m¨¢s controvertidas del Gobierno de la Generalitat y que, en los ¨²ltimos tiempos, est¨¢ poniendo al descubierto sus aristas m¨¢s escandalosas: la pol¨ªtica educativa en ense?anza primaria y secundaria.
Recordemos los precedentes. En las ¨²ltimas semanas, se ha hecho p¨²blico que la Generalitat subvenciona, a trav¨¦s de su pol¨ªtica de concertaci¨®n educativa, algunos centros de ense?anza privados que cobran a sus alumnos entre 50.000 y 100.000 pesetas al mes. Mientras, las debilidades de la ense?anza p¨²blica son notorias, y la Hacienda de la Generalitat, deficitaria. A pesar de todo ello, estos centros privados de ¨¦lite reciben subvenciones como centros concertados.
Como es sabido, el sistema escolar tiene tres tipos de centros: los p¨²blicos, financiados totalmente por la Administraci¨®n catalana; los privados concertados, subvencionados por la Generalitat en sus ense?anzas regladas y obligatorias, y los privados, financiados por sus propios usuarios. Pues bien, en los ¨²ltimos a?os ha habido un goteo constante de centros privados que han pasado a concertados. Los ¨²ltimos, al parecer, han sido varias escuelas del m¨¢s alto standing: Sil, S¨²nion, Saint Paul's School, Pere Verg¨¦s, Viar¨®, La Farga y La Vall, los tres ¨²ltimos bajo el control del Opus Dei. El Saint Paul's, que por lo menos hasta ahora impart¨ªa la ense?anza en ingl¨¦s, sospechosamente, en s¨²bito arrebato patri¨®tico, parece que ha pasado a llamarse Sant Pau.
El esc¨¢ndalo, por tanto, estaba servido desde hac¨ªa semanas. La aprobaci¨®n de la moci¨®n parlamentaria de la oposici¨®n no ha sido m¨¢s que la guinda que faltaba al pastel o, mejor dicho, al pasteleo de una pol¨ªtica educativa que viene de lejos y que subvenciona generosamente la ense?anza privada mientras va dejando que decaiga lentamente, 'sin que se note el efecto pero se consiga la causa' -como dec¨ªa el celebre memorial a Felipe V para imponer el castellano en Catalu?a-, la escuela p¨²blica.
Esta pol¨ªtica de subvenci¨®n a los colegios privados constituye, en buena parte de los casos, un puro fraude a los preceptos de la Ley Org¨¢nica del Derecho a la Educaci¨®n (LODE), que establece en su art¨ªculo 48.3: 'Tendr¨¢n preferencia para acogerse al r¨¦gimen de conciertos aquellos centros que satisfagan necesidades de escolarizaci¨®n, que atiendan a poblaciones escolares de condiciones econ¨®micas desfavorables o que, cumpliendo alguno de los requisitos anteriores, realicen experiencias de inter¨¦s pedag¨®gico para el sistema educativo'. Asimismo, el art¨ªculo 51 prev¨¦ que 'el r¨¦gimen de conciertos (...) implica, por parte de los titulares de los centros, la obligaci¨®n de impartir gratuitamente las ense?anzas objeto de los mismos'. Y a?ade: 'En los centros concertados, las actividades escolares complementarias y las extraescolares y los servicios escolares no podr¨¢n tener car¨¢cter lucrativo. El cobro de cualquier cantidad a los alumnos en concepto de actividades escolares complementarias deber¨¢ ser autorizado por la Administraci¨®n educativa correspondiente'.
El fraude de ley que supone el cobro de cantidades exorbitantes en colegios concertados es reconocido por los mismos directores de centro afectados. Joan Puig, director de S¨²nion, lo afirmaba en La Vanguardia del 16 de marzo pasado: 'La ley se ha pervertido, pero eso lo sabe todo el mundo, como se sabe que con el dinero que nos da la Generalitat no se puede funcionar y las familias deben hacer aportaciones voluntarias de hasta el cincuenta por cien del coste'. En el a?o 2000 la Generalitat destin¨® 94.300 millones de pesetas a estos conciertos que 'todo el mundo sabe' que son una perversi¨®n de la ley.
La moci¨®n aprobada en el Parlament dice, en sustancia, dos cosas muy sencillas y razonables: primero, establece que se hagan auditor¨ªas externas para saber a qu¨¦ se destina tanto el dinero p¨²blico de los conciertos como el dinero privado que aportan las familias; segundo, que se reserven plazas en todos los centros concertados para cubrir las necesidades educativas especiales, as¨ª como la incorporaci¨®n de inmigrantes. El miedo del Gobierno a ambas medidas -expresado en su oposici¨®n a la moci¨®n parlamentaria- ya es sintom¨¢tico. Oponerse a una auditor¨ªa es un ¨ªndice claro del temor a que se descubran irregularidades: a quien nada tiene que ocultar no le importa ser inspeccionado. Asegurar que los hijos de inmigrantes no ser¨¢n concentrados en escuelas p¨²blicas, convertidas en aut¨¦nticos guetos multiculturalistas, va en la buena direcci¨®n de una pol¨ªtica de integraci¨®n. ?Por qu¨¦ se opone el Gobierno de la Generalitat a tales medidas?
Muy sencillo: porque la pol¨ªtica educativa catalana va a remolque de los deseos de las escuelas privadas. Como en tantas otras facetas de su actividad, el Gobierno est¨¢ a merced, no de los intereses p¨²blicos, sino de los privados, en este caso no de la igualdad de oportunidades -principio b¨¢sico de toda pol¨ªtica social-, sino de la protecci¨®n, mediante subvenciones, de las ¨¦lites a las que representa.
Educaci¨®n, educaci¨®n, educaci¨®n fue uno de los principales lemas de la campa?a de Maragall. Revisar la pol¨ªtica de conciertos para reforzar la escuela p¨²blica debe ser un primer e ineludible primer paso.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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