'La sociedad es mucho m¨¢s vengativa de lo que pensamos'

Emilio Calatayud, el juez de menores de Granada que impuso como castigo a un joven de 15 a?os implicado en un robo aprender a leer y escribir, fue ¨¦l mismo un adolescente dif¨ªcil al que sus padres internaron en un centro de la provincia de M¨¢laga, famoso por su f¨¦rrea disciplina. Desde hace 11 a?os es juez de menores y, en este periodo, han sido numerosas las ocasiones en que algunos de los castigos que ha impuesto a los j¨®venes que ha juzgado -tal como visitar enfermos en un hospital o escribir una redacci¨®n- han tenido trascendencia p¨²blica. Tiene 45 a?os, est¨¢ casado y es padre de dos hijos.

Pregunta. ?Es infrecuente entre los jueces de menores imponer tareas reeducativas?

Respuesta. No. Los jueces, desde la primera ley del menor de 1992, han adoptado una serie de medidas similares. Pero ha sido la nueva ley la que ha posibilitado dictar sentencias con castigos alternativos a la libertad vigilada. Lo de imponer a un joven que aprenda a leer es una medida extraordinaria. En la justicia del menor hay que ser imaginativos. No s¨®lo el juez, tambi¨¦n su equipo de colaboradores, incluido el fiscal.

P. ?Cree que el sistema judicial cumple la tarea de reeducaci¨®n que le encomienda la Constituci¨®n?

R. El sistema penitenciario no es constitucional, pues no cumple con la reinserci¨®n que le atribuye la Constituci¨®n. Pero, con la nueva Ley del Menor, se abre la posibilidad de tomar un camino alternativo a la privaci¨®n de la libertad. Lo raro es que se haya tardado tanto en aplicar estos principios fundamentales del derecho. Las cr¨ªticas que se han vertido contra la Ley del Menor demuestran que la sociedad es mucho m¨¢s vengativa de lo que pensamos.

P. ?Qu¨¦ opina de las protestas populares contra la ley, en casos como la condena de las dos ni?as que mataron a una compa?era en San Fernando, C¨¢diz?

R. La opini¨®n p¨²blica ha sido manipulada. El menor siempre ha cometido actos delictivos. Un sector de la sociedad sostiene que la nueva Ley del Menor resulta demasiado blanda. Comprendo la situaci¨®n de los padres de las v¨ªctimas, pero siempre ha ocurrido as¨ª. Lo que pasa es que se ha montado una campa?a interesada desde alguna asociaci¨®n. Yo llevo 11 a?os de juez de menores y he actuado en nueve homicidios. Antes, la duraci¨®n m¨¢xima del internamiento era de dos a?os y no se mont¨® ning¨²n revuelo. Ocho a?os de internamiento y cinco de libertad vigilada [la condena dictada para las dos ni?as por el crimen de San Fernando] demuestra que la ley no es blanda. Trece a?os son muchos para unas chavalas. Adem¨¢s ?cu¨¢nta gente se va a beneficiar de la ley? Eso no se ha dicho. En algunos aspectos la actual Ley del Menor es m¨¢s dura, pero tambi¨¦n m¨¢s humana.

P. En otro caso, la indignaci¨®n popular ha surgido porque el juez ha considerado a un delincuente menor de edad s¨®lo por un d¨ªa.

R. Es inevitable que ocurra. La ley debe disponer de un principio de garant¨ªa jur¨ªdica para la consideraci¨®n de la minor¨ªa de edad. No podemos aplicar criterios subjetivos.

P. ?Hay muchos casos, desde su experiencia como juez, en que no cabe otro remedio que recurrir al internamiento?

R. Hay casos, en efecto, en que hay que recurrir a la privaci¨®n de libertad o a la libertad vigilada, pero nosotros al mismo tiempo trabajamos con la familia y con el menor. Es el ¨²ltimo remedio, la consecuencia m¨¢s grave.Nosotros partimos de la base de que no hace falta internar a un menor, que es mejor imponer tareas en beneficio de la comunidad. En nuestro juzgado s¨®lo tenemos siete chavales en r¨¦gimen de internamiento.

P. La apuesta por la reeducaci¨®n en lugar de otra medida m¨¢s f¨¦rrea ?depende m¨¢s del talante del juez que de la ley?

R. Es fundamental el talante del juez, pero tambi¨¦n el del fiscal y el de todo el equipo colaborador. Es una cuesti¨®n de sensibilidad. Yo me considero un privilegiado porque me gusta mi trabajo y tengo un buen equipo.

P. ?En qu¨¦ medida la sociedad es responsable de la actitud violenta de un muchacho?

R. Es un c¨ªrculo vicioso. El sistema social facilita la comisi¨®n de delitos. La imagen que el joven percibe en los medios le incita a ello. Es v¨ªctima de la sociedad, pero tambi¨¦n de las circunstancias familiares. Pero la sociedad, y ah¨ª se cierra el c¨ªrculo, debe poner al mismo tiempo soluciones para sacarlo de ah¨ª.

P. La familia ?es tambi¨¦n un factor determinante?

R. La familia y la escuela son fundamentales. Los primeros fallos se dan en la familia. Es dif¨ªcil aprender a ser padres, no sabemos educar. Pero la escuela falla igual que el sistema social. Es todo muy complicado. La sociedad es injusta, pero hay gente con m¨¢s posibilidades para cometer delitos que otra.

P. Ha hecho usted referencia a la escuela. Al condenar a un joven a aprender a leer y escribir, ?no est¨¢ el juez suplantando un error del sistema?

R. El sistema educativo ha fallado y la justicia no est¨¢ para reparar ese fallo. En cierta medida, lo que hemos hecho es reparar una injusticia que se hab¨ªa cometido contra ¨¦l al priv¨¢rsele de la educaci¨®n obligatoria.