La Iglesia de Guatemala responsabiliza al Ej¨¦rcito del asesinato de Gerardi
Durante la homil¨ªa, pronunciada por Alvaro Ramazzini, obispo de San Marcos (noreste del pa¨ªs, una de las zonas m¨¢s castigadas por la guerra), la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG) no dej¨® dudas acerca de sus sospechas sobre el Ej¨¦rcito como autor material e intelectual de la muerte de Gerardi, considerada aqu¨ª como "el primer crimen pol¨ªtico de la posguerra".
"Me imagino que quienes maquinaron, desde una ¨®ptima humana, la muerte de Juan Gerardi, dec¨ªan: ?qu¨¦ vamos a hacer con este hombre que ha dicho siempre la verdad?, ?qu¨¦ vamos a hacer con este obispo, al que tratamos de asesinar en El Quich¨¦ [norte], al que tratamos tambi¨¦n de asesinar cuando regresaba de un viaje a Roma?, ?qu¨¦ vamos a hacer con este obispo que ha puesto en evidencia la oscuridad, las tinieblas de nuestras injusticias, de nuestros cr¨ªmenes?, mat¨¦moslo", dijo Ramazzini, en parang¨®n con el evangelio de San Juan, cap¨ªtulo 12, le¨ªdo minutos antes.
Juan Gerardi fue se?alado como "comunista", una virtual condena a muerte, por los sectores m¨¢s duros del Ej¨¦rcito en 1980, despu¨¦s de que en su calidad de obispo de El Quich¨¦ condenara dr¨¢sticamente la masacre perpetrada por el Gobierno en contra de la Embajada de Espa?a, el 31 de enero de 1980, durante la cual m¨¢s de 30 campesinos, la mayor¨ªa originarios de aquella provincia, murieran achicharrados en el interior de la sede diplom¨¢tica. La voz de Gerardi fue la ¨²nica que, en medio del horror desatado por la brutal represi¨®n militar, se?alara con meridiana claridad la responsabilidad del Gobierno en el ataque a la Embajada. A ra¨ªz de ello, el obispo salv¨® milagrosamente su vida en por lo menos dos atentados, hasta que fue obligado por sus superiores a buscar refugio en el extranjero.
El aniversario fue aprovechado por los obispos guatemaltecos para dar una voz de alerta sobre la dif¨ªcil situaci¨®n socioecon¨®mica por la que atraviesa el pa¨ªs, la cual podr¨ªa revertir el poco camino que se ha recorrido desde la firma de la paz. "La pobreza, la exclusi¨®n, las desigualdades, la marginaci¨®n social y pol¨ªtica, los autoritarismos militares, la ausencia de mecanismos institucionales que canalicen las inquietudes y reivindicaciones de los diversos sectores sociales, la cultura de la represi¨®n (...) son, entre otros, factores que generan una cultura de la violencia, del enfrentamiento y de la muerte".
La homil¨ªa termin¨® con un llamamiento para que el juicio que se sigue a los sospechosos del asesinato del obispo (tres militares, un sacerdote y la cocinera de la casa parroquial) se desarrolle con estricto apego al derecho. "Que haya un juicio justo en el caso Gerardi. Que no busquen v¨ªctimas expiatorias. Que se sepa la verdad, como lo hemos dicho siempre, sea ¨¦sta cual sea. Que la impunidad sea sepultada para siempre. Que Guatemala, nunca m¨¢s, sea lo que hasta ahora ha sido: sangre de m¨¢rtires".
La jornada concluy¨® con una Marcha del Silencio que recorri¨® el itinerario que normalmente realizaba Gerardi al terminar su trabajo en el Palacio Episcopal para dirigirse a su parroquia, a cinco manzanas de la Catedral Metropolitana y del Palacio de Gobierno.
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