Cuatro condenados en Guatemala por el asesinato del obispo Gerardi
Tres militares y un sacerdote participaron en la ejecuci¨®n extrajudicial
La cocinera del obispo, tambi¨¦n acusada, fue absuelta. El caso, sin embargo, est¨¢ lejos de haber sido aclarado: los autores intelectuales y materiales siguen siendo una inc¨®gnita. Seg¨²n la sentencia, el capit¨¢n Byron Lima Oliva y el suboficial Obdulio Villanueva, miembros de la guardia del entonces presidente ?lvaro Arz¨², llegaron a la casa parroquial despu¨¦s del asesinato y alteraron la escena del crimen. El coronel retirado Byron Lima Estrada, padre del primero, vigil¨® la operaci¨®n en los alrededores. Y el sacerdote Mario Orantes, auxiliar de Gerardi durante siete a?os, prest¨® su apoyo y no dio aviso inmediato a las autoridades.
Los castrenses han sido condenados a 30 a?os de prisi¨®n como 'coautores' y el sacerdote a 20 como 'c¨®mplice'. ?Pero qui¨¦n ide¨® y perpetr¨® el asesinato? Sigue sin saberse. Por eso los jueces han ordenado la continuaci¨®n de la investigaci¨®n y la apertura de un proceso contra los entonces jefes del Estado Mayor Presidencial (EMP), la dependencia militar a la que pertenec¨ªan dos de los condenados. El juicio, que comenz¨® en marzo, ha dejado muchas inc¨®gnitas en el aire. El eje del proceso ha sido un indigente que dorm¨ªa junto a la parroquia, llamado Rub¨¦n Chanax, testigo protegido de la fiscal¨ªa y hoy en el exilio, que ha modificado su testimonio en, al menos, cuatro ocasiones. Ni sus contradicciones ni las diferencias con los relatos de otros testigos han hecho mella en los magistrados.
'Estamos ante una sentencia pol¨ªtica. La prioridad de la fiscal¨ªa y de los jueces no ha sido buscar la verdad, sino complacer al Gobierno', dec¨ªa ayer uno de los defensores, en referencia al presidente Alfonso Portillo, ahijado pol¨ªtico del general golpista Efra¨ªn R¨ªos Montt, que hizo del caso Gerardi un caballo electoral y que condicion¨® su permanencia en el cargo al esclarecimiento del crimen. Cinco d¨ªas despu¨¦s de su toma de posesi¨®n, el 14 de enero de 2000, Chanax cambi¨® su testimonio e implic¨® a los ahora condenados. 'Toda la acusaci¨®n ha girado en torno a un falso testigo. Es una monstruosidad', se?alaba el abogado de Orantes, al anunciar la apelaci¨®n.
Culmina as¨ª la primera etapa de una investigaci¨®n jalonada de irregularidades: descuido de la escena, p¨¦rdida de pruebas, amenazas, encubrimientos y pesquisas paralelas... En el camino han quedado tres jueces, dos fiscales y varios m¨®viles: del robo se pas¨® al crimen pasional. Despu¨¦s, se habl¨® de la delincuencia organizada, y espec¨ªficamente, de la peligrosa Banda del Valle del Sol, dedicada, entre otras actividades, al tr¨¢fico de im¨¢genes religiosas. La fiscal¨ªa se decant¨® finalmente por el m¨®vil pol¨ªtico, defendido desde el principio por la Iglesia. En contraste con los defensores, la alegr¨ªa era patente entre los miembros de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado y entre los activistas humanitarios, para quienes la sentencia 'rompe con el muro de la impunidad' que impera en Guatemala.
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