Kiko, el s¨ªmbolo agredido
Fue como un cataclismo. 56.000 personas abandonaban el Calder¨®n dejando un rastro de toneladas de papel higi¨¦nico sobre las gradas. El presidente, Jes¨²s Gil, le mostraba el dedo coraz¨®n al p¨²blico que lo insultaba. El secretario t¨¦cnico, Paulo Futre, acompa?aba al entrenador, Marcos Alonso, hasta el vestuario y le dec¨ªa que pelear¨ªa por ¨¦l y por s¨ª mismo en el despacho principal: "T¨² esp¨¦rame aqu¨ª que yo voy a hablar con Gil [ansioso por echar mano al cuello del entrenador]". Y en la calle, un grupo de unos diez cabezas rapadas, hinchas violentos del Frente Atl¨¦tico , esperaban al s¨ªmbolo del equipo. Esperaban a Kiko. As¨ª que Kiko sali¨® al encuentro de su padre y ah¨ª estaba el l¨ªder del pelot¨®n, que le cogi¨® por el cuello -ayer, en el Calder¨®n, esa fue una tentaci¨®n extendida- y le zarande¨® clav¨¢ndole el dedo ¨ªndice en la tr¨¢quea al grito de: "?Por tu culpa nos vamos a quedar en Segunda!".
Los rapados aparecieron sobre las nueve de la noche. Cuando sali¨® Kiko, rodeado de c¨¢maras, tiraron las m¨¢quinas al suelo, golpearon a los fot¨®grafos y a los camar¨®grafos -uno de los rapados reconoci¨® a un viejo colega del Frente al grito de "?a ese c¨¢mara no le pegu¨¦is que es de los nuestros!", pero era tarde-. El c¨¢mara recibi¨® un sopapo. Pero el azote m¨¢s duro se lo llev¨® un redactor del diario Marca, Javier Matallanas, que sufri¨® un directo en el labio inferior. "?Pero qu¨¦ pasa aqu¨ª!", gritaba Kiko, haciendo aspavientos. "?Vete a C¨¢diz hijo de puta!", le espetaron; "?t¨² nos has llevado a Segunda!". Kiko, perplejo, buscaba su coche y respond¨ªa: "?Yo? ?Pero qu¨¦ dices!".
Futre se present¨® en la sala de prensa sin gafas, mostrando los ojos inyectados en sangre. Se tocaba el traje, inc¨®modo. Dijo: "Ha sido el peor partido del a?o pero no soy de la opini¨®n de echar ahora al entrenador. Habr¨ªa que echarlos a todos. Hemos hecho el rid¨ªculo pero tengo que defender la estabilidad. El ascenso es casi imposible y creo que vamos a luchar".
Ante Gil, Futre defendi¨® a Marcos -su apuesta- como a su propio puesto en el club: "Hemos analizado la situaci¨®n y ser¨ªa una tonter¨ªa echar al entrenador ahora que faltan siete partidos. Cuando no tengamos posibilidades de ascender, si yo estoy todav¨ªa aqu¨ª, pensaremos en el futuro". ?Cree que peligra su cargo? "En el f¨²tbol nunca se sabe. Mi cargo siempre est¨¢ a disposici¨®n del presidente".
Que Futre tambi¨¦n est¨¢ en sus manos, es una cosa que sabe Gil perfectamente. "Yo habr¨ªa echado a Marcos... hace 20 partidos", dijo Jes¨²s Gil a la SER. "Ahora nadie me ha parado (...) Futre decidir¨¢ lo que hace la semana que viene (...) Ascender ahora es imposible (...) Le dije a Futre que le preguntara a Marcos si iba a dimitir pero dijo que no quer¨ªa (...)".
Dos chicos regordetes deambulaban desesperados por la puerta seis del estadio minutos despu¨¦s de la agresi¨®n a Kiko. "Ahora fijo que viene Antic", balbuce¨® uno al guardia jurado. El vigilante le respondi¨® sobrado de informaci¨®n: "?Aqu¨ª a Antic no le quieren ni en pintura!". Al rato, salieron Jes¨²s Gil, sus hijos Miguel ?ngel y ?scar y Enrique Cerezo. La plana mayor del club. Tras ellos, por el campo, con las manos en los bolsillos, solo y cabizbajo como buscando una aguja en la hierba, se march¨® Marcos. Hab¨ªa esperado hora y media en el vestuario, a que Futre le comunicara el veredicto: que seguir¨ªa hasta final de temporada y que luego le echar¨ªan. Pero que -parad¨®jicamente- deb¨ªa mantener la ilusi¨®n en la plantilla. Futre cont¨® despu¨¦s: "A Marcos le dije que quedan siete partidos y que podemos ganar los siete".
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