La grandeza de un club de bolsillo
El Portland San Antonio, nuevo campe¨®n de Europa, ha sabido invertir con provecho sus limitados recursos
De haber conquistado la Copa de Europa de balonmano hace un a?o, el Portland San Antonio no habr¨ªa tenido m¨¢s remedio que exponer el galard¨®n en la trasera de un bar, el Stick Ball, la sede social del club navarro hasta septiembre. Ahora podr¨¢ colocar el galard¨®n en un coqueto local de... 40 metros cuadrados. Saltar¨¢ a la vista lo pongan donde lo pongan.
Jackson Richardson, una de las m¨¢ximas referencias del balonmano mundial, tuvo que abrirse paso entre clientes indiferentes para firmar su contrato con el San Antonio. Atravesar el Stick Ball era la ¨²nica manera de llegar a la sede de su nuevo equipo, en la que le esperaban la junta directiva, presidida por Ferm¨ªn Tajadura y compuesta por dos vicepresidentes, un secretario y un directivo todo terreno. Estos cuatro ¨²ltimos comparten un mismo pasado: en alg¨²n momento presidieron el club. Nada que ver con la estructura del Barcelona y sus 85 directivos. Si Richardson no ech¨® a correr fue porque conoc¨ªa la solvencia econ¨®mica de un club ambicioso, familiar y decidido a imitar y mejorar el ejemplo del Bidasoa de Ir¨²n, el primer club vasco que conquist¨® un t¨ªtulo continental.
La apuesta del San Antonio observa la genialidad de las ideas sencillas: no hace falta ser un gran club para ser un gran equipo, observaron en Pamplona. Con esto, el quinteto presidencial decidi¨® exprimir su presupuesto de 200 millones (la mitad que el del Bar?a) en la compra de figuras contrastadas (Garralda, Kisselev, Olalla o Richardson), que su t¨¦cnico, Zupo Equisoain, deb¨ªa ensamblar. Un plan sencillo en su propuesta, un atajo, una apuesta frontal y un tanto suicida para contestar la hegemon¨ªa azulgrana. Una idea brillante, visto lo visto. El Portland es un club que pretende ser s¨®lo un equipo en el que la responsabilidad de los ¨¦xitos y los fracasos empieza y acaba en el t¨¦cnico y los jugadores. ?A qui¨¦n culpar cuando no funciona? ?A la exigua directiva intercambiable? ?Al ch¨®fer-delegado? Nada de esto: se impone la autocr¨ªtica o la mano de Equisoain, un tipo temperamental y de ideas claras.
Uno de los secretos del Portland es el compromiso de la plantilla con el sue?o conquistado el s¨¢bado, una obsesi¨®n que confunde al club y el equipo. Por eso es posible que el ch¨®fer de su autob¨²s, Jos¨¦ Antonio Narv¨¢iz, sea la mano derecha del entrenador, el confesor de los jugadores y un delegado del equipo que se sienta en el banquillo cuando uno de los directivos se ausenta.
La Copa de Europa ganada al Barcelona, el sue?o financiado por una cementera y alimentado por una directiva de bolsillo tambi¨¦n contempl¨® realizaciones menores, como la del pivote Errekondo. Decidido a reciclarse como peque?o empresario, Errekondo estren¨® su agencia de viajes organizando el de los seguidores navarros a la capital catalana. Llen¨® cuatro autobuses.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.