Un cara a cara que nace en la divisi¨®n y el miedo
La propuesta del PNV responde tambi¨¦n a la preocupaci¨®n por el estancamiento de su campa?a
El PNV ha conseguido introducir un elemento de crispaci¨®n entre el PP y los socialistas: la oferta de que se celebre un ¨²nico debate a dos, entre Juan Jos¨¦ Ibarretxe y Jaime Mayor Oreja. Lo importante ahora es saber hasta d¨®nde estar¨¢ dispuesto a llegar el PSOE para impedir un acto que volver¨ªa a relegar a Nicol¨¢s Redondo a la sombra, justo cuando parec¨ªa que estaba logrando defender un espacio propio. Dado que los socialistas no tienen en este momento capacidad de influencia en el PNV, todo su esfuerzo se tiene que volcar en el PP, a fin de que no acepte la propuesta y exija la presencia de Redondo. Para los socialistas es algo esencial, pero para los populares es extraordinariamente dif¨ªcil renunciar a un debate que, sin duda, se convertir¨ªa en el acto cumbre de la campa?a y que, incluso, podr¨ªa significar un empuj¨®n decisivo en el vuelco electoral que lleva buscando desde hace meses.
El movimiento t¨¢ctico de los nacionalistas ha sido eficaz, no s¨®lo por introducir ese elemento de crispaci¨®n, sino tambi¨¦n porque ha conseguido desviar el centro de la discusi¨®n pol¨ªtica a un plano abstracto y fr¨ªo, en el que se mueve con m¨¢s facilidad que en el escenario que han dibujado el PP o el PSOE y que simboliz¨® muy bien el acto de ?Basta Ya! Sin embargo, es muy probable que la oferta de debate con Mayor Oreja no nazca fundamentalmente en esas razones, sino m¨¢s bien en un cierto temor al ritmo que ha tomado la campa?a nada m¨¢s empezar. T¨¦cnicamente suele ser el candidato en posici¨®n m¨¢s dudosa quien ofrece, o solicita, el debate televisivo. La oferta podr¨ªa ser en este caso una manera de superar el estancamiento que pronosticaron algunas encuestas al PNV este fin de semana.
La reacci¨®n del Partido Socialista frente a un eventual ¨²nico debate entre Ibarretxe y Mayor Oreja est¨¢ plenamente justificada desde el punto de vista del futuro de su campa?a electoral. El debate a dos ser¨ªa terrible para toda su estrategia, basada precisamente en luchar contra el 'frentismo' que pueden representar PP y PNV y en ofrecerse como el ¨²nico capaz de defender realmente la pluralidad de la sociedad vasca. De un plumazo, Redondo desaparecer¨ªa como 'dirigente', o tendr¨ªa muchas m¨¢s dificultades para consevar esa imagen de posible liderazgo.
Los socialistas saben que tendr¨¢n que plantear la batalla en t¨¦rminos esencialmente pol¨ªticos, con el PP, porque es posible que el flanco jur¨ªdico sea 'menor'. La eventualidad de que fuera la Junta Electoral la que impusiera la presencia de Redondo en ese debate televisivo parece muy discutible legalmente, por m¨¢s que el PSE insista en que en las pasadas elecciones auton¨®micas casi no hubo diferencia, en t¨¦rminos de votos, con el Partido Popular.
Los socialistas tienen que mantener su estrategia y para ello necesitan convencer al PP para que olvide el debate televisivo, aunque suponga renunciar a una posibildiad de mejorar sus resultados. De momento, mantienen un tono de dureza e incluso de soterrada amenaza, pero es un tono muy dif¨ªcil de mantener, o de ir incrementando seg¨²n vayan pasando los d¨ªas. El enfrentamiento con el Partido Popular tiene, adem¨¢s, el riesgo de volver a alentar la desconfianza de aquellos socialistas menos amables con los populares.
Dirigentes y l¨ªderes
El Partido Popular, por su parte, se enfrenta a una paradoja: c¨®mo aumentar sus votos sin perjudicar al Partido Socialista de Euskadi. Mayor Oreja sabe que sin el apoyo de un n¨²mero suficiente de parlamentarios socialistas no podr¨¢ alcanzar nunca el Gobierno vasco. Si acepta el debate en televisi¨®n, lesiona los intereses de los socialistas, pero si no acepta, perjudica los suyos.
El debate televisado, el cl¨¢sico cara a cara, es, sin duda, perfecto para la estrategia electoral del PP. Los populares est¨¢n basando toda su publicidad y sus intervenciones en la idea de que esta vez es posible la alternancia.
Los expertos populares defienden, adem¨¢s, que la alternancia tiene que ir acompa?ada siempre por una imagen de liderazgo y que para desbancar al Partido Nacionalista Vasco se necesita no s¨®lo dirigentes populares sino 'un l¨ªder.' Y los cara a cara son perfectos, si salen bien, para consolidar l¨ªderes pol¨ªticos y visualizar alternativas.
Para los especialistas del Partido Popular no hay, pues, discusi¨®n posible, y Jaime Mayor Oreja deber¨ªa aceptar el debate con el lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe, por mucho que perjudique a los socialistas y a Nicol¨¢s Redondo, en concreto.
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