"El ¨¢rbitro cay¨® en la trampa del Madrid"
Hitzfeld acusa a Figo de simular la falta que har¨¢ perderse la vuelta a Effenberg
La tormenta escamp¨® sobre Madrid y el Bernab¨¦u ilumin¨® la forma de circo romano que ofrece en Liga de Campeones. El aire se carg¨® de electricidad y de gritos cuando el ¨¢rbitro lanz¨® la moneda al aire y la cara favoreci¨® al Bayern. Entonces apareci¨® su capit¨¢n, Stefan Effenberg, El Tigre, que no movi¨® un m¨²sculo frente a su hom¨®nimo, Hierro, y eligi¨® con el dedo el sector del campo donde se parar¨¢ su equipo: la mitad sur para empezar, justo la que adopta el Madrid por costumbre, para terminar los partidos empujando contra el marco que calienta Ultras Sur. Este es el primer zarpazo al Madrid, que recibe un golpe psicol¨®gico, pues toca en la mitolog¨ªa del equipo. A partir de ah¨ª, la estrategia de Effenberg consisti¨® en mantenerse al margen. Cubrirse para evitar la tarjeta que le dejar¨ªa fuera del partido de vuelta en M¨²nich. Y a punto estuvo de conseguirlo. Pero en el minuto 35 de la segunda parte, una entrada sobre Figo le vali¨® la sanci¨®n. "Fue una trampa", se quej¨® el t¨¦cnico alem¨¢n, Ottmar Hitzfeld.
"La tarjeta amarilla es una pena", prosigui¨® Hitzfeld; "pero ha jugado un papel importante la provocaci¨®n del Madrid. Effenberg no ha tocado a Figo. Figo ha saltado por encima de su pierna y Roberto Carlos ha protestado al ¨¢rbitro, y el ¨¢rbitro ha ca¨ªdo en la trampa". As¨ª lament¨® el entrenador alem¨¢n la p¨¦rdida del que ejecuta su plan t¨¢ctico en el campo. Porque el medio centro, que ayer no entr¨® mucho en contacto con el bal¨®n, siempre habl¨® con sus compa?eros, se movi¨® entre l¨ªneas, orden¨® la resistencia.
Sistema de trincheras
El jefe del Bayern se dedic¨® impert¨¦rrito a proteger defensivamente el centro del campo, en el eje del sistema de trincheras que cre¨® su equipo, metido atr¨¢s. Dirigi¨® a los tres marcadores, de espaldas, haci¨¦ndoles se?ales con sus brazos: Linke a la izquierda, Andersson a su espalda y Kuffour a su derecha. No entr¨® en juego m¨¢s que para lanzar las faltas, como obedeciendo al instinto, o a la conciencia de quien sabe que si se lanza a buscar la pelota, a robar el bal¨®n en el cuerpo a cuerpo, le puede caer una tarjeta amarilla fat¨ªdica.
Durante m¨¢s de una hora, Effenberg fue el jugador fr¨ªo y cerebral que prometi¨® su entrenador, Hitzfeld. "Tendr¨¢ la sangre absolutamente fr¨ªa, no tengo dudas sobre su experiencia", dijo el t¨¦cnico el lunes. Y Effenberg se meti¨® en el frigor¨ªfico para evitar ser provocado. Hasta para calentar, antes del partido, apenas se le vio mover el esqueleto. Mientras Figo lanzaba una carga tras otra, como decidido a marcar la noche en su calendario, el rubio que llevaba el brazalete del Bayern apenas sudaba. S¨®lo Hierro, que le meti¨® un codo en la nuca, en un salto, le sac¨® de su aislamiento. Luego Helguera le clav¨® los tacos en la espinilla. Se la sob¨® dolorido. Baj¨® la cabeza y se volvi¨® a la cueva, muy taciturno. S¨®lo una vez se dirigi¨® al ¨¢rbitro, para protestar por lo bajo. Le hizo un par de faltas a Figo y dej¨® que su portero, Kahn, pegara saltos como un gato para salvar al Bayern en el asedio.
El ataque sobre la porter¨ªa del Bayern se calent¨® unos cuantos grados con la entrada de Savio. Y ocurri¨® algo que pudo sacar de quicio a Effenberg: en busca de un bal¨®n se sali¨® del campo y arrastr¨® sus nalgas del c¨¦sped a la piedra. El gesto de dolor que hizo el alem¨¢n fue notorio. En su culo mostr¨® un rasp¨®n sanguinolento. A los cinco minutos lleg¨® tarde a por un bal¨®n que le fint¨® Figo, y el ¨¢rbitro le motr¨® la tarjeta. "Me toc¨®", dijo Figo, muy grave; "¨¦l me toc¨® y el ¨¢rbitro hizo bien en mostrarle la tarjeta. Adem¨¢s, el ¨¢rbitro ha sido bastante poco casero por lo que yo he visto".
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