Libertad de expresi¨®n
A juzgar por c¨®mo se presenta este 3 de mayo del nuevo siglo, no diremos que la libertad de expresi¨®n y la pluralidad informativa puedan contarse, por el momento, entre los grandes logros de la Humanidad. Es una fecha en la que recordamos a los profesionales ca¨ªdos en el ejercicio de su trabajo, a los represaliados, a los censurados.
Las organizaciones internacionales de periodistas hacen balance, las nacionales y locales nos aplicamos el cuento, y todas acabamos lamentando (cada una en su ¨¢mbito y a su nivel) lo mucho que queda a¨²n por hacer respecto a este derecho b¨¢sico de la ciudadan¨ªa, del que nos consideramos agentes. Informadores latinoamericanos son torturados y asesinados; palestinos, detenidos; afganos, exiliados; rusos, despedidos. En Euskadi, 100 periodistas han de ejercer a la sombra de la escolta y otros muchos escriben cada d¨ªa sabiendo que rubricar una noticia o una opini¨®n puede costarles la vida.
En general, incluso all¨¢ donde presuntamente se disfruta de la normalidad democr¨¢tica, se hacen presentes las manipulaciones partidistas, la desinformaci¨®n interesada, la opacidad por parte de quienes est¨¢n obligados a dar cuentas a la opini¨®n p¨²blica, la demonizaci¨®n de quien discrepa, la entronizaci¨®n del servil. Sin olvidar esa llamada l¨®gica del mercado que desemboca en el desarrollo masivo de empleos precarios en las redacciones, con un contingente creciente de a?o en a?o de j¨®venes reporteros mal pagados y desechables, explotados de forma indigna no s¨®lo por sus empresarios sino tambi¨¦n (y es duro de reconocer desde una organizaci¨®n profesional) por sus jefes, sus propios colegas. A lo que habr¨ªa que a?adir el m¨¢s reciente y no menos preocupante fen¨®meno del contagio a los medios p¨²blicos de las pol¨ªticas de ahorro en salarios. Tambi¨¦n en ellos se han empezado a producir contrataciones fraudulentas y un uso de subcontratas que explotan descaradamente a sus trabajadores.
En su Declaraci¨®n de Atenas, la III Conferencia de Periodistas del Mediterr¨¢neo coincidi¨® en las preocupaciones de la Federaci¨®n Internacional de Prensa sobre los m¨²ltiples obst¨¢culos que se presentan: censura e inducci¨®n a la autocensura; mercantilizaci¨®n de noticias y programas; banalizaci¨®n, presiones que amenazan la deontolog¨ªa de los profesionales y la independencia de los medios con riesgo de ser ahogados econ¨®micamente; concentraci¨®n empresarial; irrupci¨®n de los grupos financieros; desprestigio social y precarizaci¨®n de las condiciones de trabajo.
Tampoco estar¨ªa mal que los periodistas ejerci¨¦ramos, de tanto en tanto, una razonable dosis de autocr¨ªtica, aceptando con humildad que a menudo nos sentimos condicionados, que no siempre contamos lo que sabemos, que a veces nos tragamos una opini¨®n, y que en ocasiones no ponemos, o no nos dejan poner, todo el empe?o en indagar. Hacerlo es ya un paso importante en la lucha por liberarse de coacciones, y una forma de implicar al resto de la sociedad en la defensa de su derecho a emitir y recibir informaciones veraces y opiniones plurales y libres. Porque cuando exigimos que se atienda nuestra salud, o un buen sistema de ense?anza, no esperamos a que sanitarios o docentes nos resuelvan solos la papeleta.
Por la misma regla de tres debemos concluir que la libertad de expresi¨®n, cuyo d¨ªa mundial se conmemora hoy, es un asunto demasiado importante como para dejarla exclusivamente en manos de los periodistas.
Rosa Solbes es presidenta de la Uni¨® de Periodistes Valencians. www.unioperiodistes.org
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.