El hijo de Feltrinelli narra la fuerza y la locura del editor revolucionario italiano
La biograf¨ªa 'Senior service' re¨²ne las cartas secretas con Pasternak sobre 'El doctor Zhivago'
Carlo Fitzgerald Feltrinelli, de 39 a?os, es alto y flaco como su padre. Tambi¨¦n es editor, y escritor, lo cual hace honor a su nombre, aunque seg¨²n asegura con esa erre movida t¨ªpica de los milaneses, ¨¦ste es 'un libro one shot', el ¨²nico que escribir¨¢.
No es raro, porque afirma que la escritura de Senior service, que ha editado Tusquets en Espa?a despu¨¦s de que haya aparecido en ingl¨¦s, alem¨¢n, ruso, griego y franc¨¦s, supuso siete a?os, muchos viajes, entrevistas 'y un doble salto mortal: escribirlo y publicarlo sin anunci¨¢rselo a nadie'.
Y el caso es que talento tiene mucho, seg¨²n se ve en las 415 p¨¢ginas de biograf¨ªa desapasionada, bien escrita y poco complaciente, titulada con la marca de cigarrillos que fumaba Feltrinelli.
Carlo, aquel Carlino al que su padre escrib¨ªa cari?osas cartas desde la clandestinidad de sus ¨²ltimos a?os, logra explicar con claridad las razones complejas de los enormes ¨¦xitos y los fracasos estrepitosos, reflejar las numerosas paradojas de una vida novelesca, sobrada de inter¨¦s, dinero, pasi¨®n y locura.
Giangiacomo Feltrinelli (1926- 1972) fue un gran agitador (pol¨ªtico, cultural y guerrillero) antifascista; el precursor precoz de las librer¨ªas de valor a?adido (discos, camisetas, m¨¢quinas de m¨²sica...: hoy, su hijo dirige una cadena de 65 tiendas) y el creador del Instituto Feltrinelli (ahora Fundaci¨®n), important¨ªsima biblioteca romana sobre marxismo y leninismo, reciclada, cuenta Carlo con orgullo, en 'taller de estudios sobre los pa¨ªses del Este y el frente social de la globalizaci¨®n'.
Una evoluci¨®n l¨®gica, moderna, para el imperio editorial independiente que mont¨® aquel revolucionario tard¨ªo, comunista primero, internacionalista despu¨¦s y casi terrorista al final de su vida, que dijo: 'Ser editor no es nada, s¨®lo llevar una carreta llena de papeles a los hombres para que esos papeles les expliquen c¨®mo es la vida'.
Su hijo cuenta la historia con un exhaustivo alarde de datos, cifras, cartas encontradas en una caja fuerte sin cerradura, informes de los servicios secretos italianos y rusos, testimonios de protagonistas directos e indirectos...
Todo ello al servicio de un cuento raro: el de un hombre que utiliza su dinero y su talento para ayudar a los que m¨¢s lo necesitan.
'Un ser muy libre'
Feltrinelli crey¨® en el socialismo, descrey¨® de los Gobiernos y los pol¨ªticos. Tuvo cientos de amigos y ayud¨® a mucha gente. 'Hizo siempre lo que quiso, fue un ser muy libre y vivi¨® varias vidas en una', dice su hijo. 'Se equivoc¨® a veces, seguro, y vivi¨® grandes contradicciones, dentro de una coherencia tormentosa y de situaciones muy duras, terribles. La m¨¢s grande, tener tanto dinero y ser un comunista tan fan¨¢tico. Pero no sirve preguntarse por qu¨¦, simplemente fue as¨ª. Pudo ser un fil¨¢ntropo, pero prefiri¨® ser un agitador. Y esa elecci¨®n me sigue gustando mucho'.Quedan, adem¨¢s, cosas objetivas, hechos sin discusi¨®n. Su editorial, por ejemplo: contribuy¨®, con otras, 'a la desprovincializaci¨®n de Italia, a la lucha contra la Italietta cat¨®lica, pacata y moralista'.
Lo hizo a trav¨¦s de libros ins¨®litos: El doctor Zhivago, de Pasternak, fue el primero. En 1959, Feltrinelli, despu¨¦s de arduas negociaciones con el PCI, el KGB y con el Gobierno sovi¨¦tico de Jruschov, se hizo con el manuscrito y se lo ofreci¨® al mundo entero, sin ceder a las amenazas de su partido. Las cartas est¨¢n en el libro, mostrando que la pol¨¦mica fue salvaje, y que las consecuencias agradables (Premio Nobel a Pasternak, tiradas millonarias, traducciones a todos los idiomas...) no compensaron al editor: su querido amigo por carta ('tuvieron una amistad dieciochesca, nunca llegaron a verse', dice Carlo) fue sometido a todo tipo de vejaciones morales por el r¨¦gimen sovi¨¦tico y Feltrinelli nunca pudo ir a visitarlo, aunque gestion¨® con mimo sus derechos de autor.
El segundo pelotazo de Feltrinelli Milano fue El Gatopardo, la novela que hab¨ªan rechazado Mondadori y Einaudi. El olfato de Feltrinelli la public¨® en 1958, con Lampedusa muerto: otro cl¨¢sico moderno. Esos ¨¦xitos dieron prestigio y fondos a la editorial para seguir con lo suyo, comunismo cultural y batalla ideol¨®gica: dio a luz manifiestos, ensayos, cartas; recuper¨® material in¨¦dito de la literatura marxista-leninista, public¨® los primeros art¨ªculos de Umberto Eco; la novela de Juan Goytisolo La resaca, cuya presentaci¨®n italiana fue reventada con c¨®cteles m¨®lotov por fuerzas de la derecha radical. Tambi¨¦n Los subterr¨¢neos, de Kerouac, o los dos Tr¨®picos, de Henry Miller, burlando la censura con imaginaci¨®n y coraje.
'Fue mucho mejor editor que pol¨ªtico', dice Carlo Feltrinelli mientras fuma un Philip Morris tras otro. 'En esa ¨¦poca, editar era un oficio precioso: con un solo libro pod¨ªas poner en jaque a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. ?l fue un pol¨ªtico-impol¨ªtico cuyo partido estaba compuesto por literatos, poetas, cient¨ªficos'. De repente, a finales de los a?os sesenta, 'quiz¨¢ se le fue la cabeza'. Dej¨® de creer en sus partidos. Abandon¨® a su familia por la revoluci¨®n. Se ech¨® al monte. Muri¨® en acto de servicio. En el ¨²ltimo rayo de luz, quiz¨¢ crey¨® que la revoluci¨®n ser¨ªa posible todav¨ªa.
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