La lengua y la modelo
Dos hechos fortuitos han convertido a la Monarqu¨ªa espa?ola en noticia de primera p¨¢gina, sobre todo de la prensa llamada del coraz¨®n. Un discurso desafortunado del Rey en la entrega del premio Cervantes y una ristra de art¨ªculos desaconsejando al Pr¨ªncipe de Asturias la posibilidad de su boda con la modelo noruega Eva Sannum han reavivado una vieja fotograf¨ªa de familia de los espa?oles, divididos entre republicanos y mon¨¢rquicos. Todo ha sucedido, tal como se?ala el canon del viejo Marx respecto a las repeticiones de la historia: no en forma de tragedia, sino de comedia; no como un serio debate pol¨ªtico, sino como comidilla para refocile o regocijo de nost¨¢lgicos y charfaderos, respectivamente.
Las palabras del Rey en Alcal¨¢ de Henares, en fecha tan se?alado como el D¨ªa del Libro, fueron tan claras como inexactas. 'A nadie se le oblig¨® nunca a hablar castellano', dijo en su discurso. Derecha e izquierda, nacionalistas y antinacionalistas, han documentado el despiste formidable en el que incurri¨® el redactor del discurso. Las declaraciones posteriores de Aznar han confirmado lo que todos sab¨ªan y la propia Constituci¨®n afirma. Que esta frase corresponde al pensamiento del Partido Popular y de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar respecto a las lenguas que se hablan en Espa?a y respecto a la extensi¨®n del castellano en Latinoam¨¦rica. No hay duda ni sorpresa. S¨ª la hay, en cambio, en que el portavoz socialista, Jes¨²s Caldera, haya salido al quite, en la misma direcci¨®n. En todo caso, si alguien debe una explicaci¨®n a la opini¨®n p¨²blica es el Gobierno, responsable pol¨ªtico ¨²ltimo de los actos del Rey, seg¨²n el art¨ªculo 64 de la Constituci¨®n.
De ¨ªndole muy distinta es el segundo caso, el vendaval de art¨ªculos y columnas, primero, y luego, de primeras p¨¢ginas de la prensa del coraz¨®n que ha suscitado el noviazgo del Pr¨ªncipe de Asturias, Felipe de Borb¨®n, con la modelo noruega. Es decir, una aut¨¦ntica campa?a de prensa, conducida en este caso por sectores de la opini¨®n p¨²blica pertenecientes al entorno medit¨¢tico del partido en el Gobierno. Sus inspiradores pretenden adelantarse a los acontecimientos para evitar que don Felipe contraiga matrimonio con una muchacha plebeya, protestante, extranjera y para colmo de profesi¨®n modelo. La Constituci¨®n es tajante respecto al matrimonio del heredero a la Corona, en su art¨ªculo 57.4: 'Aquellas personas que teniendo derecho a la sucesi¨®n en el trono contrajeren matrimonio contra la expresa prohibici¨®n del Rey y de las Cortes Generales, quedar¨¢n excluidas en la sucesi¨®n a la Corona por s¨ª y sus descendientes'. Nada dice sobre nada m¨¢s. Si los inspiradores de la campa?a se empe?an podr¨¢n intentar cerrar el paso a decisiones que ellos mismos consideran inconvenientes en la medida en que convenzan al Rey y a las Cortes para que proh¨ªban este matrimonio, en caso de que vaya a producirse.
Para el pr¨ªncipe Felipe, en cualquier caso, la gesti¨®n de este problema ser¨¢ objeto probablemente de su primera decisi¨®n pol¨ªtica. Puede satisfacer a los mon¨¢rquicos m¨¢s consp¨ªcuos, que sue?an en un Rey que usa las viejas formas para evocar as¨ª una instituci¨®n anterior a la democracia, con sus propias reglas internas. O puede satisfacer a la generalidad de los ciudadanos, republicanos seg¨²n las leyendas sobre este tipo de opiniones normalmente poco auscultadas, a los que les basta con un Rey que se mantenga estrictamente en su papel constitucional y se comporte por lo dem¨¢s con la normalidad y la dignidad del com¨²n de sus conciudadanos.
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