El 'paso del Ecuador' de Fern¨¢ndez- Miranda

En cuanto se enter¨® de que un tren hab¨ªa arrollado la furgoneta en la que viajaban inmigrantes ecuatorianos y hab¨ªa matado a 12 de ellos, Enrique Fern¨¢ndez-Miranda se present¨® en Lorca (Murcia) y visit¨® a los familiares de las v¨ªctimas. En aquel momento a¨²n estaban sumidos en la angustia por saber si sus seres queridos se hallaban entre los fallecidos. El delegado para la Extranjer¨ªa anim¨® a aquellos desconsolados a que volviesen a su pa¨ªs para hacer las cosas como el Ejecutivo pensaba que deb¨ªan hacerse. 'Ustedes saben que es un viaje que tendr¨¢n que emprender tarde o temprano', les dijo.

Ocurri¨® el 3 de enero, y lo cont¨® dos meses despu¨¦s el propio Fern¨¢ndez-Miranda en la Comisi¨®n de Justicia e Interior del Congreso, ante el estupor de los diputados. Algunos parlamentarios de la oposici¨®n interpretaron sus palabras como una crueldad. Pero quienes le conocen bien descartan absolutamente esa intenci¨®n. Seg¨²n ellos, Fern¨¢ndez-Miranda ten¨ªa el convencimiento de que estaba dando el mejor de los consejos. Aunque el momento no fuera el m¨¢s oportuno.

Enviar a los ecuatorianos en situaci¨®n irregular de vuelta a su pa¨ªs ha sido un empe?o personal del secretario de Estado. Con esa medida pretend¨ªa fomentar lo que defini¨® como 'la cultura de la inmigraci¨®n legal'. He aqu¨ª su ecuaci¨®n: a) Los inmigrantes viajan a Quito. b) El Gobierno les concede entonces visados y permisos de residencia y de trabajo. c) Vuelven a Espa?a y se convierten en un ejemplo a imitar. Pero le fall¨® la informaci¨®n. Y le perdi¨® el empecinamiento.

Cuando las autoridades de Quito le advirtieron de que su idea era disparatada porque en Espa?a hab¨ªa al menos 80.000 ecuatorianos en situaci¨®n irregular y resultar¨ªa imposible trasladarlos a todos, no hizo caso. Tambi¨¦n desoy¨® las propuestas de la oposici¨®n para que expidiera los visados en Madrid y renunciara a la incierta aventura transatl¨¢ntica. Incluso cuando tuvo en las manos el n¨²mero de personas que se hab¨ªan acogido a su oferta (24.884) y constat¨® que el plan costar¨ªa al Estado 3.200 millones de pesetas, no cej¨®. S¨®lo le detuvo una orden directa del nuevo ministro del Interior, Mariano Rajoy.

El balance de la Operaci¨®n Ecuador es demoledor. Ha forzado a los inmigrantes a contraer nuevas deudas para sobrevivir durante el tiempo que el Gobierno les ha prohibido trabajar. Muchas cosechas se han perdido por la s¨²bita falta de braceros. La imagen de Espa?a ha quedado comprometida en Latinoam¨¦rica. Y, por si fuera poco, la aventura ha costado al Estado 500 millones de pesetas.

En el centro del desastre, el delegado del Gobierno proclama una y otra vez que la operaci¨®n ha constituido un ¨¦xito. Ser¨¢ porque, gracias a ¨¦l, 21.000 inmigrantes van a ser regularizados sin tener que salir de Espa?a.