Por culpa de la espada
La pobre espada no tiene culpa de nada, pero eso es lo que suelen decir los toreros y sus allegados para justificar la p¨¦rdida de trofeos despu¨¦s de una buena faena debido al poco acierto en el uso del estoque. Ayer, en la Monumental de Barcelona, el debutante vallisoletano Leandro Marcos perdi¨® una o dos orejas, despu¨¦s de una gran faena al cuarto novillo de la tarde, 'por culpa de la espada'.
En realidad, se perfil¨® un poco lejos y entr¨® sin demasiada convicci¨®n. Total, tres pinchazos y dos descabellos, y adi¨®s orejas. Pero la faena ah¨ª qued¨®, modelo de temple, torer¨ªa, suavidad y buen gusto, embarcando perfectamente las embestidas del noble novillo de Mart¨ªn Arranz y ligando los muletazos. Ya hab¨ªa mostrado empaque y muy buen aire en su primero, pero ¨¦ste, que sangr¨® mucho en varas, lleg¨® muy aplomado al ¨²ltimo tercio, lo que imposibilit¨® que el muleteo tuviese emoci¨®n. Pero esta faena al cuarto permite abrigar muchas esperanzas en torno a este novillero.
Arroyo, Arranz / Marcos, Garc¨ªa, Mar¨ªn
Novillos: 3 (1?, 2? y 6?) de Jos¨¦ Miguel Arroyo y 3 (3?, 4? y 5?) de Enrique Mart¨ªn Arranz, manejables, pero flojos. Leandro Marcos: ovaci¨®n y vuelta tras aviso. Iv¨¢n Garc¨ªa: ovaci¨®n tras aviso y vuelta. Seraf¨ªn Mar¨ªn: oreja y palmas tras aviso. Los dos primeros, nuevos en esta plaza. Plaza Monumental. Un cuarto de entrada. Barcelona, 6 de mayo.
Tambi¨¦n caus¨® muy buena impresi¨®n el otro debutante, el madrile?o Iv¨¢n Garc¨ªa, variado con el capote, buen banderillero, excelente muletero, regular con la espada y con una cabeza muy despejada. La buena faena a su primero, con algunos pases en redondo lent¨ªsimos, qued¨® deslucida en algunos pasajes debido a la poca fuerza del astado.
Muy soso, tambi¨¦n flojo y con amagos de rajarse, el quinto, al que Iv¨¢n Garc¨ªa, que lo hab¨ªa recibido con una larga cambiada en el tercio, lo tore¨® magn¨ªficamente con la diestra en el mismo platillo del ruedo, con lentitud y ligaz¨®n. Luego el novillo se refugi¨® en tablas, cerca de toriles, y la faena perdi¨® un poco de brillo. Los cuatro descabellos que siguieron a la estocada hicieron que se esfumase un posible trofeo.
La ¨²nica oreja de la tarde fue a parar a manos del local Seraf¨ªn Mar¨ªn, muy apoyado por amigos y conocidos, por algunos buenos muletazos de mano baja, unas quietas manoletinas y una eficaz estocada, aunque al muleteo le faltase temple. El poco claro sexto, que punteaba los enga?os, no le facilit¨® las cosas al joven espada, muy voluntarioso toda la tarde, pero todav¨ªa algo falto de recursos para solucionar seg¨²n qu¨¦ papeletas, como la de imponerse y lidiar a un novillo con problemas.
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