A Mil¨¢n por la puerta grande

El Valencia reserv¨® lo mejor de s¨ª mismo para el d¨ªa m¨¢s se?alado. La acostumbrada exhibici¨®n defensiva primero; y la voluptuosidad atacante despu¨¦s, cuando el Leeds perdi¨® el aire. C¨²per dio entrada al equipo m¨¢s atrevido del a?o para resquebrajar a un rival muy engorroso. M¨¦ritos m¨¢s que suficientes para plantarse el d¨ªa 23 en Mil¨¢n, en la segunda final consecutiva de un grupo muy fuerte mentalmente capitaneado magistralmente por el p¨¦treo C¨²per. C¨²per, por cierto, que disputar¨¢ su tercera final europea consecutiva, algo nunca conseguido por ning¨²n entrenador hasta ayer.

Cierto que el Valencia las pas¨® canutas en el primer tiempo y que se puso a disfrutar tras la reanudaci¨®n, cuando impuso la t¨¦cnica de sus bajitos: S¨¢nchez, Aimar y Mendieta, por este orden. El hombre del partido fue sin duda S¨¢nchez, a quien siempre se le achac¨® no dar la talla en las grandes citas. Hasta ayer. Coron¨® su extraordinaria temporada con tres acciones decisivas: el gol del p¨ªcaro con la mano que abri¨® el marcador; el gol de la clase con la zurda que lo aument¨®; y el inteligente pase del tercer tanto a Mendieta para que rematara al Leeds. Su noche m¨¢s gloriosa, sin duda. Acompa?ada por la vista de C¨²per para darle el tim¨®n a Aimar, que gobern¨® el encuentro a su antojo. Porque de lo dem¨¢s no hab¨ªa dudas, de que Pellegrino y Ayala cerrar¨ªan el candado que conduc¨ªa a los ingleses hacia Ca?izares.

Con todo, el Leeds result¨® un equipo rocoso en el primer tiempo, un conjunto que sab¨ªa perfectamente a qu¨¦ jugaba. A juntar mucho las l¨ªneas, a pelear por cada cent¨ªmetro de campo y a buscar por las bandas los centros que sus dos magn¨ªficos delanteros (Viduka y Smith) trataban de rematar. En un ambiente espectacular (nunca Mestalla se hab¨ªa llenado tanto), C¨²per pint¨® al equipo m¨¢s bonito de la temporada: con Mendieta por la derecha (que es donde m¨¢s rinde por mucho que se empe?en), Aimar de media punta y el Kily Gonz¨¢lez por la izquierda. Entre los tres trazaron un f¨²tbol de mucho calibre. Siempre grande en las grandes citas, Mendieta se permiti¨® ciertos lujos en las combinaciones con Aimar, que trabaj¨® como un cosaco.

El plus de picard¨ªa que transportan los genes de los futbolistas latinos permiti¨® adelantarse al Valencia en el marcador. La jugada fue espl¨¦ndida, pero el remate ilegal. El cambio de juego picado del Kily Gonz¨¢lez, el centro de rosca de Mendieta desde la derecha y... ?el cabezazo en plancha? de S¨¢nchez. No. Marc¨® con la mano, como se pudo ver por televisi¨®n. Se repet¨ªa la historia. De nuevo un conjunto ingl¨¦s afectado por una acci¨®n ilegal en su contra. ?Se acuerdan de Maradona y la mano de Dios a Inglaterra en el Mundial de 1986?; ?o el gol de Ra¨²l precisamente al Leeds en la segunda ronda? Ra¨²l fue sancionado posteriormente por la UEFA por esas manos y, seg¨²n el mismo criterio, otro tanto le suceder¨¢ al delantero valenciano S¨¢nchez, que no jugar¨¢ la final.

El Leeds trat¨® de explotar el talento por el callej¨®n del 10 de Kewell, que presum¨ªa las flaquezas defensivas de Angloma. Y suerte para los locales que el Leeds no hurg¨® por el otro lado, donde al brasile?o Fabio Aurelio, que sustitu¨ªa a Carboni, le entr¨® la flojera ante el acontecimiento. Otra vez, como en la ida, la pareja de centrales valencianistas (Ayala y Pellegrino) mantuvo la ventaja valencianista. ?sta estuvo menazada por Viduka, que pidi¨® la pelota sin parar, se dej¨® caer al centro del campo, y result¨® muy habilidoso cuando pudo girarse y encarar.

La segunda parte comenz¨® con la elimininatoria pendiente de un tenue hilo. Hasta que S¨¢nchez lo tens¨® y puso Mestalla patas.Se vali¨® de un disparo suave, lejano y colocado. Con la zurda. Como un animal herido, el Leeds dio los ¨²ltimos coletazos que salv¨® el Kily Gonz¨¢lez desde la l¨ªnea de gol tras una internada de Kewell. El Valencia, en todo caso, ten¨ªa el partido donde quer¨ªa y s¨®lo era cuesti¨®n de esperar el momento para zamp¨¢rselo. Se encarg¨® Mendieta, con otro disparo raso, sutil y colocado. Tambi¨¦n con la izquierda. A Mestalla s¨®lo le quedaba regodearse y confiar en que todos sus h¨¦roes pudieran jugar en Mil¨¢n su segunda final consecutiva, que nadie fuera baja ni por sanci¨®n ni por lesi¨®n. Para ello retir¨® C¨²per al Kily y a Mendieta, que recibieron una ovaci¨®n escalofriante, sobre todo el callado capit¨¢n, el l¨ªder silencioso.

Despu¨¦s, no hubo manera de hacer que el p¨²blico se marchara a su casa, convencido de que esta vez es la definitiva para entrar en el club de los elegidos, de aquellos pocos que ostentan la Copa de Europa. S¨®lo el Madrid o el Bayern queda en el camino.