Blair convoca elecciones convencido de que arrasar¨¢ frente al bache de los conservadores
El primer ministro brit¨¢nico rompe la tradici¨®n y acude a un colegio para anunciar los comicios
Blair cumpli¨®, al menos, con un requisito de la tradici¨®n brit¨¢nica. Acudi¨® a mediod¨ªa al palacio de Buckingham a solicitar el benepl¨¢cito de Isabel II para disolver el Parlamento de Westminster. Un paso tan obligado como formal -ning¨²n monarca en tiempos modernos ha denegado el permiso- que el primer ministro no remat¨® convocando las elecciones en un escueto mensaje frente a Downing Street. Prefiri¨® romper con las costumbres y eligi¨® un colegio de secundaria, en l¨ªnea con el car¨¢cter populista de su estilo de gobierno, para resaltar la prioridad que la educaci¨®n tomar¨¢ en el programa del Partido Laborista.
'Nos quedan muchos retos por superar', dijo Blair a los estudiantes. Atr¨¢s quedan cuatro a?os de gobierno, con una mayor¨ªa absoluta de 179 esca?os que, advirti¨®, 'nunca fue la raz¨®n para hacer el trabajo r¨¢pidamente, sino correctamente'. El primer ministro atajaba as¨ª la queja que m¨¢s se escucha sobre el primer mandato laborista en dos d¨¦cadas. Los brit¨¢nicos apenas sienten los efectos de la reforma radical en sanidad, educaci¨®n, transporte y seguridad social que Blair prometi¨®. 'Nadie lo ha hecho en un mandato', se excus¨® y advirti¨® de que acude a las urnas con 'humildad y esperanza'.
El l¨ªder laborista record¨® que se han logrado poner 'cimientos de cambio genuino' sobre los que aspira a construir una sociedad en la que todos tengan oportunidad de prosperar. Fijaba as¨ª la espina dorsal de su programa, que primar¨¢ la inversi¨®n en los servicios p¨²blicos y una renovada gesti¨®n en la implementaci¨®n de las reformas. 'Invertir no es suficiente, es necesario que el dinero funcione', defendi¨®.
Los laboristas acuden a las urnas con una clara ventaja sobre sus rivales: los conservadores de William Hague y, a mayor distancia, los liberal-dem¨®cratas de Charles Kennedy. Los sondeos sobre intenci¨®n de voto aportan un porcentaje medio de 50, 31 y 13, respectivamente, y una reciente encuesta sugiere que la mayor¨ªa de Blair puede dispararse hasta los 227 esca?os. Pero Blair exige a sus diputados que no bajen la guardia.
La apat¨ªa del electorado es quiz¨¢ el principal enemigo del primer ministro. En las elecciones de mayo de 1997, la participaci¨®n registr¨® un m¨ªnimo hist¨®rico de 71%, que podr¨ªa hundirse a¨²n m¨¢s dada la escasa sorpresa que se anticipa en los resultados y las restricciones todav¨ªa vigentes en zonas rurales afectadas por la crisis de la fiebre aftosa. A causa del sistema mayoritario vigente en los comicios generales, la abstenci¨®n de votantes laboristas y de granjeros descontentos con la convocatoria electoral, a pesar del retraso de un mes en la fecha prevista, podr¨ªa beneficiar a los conservadores en circunscripciones marginales.
Mientras, Hague da muestras de debilidad a la hora de fundir las corrientes enfrentadas del Partido Conservador. En cabeza, la permanente cuesti¨®n del euro, cuya implantaci¨®n en el Reino Unido no rechaza para siempre, como desear¨ªa un creciente flanco de euroesc¨¦pticos, sino s¨®lo durante la siguiente legislatura. Es el compromiso que anteriores ministros tories han extra¨ªdo del l¨ªder para evitar su deserci¨®n del partido.
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