Una muerte digna
El intento del PSOE de que el Parlamento estudie la posibilidad de introducir la eutanasia activa en la legislaci¨®n espa?ola ha coincidido con el testimonio, publicado ayer en este peri¨®dico, de una enferma terminal que reclama el derecho a una muerte digna. Este testimonio, como el del tetrapl¨¦jico Ram¨®n Sampedro, fallecido por propia voluntad hace tres a?os, no s¨®lo pone al descubierto los problemas que se le plantean al ser humano en situaciones l¨ªmite, sino que interpelan a los poderes p¨²blicos sobre su responsabilidad en la b¨²squeda de una salida legal y humanitaria.
Ram¨®n Sampedro no encontr¨® esa soluci¨®n que reclam¨® durante a?os y al final tuvo que ser una mano amiga la que, arriesgando pena de c¨¢rcel, le ayudara a morir. Pero su muerte no fue ajena al inter¨¦s, desgraciadamente moment¨¢neo, de las fuerzas pol¨ªticas en abordar por primera vez en Espa?a un estudio riguroso de las implicaciones -legales, cient¨ªficas y morales- de la eutanasia como opci¨®n personal de quien se encuentra en un proceso irremisiblemente fatal a decidir por s¨ª mismo c¨®mo debe ser su tr¨¢nsito de la vida a la muerte, y a recibir para ello la pertinente ayuda de la ciencia m¨¦dica. Durante dos a?os -1998 y 1999-, una comisi¨®n del Senado escuch¨® a fil¨®sofos, m¨¦dicos, bio¨¦ticos, penalistas y constitucionalistas, pero con escaso resultado pol¨ªtico. El Partido Popular no est¨¢ por la labor de consensuar nada referente a la despenalizaci¨®n de la eutanasia activa con el conjunto de las fuerzas pol¨ªticas.
El PSOE intenta, esta vez en el Congreso, reabrir el debate sobre la eutanasia mediante la creaci¨®n de una subcomisi¨®n parlamentaria que, en el plazo de seis meses, presente sus conclusiones. Hace apenas dos a?os que la comisi¨®n del Senado concluy¨® sus trabajos, pero en este tiempo la cuesti¨®n de la eutanasia se ha agudizado en la conciencia de la sociedad, sobre todo tras el paso adelante dado por Holanda con la aprobaci¨®n de la primera ley reguladora de esta pr¨¢ctica. En ese pa¨ªs, situaciones como las de Ram¨®n Sampedro habr¨ªan encontrado una salida legal, ni traum¨¢tica ni clandestina, con todas las precauciones y garant¨ªas exigibles. De ah¨ª que resulte cada vez m¨¢s insostenible rehuir el debate sobre la eutanasia o abordarlo desde recetas trufadas de ideolog¨ªas o creencias religiosas que s¨®lo sirven para enredarlo.
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