Rutelli, la sonrisa inoxidable de El Olivo
El candidato del centro-izquierda parec¨ªa un mero busto parlante, pero ha resistido bien los envites
Cuando en octubre pasado se confirm¨® que Francesco Rutelli, por entonces alcalde de Roma, ser¨ªa el adversario de Silvio Berlusconi en las elecciones generales, una parte de la izquierda italiana se llev¨® las manos a la cabeza. Rutelli, en excelentes relaciones con el Vaticano -especialmente tras el ¨¦xito del Jubileo del a?o 2000-, no parec¨ªa un rival a la altura de Il Cavaliere. Tampoco la principal fuerza cat¨®lica de El Olivo, el Partido Popular Italiano (PPI), se mostr¨® entusiasta. Rutelli fue definido por la prensa pr¨®xima a El Olivo como Cicciobello (algo as¨ª como 'el bello Paco'), dando a entender que era poco m¨¢s que un busto parlante. Y, sin embargo, los que conoc¨ªan al alcalde romano de los a?os de militancia en Los Verdes sab¨ªan que tras su sonrisa un poco c¨ªnica se escond¨ªa un experto batallador de la pol¨ªtica.
Nacido en Roma el 14 de junio de 1954, en una familia acomodada, dej¨® los estudios para entrar en pol¨ªtica de la mano del Partido Radical, en 1975. Enseguida pas¨® al sector ecologista y en 1981 era ya coordinador de Los Verdes. Dos a?os despu¨¦s fue elegido diputado y reelegido en las sucesivas elecciones en 1987 y en 1992. Un a?o despu¨¦s recibi¨® el primer encargo ministerial. El primer ministro Carlo Azeglio Ciampi, que tom¨® las riendas del Ejecutivo en abril de 1993, le entreg¨® la cartera de Medio Ambiente. Rutelli, h¨¢bilmente, la mantuvo s¨®lo un d¨ªa, porque dimiti¨® como consecuencia de la negativa del Parlamento a votar un suplicatorio que permitiera el procesamiento del entonces l¨ªder socialista, Bettino Craxi.
Aquello fue un bautismo pol¨ªtico que le abri¨® las puertas de la alcald¨ªa de Roma, a la que accedi¨® en diciembre de ese a?o tras ganar por casi un mill¨®n de votos al candidato de la derecha, fuerte en la capital, el presidente de Alianza Nacional, Gianfranco Fini. Rutelli fue reelegido en 1997, cuando por primera vez entr¨® en vigor la ley que consiente la elecci¨®n directa de alcaldes y presidentes regionales. El Ayuntamiento de Roma ha sido la plataforma esencial para Rutelli, casado con una periodista famosa, Barbara Palombelli, muy introducida en los ambientes pol¨ªticos y de la ¨¦lite cultural italiana. La pareja tiene dos hijos, uno de ellos adoptado.
Desde la alcald¨ªa ha ido trazando la estrategia pol¨ªtica que le ha llevado a encabezar El Olivo. El Jubileo le ha brindado una ocasi¨®n de oro. Rutelli se dej¨® fotografiar una y mil veces con el Papa y los cardenales de la Curia, dio todas las facilidades para la organizaci¨®n de eventos masivos y, lo que es m¨¢s importante, logr¨® que el Jubileo, temido y deseado por los romanos, se consumase sin dejar una memoria de desastres detr¨¢s. Todo funcion¨®, la ciudad resisti¨® la avalancha, las obras (no todas) se hicieron, y Roma gan¨® en esplendor.
Una vez candidato de El Olivo, a Rutelli le ha tocado liderar una coalici¨®n que estaba hecha trizas con escasa moral y menos convicci¨®n a¨²n en la posibilidad de hacer frente a Il Cavaliere. Rutelli ha demostrado ser un fajador, encajando las descalificaciones de su adversario, por un lado, y los desprecios de sus aliados, por el otro. Berlusconi lo ha tildado desde el primer momento de 'personaje prestado a la izquierda', y 'maniqu¨ª alquilado', insistiendo en que el verdadero jefe en el centro-izquierda es Massimo d'Alema. Pero Rutelli ha aguantado el tipo y ha sido capaz de entregarse de lleno a la campa?a con una sonrisa inoxidable.
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