Sopa de Cabra emprende su ¨²ltima gira
El grupo se despidi¨® el viernes de sus viejos seguidores de Girona, la ciudad que les catapult¨® como m¨²sicos
Los viejos elefantes de la Girona underground y canalla deambulaban desorientados entre la marea de quincea?eras. La mayor¨ªa hab¨ªan extraviado, entre hipotecas y pa?ales, a la manada de su juventud. Pero no quisieron resistirse a rendir el ¨²ltimo tributo a los autores de la banda sonora de los a?os b¨¢rbaros del Carrer dels Torrats. Sopa de Cabra dec¨ªa adi¨®s el pasado viernes a la ciudad que les hab¨ªa catapultado como m¨²sicos, en la primera parada de una gira que les llevar¨¢ por m¨¢s de 30 escenarios de los territorios de habla catalana. Su rock s¨®lido y directo tuvo de nuevo el poder de unir y hacer vibrar a la generaci¨®n del Madelman con la del Game Boy. Plou i fa sol es su agridulce despedida en forma de disco y sale a la venta el pr¨®ximo martes.
El grupo que abander¨® el rock catal¨¢n sostiene que la gira y el disco responden a la voluntad de 'acabar bien' y que en ning¨²n caso se ha planificado como una operaci¨®n de mercadotecnia. En una rueda de prensa celebrada en la tasca Los Padules, el ¨²ltimo vestigio de la a?eja ebullici¨®n del Carrer Nou del Teatre, que ellos rebautizaron como el Carrer dels Torrats en una canci¨®n, los miembros del grupo expresaron su voluntad de emanciparse y recorrer nuevos caminos al margen de Sopa de Cabra. Fue en ese mismo local donde, 15 a?os atr¨¢s, se gest¨® el grupo que abri¨® la brecha del rock en catal¨¢n. Ganaron su p¨²blico batallando en peque?os locales y escenarios rurales. Los tugurios de las callejas del casco antiguo de Girona, que entonces todav¨ªa ol¨ªan a orines, cervezas y refritos, vendieron sus primeras maquetas caseras. Cuando una de sus cintas super¨® los 700 ejemplares estaba claro que su sue?o de rock and roll star estaba a la vuelta de la esquina.
El concierto del s¨¢bado en la Fira de Girona reuni¨® a 5.000 personas. El p¨²blico del concierto, organizado por 40 Principales, demostraba que Sopa de Cabra contin¨²a atrayendo a las nuevas generaciones.
A los viejos rockeros les supo a poco. Esperaban m¨¢s bises, m¨¢s emoci¨®n, una nostalgia que no pudo aflorar entre la marea juvenil que se zamp¨® el concierto entre gritos y saltos, dej¨® los huesos y se march¨® como un hurac¨¢n en busca de nuevas experiencias. Y el recinto se convirti¨® en un mudo cementerio de elefantes con la piel endurecida por el rock que buscaban en vano los restos de una a?oranza.
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