El filme 'Asesinato en febrero', sobre el terrorismo etarra, emociona en Cannes
La pel¨ªcula de Eterio Ortega y El¨ªas Querejeta se present¨® en la Semana de la Cr¨ªtica
Asesinato en febrero llen¨® una de las sesiones especiales de la Semana de la Cr¨ªtica, en el d¨ªa y la hora de mayor poder de convocatoria de este peque?o y admirable festival paralelo, donde tiene lugar el fest¨ªn de los cin¨¦filos, de los que vienen a buscar aqu¨ª algo tan escaso, y por eso tan valioso, que es el cine comprometido consigo mismo, con su lenguaje y con su irrenunciable condici¨®n de mirada a la verdad y la vida. Y qued¨® hondo en este rinc¨®n de pureza rodeado de una atm¨®sfera contaminada, donde los m¨¢s toscos argumentos de la l¨®gica del mercado se entrometen sin pudor en el debate art¨ªstico.
Y cal¨® hondo porque es una evidencia que en Asesinato en febrero hay un en¨¦rgico acto de elevaci¨®n de esa busca de verdad y vida que est¨¢ en el fondo de la pasi¨®n por el cine. Es una secuencia de im¨¢genes exactas, de formidable elocuencia, aunque naciese de manera casi eruptiva. 'O¨ª la noticia del asesinato de Fernando Buesa y su escolta', dijo el productor El¨ªas Querejeta, 'en Madrid, en un taxi, y me sent¨ª tan golpeado al o¨ªr aquello que sin darme cuenta di un grito. Eso al menos me dijo despu¨¦s el taxista. Luego, cuando llegu¨¦ a mi casa, sent¨ª la necesidad de decir, de contar algo, no sab¨ªa qu¨¦; y comenc¨¦ a llenar folios hasta que, poco a poco, aquella necesidad comenz¨® a tomar forma. Y segu¨ª escribiendo'.
Asesinato en febrero est¨¢ hecha con materia de documento, pero sin embargo es ajena a sus im¨¢genes la impresi¨®n de azar o de improvisaci¨®n. Hay en el filme una minuciosa puesta en pantalla, porque brotan de ¨¦sta indicios irrefutables de elaboraci¨®n. 'Es una de esas pel¨ªculas', dice Querejeta, 'en las que no se debe, ni en realidad se puede, dejar nada, ni un hilo, al azar. En el momento que tuvimos en la mano el primer gui¨®n, lo rodamos. Y cuando vimos el primer montaje, ¨¦ste nos llev¨® a iniciar un nuevo rodaje complementador y perfeccionador, que dio lugar a otro montaje; y la insatisfacci¨®n ante ¨¦ste nos condujo a un nuevo rodaje, cuyo montaje desencaden¨® otro nuevo rodaje. Y as¨ª, en sucesivas vueltas y revueltas a lo mismo, se hizo Asesinato en febrero. Fue nuestra manera de huir de cualquier forma de azar, de no querer depender de lo que nos llegara a las manos, de no tener que coger im¨¢genes al vuelo'.
Es singular, casi sorprendente, que en una pel¨ªcula que recorre de principio a final todo el intrincado itinerario de un asesinato calculado al mil¨ªmetro, no se nombre nunca la identidad de la organizaci¨®n asesina. 'No se la nombra', dice Querejeta, 'porque no hace falta, porque est¨¢ ah¨ª, porque se la ve en la pantalla'. Se ve materialmente, en efecto, la abstracci¨®n asesina que lleva a cabo este golpe de terror antivasco, y ¨¦ste es uno de los m¨¢s serios hallazgos, tanto formales como de fondo, del relato y del poema subterr¨¢neo que se mueve bajo ¨¦l, de Asesinato en febrero. El casi matem¨¢tico recorrido f¨ªsico, did¨¢ctico y temporal sobre los pasos perdidos del doble crimen se mezcla, y choca, con el delicado y desesperado esfuerzo de las personas, convertidas en personajes de esta pel¨ªcula, que amaron a los dos hombres exterminados, para tirar de su memoria de ellos y hacer que as¨ª se cumpla el ¨²nico anhelo imposible al que es imposible renunciar, el de la resurrecci¨®n. De ah¨ª el aroma lit¨²rgico, sagrado, que flota en la atm¨®sfera dolorida e ¨ªntima de Asesinato en febrero, pura ceremonia, puro poema tr¨¢gico espa?ol.
Merece la pena reproducir in extenso, pues son bellas y esclarecedoras las palabras de la presentaci¨®n de la pel¨ªcula de Ortega Santillana y Querejeta por el cineasta Carlos Saura en la Semana de la Cr¨ªtica: 'Evitando la trampa del sentimentalismo y la obviedad, Asesinato en febrero cuenta la vida de dos ausentes, dos asesinados que van tomando cuerpo y renovada vida a trav¨¦s de los recuerdos de sus familiares, ahora maravillosos actores sorprendidos en su cotidianidad, excepcionales testigos de unas vidas truncadas. Un documento emocionante, ¨²nico e irrepetible, que obliga a la reflexi¨®n. Si se ejecuta a un hombre, ?no se est¨¢ asesinando de alg¨²n modo a todos los hombres?'.
Y zanja la cuesti¨®n El¨ªas Querejeta, su productor y escritor: 'El contenido ¨²ltimo de la pel¨ªcula es un absoluto y frontal rechazo a la pena de muerte'.
Y con este combativo poema, lleno de energ¨ªa moral, el cine espa?ol se situ¨® en la l¨ªnea de mayor altura art¨ªstica alcanzada hasta ahora, dentro y fuera del concurso, por esta edici¨®n del festival dedicada al cine puro y duro.
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