El Gobierno italiano pide perd¨®n por la p¨¦sima organizaci¨®n de las elecciones
Las ¨²ltimas papeletas se depositaron en las urnas a las cinco de la madrugada de ayer
Las poco m¨¢s de 60.000 sedes electorales de todo el pa¨ªs no bastaron para acoger a los votantes que en las elecciones de 1996 fueron distribuidos entre 91.000 sedes. Eso sin contar con la dificultad de manejar hasta cinco papeletas diferentes, como ocurri¨® en Roma, N¨¢poles, Mil¨¢n y Tur¨ªn, con resultados catastr¨®ficos.
Los datos oficiales publicados ayer confirman que el caos de la jornada electoral del domingo en Italia, que provoc¨® colas kilom¨¦tricas ante las sedes electorales y oblig¨® a millones de italianos a esperar hasta dos horas en los colegios para poder votar, no era imputable a una afluencia inusual de votantes. De hecho, en las elecciones generales del domingo votaron poco m¨¢s del 81% de los ciudadanos convocados a las urnas. Un porcentaje alto pero que no supera el list¨®n de las generales de 1996, cuando vot¨® el 82,7% de los italianos.
Las razones del caos fueron otras. Y el primero en reconocerlo ayer, despu¨¦s de recibir un aluvi¨®n de improperios durante la larga noche electoral por parte de electores y elegidos, fue el ministro del Interior, Enzo Bianco. Bianco expres¨® su 'disgusto' y pidi¨® disculpas a los italianos por los innumerables contratiempos, pero pas¨® la responsabilidad al Gobierno (saliente) de la naci¨®n. 'Lamento que la petici¨®n del Viminale de que fuera restablecido el n¨²mero de sedes que hab¨ªa en 1997 no fuera atendida', se?al¨®.
Excusas que no pueden borrar la irritaci¨®n de los ciudadanos y de no pocos candidatos de todo el arco pol¨ªtico italiano, que se vieron afectados por los retrasos en el escrutinio de los votos causados por el caos de las votaciones. Uno de los afectados, el l¨ªder de la izquierda democr¨¢tica, Massimo D'Alema, que esper¨® interminables horas hasta confirmar a primera hora de ayer que hab¨ªa obtenido su esca?o, se pregunt¨® si no hubiera sido mejor 'gastar menos dinero en los sondeos a pie de urna y m¨¢s en acondicionar las sedes necesarias para facilitar el voto de los italianos'.
Ca¨®tica e inexplicable
Lo cierto es que la jornada electoral del domingo pasar¨¢ a la historia de Italia como una de las m¨¢s ca¨®ticas e inexplicables. En Roma y N¨¢poles, donde las temperaturas superaron los 26 grados, la espera de los electores fue particularmente penosa, obligados a permanecer de pie en los pasillos de los colegios habilitados para el voto una media de entre una y dos horas.
Pero si la situaci¨®n fue dif¨ªcil desde el principio, el caos absoluto lleg¨® a las 22.00, cuando te¨®ricamente deb¨ªan cerrar los colegios. Para entonces hab¨ªa filas enormes de personas esperando poder votar en m¨¢s de mil secciones de Roma y en otras tantas de N¨¢poles.
En uno de los colegios de los quartieri spagnoli, en el N¨¢poles viejo, los nervios de los que esperaban estallaron y un grupo de personas furiosas rompi¨® urnas y papeletas. Muchos de los afectados por la larga espera debieron pensar cu¨¢nto se equivocaba Gianni Agnelli, presidente honorario del Grupo Fiat, cuando critic¨® a la prensa internacional por el tono que tomaron los art¨ªculos contra Silvio Berlsuconi. 'Nos tratan como si fu¨¦ramos una rep¨²blica bananera', dijo el avvocato, 'y no lo somos'.
Ante la gravedad de la situaci¨®n, el ministro Bianco orden¨® que se autorizara a votar a todos los que hac¨ªan pacientemente la cola ante las urnas. Por primera vez en la reciente historia democr¨¢tica de Italia se pidi¨® a los institutos de encuestas que pospusieran la publicaci¨®n de los sondeos a pie de urna, para no condicionar el voto de los que esperaban, protegidos por un cord¨®n policial para evitar que se les sumaran otros votantes llegados despu¨¦s de las 22.00. As¨ª se hizo.
Los datos se retrasaron una hora, pero la medida qued¨® superada por la realidad, ya que la gente sigui¨® votando hasta las cinco de la madrugada del d¨ªa siguiente, mientras en otros colegios se contaban ya las papeletas. Expertos constitucionales han estudiado el caso y ayer tranquilizaron a los reci¨¦n elegidos diputados. No hay razones legales para anular la votaci¨®n en ninguna de las sedes.
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