Un dif¨ªcil consenso
El pr¨®ximo Parlamento vasco ser¨¢ el m¨¢s representativo de la historia -nunca antes hab¨ªa ido a votar el 80% del censo- y la presencia del brazo pol¨ªtico de ETA ser¨¢ tambi¨¦n la m¨¢s reducida. Ambas cosas (relegitimaci¨®n de las instituciones y deslegitimaci¨®n de ETA) permiten a Ibarretxe, muy reforzado por sus excelentes resultados, encabezar el movimiento para recomponer la unidad democr¨¢tica contra el terrorismo. Para ello tendr¨¢ que hacer valer su influencia en el PNV, dividido entre quienes defienden que los buenos resultados les permiten cortar sin mayores desgarros internos con la v¨ªa de Lizarra, y quienes los interpretan como un aval a la l¨ªnea soberanista. Que ocurra lo primero depende mucho de que la oposici¨®n reconozca sin reticencias la victoria y la legitimidad del gobierno Ibarretxe, y de que responda con lealtad a sus intentos de reanudar los lazos personales y pol¨ªticos. Y tambi¨¦n de que se normalicen la relaciones institucionales entre los Gobiernos de Madrid y Vitoria.
La primera responsabilidad del nuevo Gobierno ser¨¢ poner los medios pol¨ªticos y policiales necesarios para garantizar la seguridad y libertad de todos los ciudadanos vascos. Acabar con el desamparo de quienes han sido perseguidos, dar esperanza a los que se fueron y quieren volver de su exilio forzoso ser¨¢ la m¨¢s inmediata prueba de fuego del nuevo Gobierno vasco. Ello exige determinaci¨®n pol¨ªtica de Ibarretxe y cooperaci¨®n leal entre las fuerzas policiales encargadas de la lucha antiterrorista.
En repetidas ocasiones, Ibarretxe se ha comprometido a ser el lehendakari de todos los vascos. ?sa es una proclamaci¨®n que le compromete con las aspiraciones del 42,7% de votantes que le han dado la victoria, pero le obliga tambi¨¦n a proteger al 47% de ciudadanos vascos que han optado por listas no nacionalistas. Hacer posible la convivencia entre esos dos sectores de la poblaci¨®n vasca deber¨ªa ser su primer empe?o.
Los ciudadanos le han dado a Ibarretxe el mandato de tomar la iniciativa. Para restaurar las heridas deber¨¢ actuar con realismo, sin imposiciones de objetivos m¨¢ximos que reproducir¨ªan el clima de confrontaci¨®n radical que se ha producido desde la ruptura de la tregua por parte de ETA. Desde el Pacto de Ajuria Enea al Plan Ardanza podr¨ªan espigarse v¨ªas para restaurar la unidad democr¨¢tica. Desde el otro lado, muy concretamente desde el Gobierno de Aznar, es necesario tambi¨¦n superar la fase de deslegitimaci¨®n total del nacionalismo. Un di¨¢logo pol¨ªtico constructivo exige al menos un desarme verbal mutuo, desde un s¨®lido compromiso contra el terrorismo pol¨ªtico y la kale borroka, convertida en un m¨¦todo sistem¨¢tico de amedrantamiento contra la poblaci¨®n que no comparte los postulados nacionalistas.
Esto no significa que el nacionalismo tenga que renunciar a su ideolog¨ªa, pero no puede pretender que la aceptaci¨®n de su programa sea condici¨®n para un acuerdo con otras formaciones. Las urnas han vuelto a confirmar la pluralidad de la sociedad vasca. El nacionalismo democr¨¢tico ha ganado 140.000 votos, pero el equilibrio entre nacionalistas y no nacionalistas es 53-47, y el margen no deja de estrecharse a cada votaci¨®n desde hace ya 15 a?os. La fortaleza del voto nacionalista es un reflejo fiel de la existencia de una comunidad nacionalista que comparte s¨ªmbolos, lenguaje, fechas. Y temores: la estrategia frentista del PP y los socialistas ha asustado a muchos electores, y, por tanto, ha resultado un fracaso que ambos partidos deber¨¢n analizar a la hora de gestionar el futuro.
En una situaci¨®n percibida como de ataque exterior, el nacionalismo ha reaccionado como una comunidad, reordenando sus votos con arreglo a criterios de utilidad, lo que no ocurre entre los no nacionalistas. De ah¨ª que no haya habido apenas p¨¦rdida del voto nacionalista moderado como reacci¨®n a la apuesta de Lizarra o a la presentaci¨®n de un programa soberanista. El voto ha sido comunitario, en defensa del nacionalismo, al que sus l¨ªderes presentaban como v¨ªctima de un ataque exterior. Los errores cometidos por el Gobierno de Aznar en su estrategia de enfrentamiento sin matices al nacionalismo han favorecido ese repliegue comunitario.
La otra clave de los resultados ha sido ETA. Nunca ha habido tanto rechazo al terrorismo, pero tambi¨¦n, tanto miedo a enfrentarse a ETA. En ausencia de una estrategia compartida como la del Pacto de Ajuria Enea, la polarizaci¨®n m¨¢xima se ha producido no tanto en torno a planteamientos soberanistas o autonomistas como en torno a la estrategia para acabar con la violencia. La propuesta de hacerlo mediante el di¨¢logo ha resultado m¨¢s atrayente para una mayor¨ªa de electores. Lo dif¨ªcil es lograrlo sin que sea a costa de las libertades de unos. ?se es el reto de Ibarretxe.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Juan Jos¨¦ Ibarretxe
- Opini¨®n
- Elecciones Vascas 2001
- Gobierno en funciones
- VII Legislatura Pa¨ªs Vasco
- PP
- Parlamentos auton¨®micos
- EAJ-PNV
- Resultados electorales
- Gobierno Vasco
- Comunidades aut¨®nomas
- Censo electoral
- Gobierno auton¨®mico
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Elecciones auton¨®micas
- Parlamento
- Elecciones
- Gobierno
- Pa¨ªs Vasco
- Partidos pol¨ªticos
- Espa?a
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica