El atractivo rural de Beizama
Esta localidad, uno de los enclaves m¨¢s desconocidos del interior guipuzcoano, cuenta con un museo de la naturaleza
?Existe verdaderamente Beizama? ?sta es la pregunta que asalta al conductor que toma el desv¨ªo en el alto de Sorgintzulo, en la carretera que une Tolosa con Azpeitia, pasando por Errezil, el balc¨®n de Guip¨²zcoa. Se supone que el camino conduce a una de las localidades m¨¢s atractivas del interior guipuzcoano, municipio con or¨ªgenes que se remontan a tiempos romanos, cuna de reconocidos aizkolaris y, ahora, sede de un curioso museo de la naturaleza, que nace en una de las casas del pueblo para extenderse a todo su territorio.
A pesar de su curvas infinitas, el recorrido de esos siete kil¨®metros desde Sorgintzulo a Beizama se hace con gusto. El conductor y, sobre todo, los acompa?antes agradecen el paseo por una de las muestras m¨¢s desconocidas de bosque aut¨®ctono con entidad que todav¨ªa quedan en Guip¨²zcoa. No es de extra?ar que la afici¨®n por el corte de troncos tenga en toda la cuenca del peque?o r¨ªo Ibaieder algunas de sus referencias m¨¢s cl¨¢sicas.
El ascenso por esta v¨ªa de monta?a concluye en Santa ?gueda, ermita y un par de caser¨ªos, que anuncian la proximidad del n¨²cleo urbano de Beizama. El descenso hasta el pueblo cuenta con algunas vistas de lo que es un valle abrupto, con las laderas casi cortadas en vertical, con caser¨ªos desperdigados, que tienen su referencia com¨²n en el n¨²cleo establecido a mitad del curso del Ibaider.
La ausencia de espacio dio pie a la imaginaci¨®n de quienes trazaron el pueblo. Ah¨ª est¨¢ ese viacrucis colocado en el muro que resguarda la carretera, o la peculiar disposici¨®n de la iglesia, una obra de origen renacentista, que se ha ido completando con el paso de los siglos. Es m¨¢s, la ¨²ltima obra, la de la torre, concluy¨® en 1928. Frente a la iglesia, y con la plaza por medio, se encuentra el Ayuntamiento, levantado en el siglo XVIII.
Inundaciones en la iglesia
La plaza del pueblo es deudora de la orograf¨ªa de Beizama: aunque pretende establecerse como el lugar m¨¢s llano de la localidad (junto con el front¨®n), no deja de tener cierta inclinaci¨®n hacia la iglesia, que ya se ha visto m¨¢s de una vez anegada por las aguas en d¨ªas de temporal.
El paseo por esta localidad permite ir recordando algunas de las an¨¦cdotas que salpicaron la vida de Beizama a lo largo de los siglos. Entre sus caser¨ªos hay que citar, por ejemplo, el de Korosagasti, ubicado en una zona aislada, a unos seis kil¨®metros del casco viejo, en lo que era la antigua encrucijada de los caminos que desde Beasain y Tolosa llegaban a Azpeitia.
En esta casa abandonada se realiz¨® el 14 de noviembre de 1926 el famoso crimen de Beizama, arquetipo de asesinato rural, en el que las v¨ªctimas fueron dos mujeres, madre e hija, en un suceso que revolucion¨® toda la comarca y que est¨¢ todav¨ªa sin aclarar definitivamente.
Pero tambi¨¦n se vivieron otros acontecimientos que reflejan c¨®mo se desarrollaba la vida cotidiana en momentos de conflicto. Ah¨ª est¨¢, por ejemplo, la presencia de las tropas inglesas en Guip¨²zcoa durante la Guerra de la Independencia. El ej¨¦rcito ingl¨¦s colabor¨® activamente en la liberaci¨®n de la provincia vasca, pero sus soldados tambi¨¦n aprovecharon (como en todas las guerras) para saquear y extorsionar a las poblaciones que encontraban a su paso. As¨ª ocurri¨® en Beizama, donde una partida de 16 soldados ingleses tuvo que salir por piernas porque no quisieron hacer frente a las deudas que hab¨ªan contra¨ªdo en el pueblo. Las guerras carlistas tambi¨¦n tuvieron su presencia en el municipio y dejaron alguna an¨¦cdota jugosa, como la que se encuentra tras el tesoro de Santa ?gueda, protagonizada por un general carlista que no acept¨® el conciliador Abrazo de Bergara.
Fue Anacleto Bravo, quien fracas¨® en su intentona, aunque no sin antes haber enterrado en las cercan¨ªas de Beizama el malet¨ªn en el que se guardaban 16.000 duros que los seguidores de Don Carlos le hab¨ªan entregado para financiar su levantamiento.
Con el tiempo, Anacleto Bravo fue detenido y trat¨® de recuperar el dinero, pero o bien se le hab¨ªa adelantado alguien o no se acordaba del lugar, porque de los duros nunca m¨¢s se supo.
El tesoro que tiene hoy en d¨ªa Beizama es su ubicaci¨®n privilegiada, que ha permitido sacar adelante el peque?o museo de la Naturaleza y el albergue. Fue esta la decisi¨®n m¨¢s acertada (que tambi¨¦n se ha seguido en otras poblaciones guipuzcoanas como Zerain, Leintz-Gatzaga o Larraul) para buscar una salida a un pueblo que iba perdiendo poblaci¨®n de manera preocupante.
Y es que es l¨®gico. La implantaci¨®n definitiva de la industria casi como ¨²nico modo de vida productivo ha llevado a numerosos municipios del interior del Pa¨ªs Vasco a su despoblamiento y a la p¨¦rdida de muchas pr¨¢cticas agrarias y ganaderas. Acontecimiento que ha llevado, por otra parte, a que buena parte de los ni?os residentes en las capitales y los grandes pueblos desconozcan esas pr¨¢cticas rurales.
Itinerarios did¨¢cticos
Ah¨ª reside el inter¨¦s de esta exposici¨®n permanente sobre el medio rural y natural del Pa¨ªs Vasco, bajo el t¨ªtulo de Naturgunea. Y con esta muestra tambi¨¦n se han recuperado algunos elementos de la vida tradicional como la carbonera, la calera, el molino, etc¨¦tera, que se pueden disfrutar dentro de los distintos itinerarios organizados para disfrute de los m¨¢s peque?os, sus profesores y cualquier visitante que se acerque por Beizama.
Eso s¨ª, una cosa es la reivindicaci¨®n de las formas de vida rurales, y otra, el dar la espalda a determinadas ventajas que dan las tecnolog¨ªas. Un buen ejemplo es el de los responsables del caser¨ªo Arreta, que han dispuesto un sistema de vigilancia por c¨¢maras de su reba?o de ovejas, con lo que pueden seguir cualquier acontecimiento que ocurra a lo largo de la noche sin bajar a la cuadra.
El paseo por Beizama puede concluir en sentido hacia Nuarbe, un barrio de Azpeitia, que se vincula con su localidad vecina por el r¨ªo Ibaieder. All¨ª, a la entrada del pueblo, se puede ver en estos d¨ªas una carbonera a punto de encenderse. El mejor colof¨®n a un recorrido por antiguas pr¨¢cticas rurales.
Datos pr¨¢cticos
C¨®mo llegar: Beizama se encuentra entre Tolosa y Azpeitia, en la m¨¢s estrecha y sinuosa de las tres carreteras que unen ambas localidades. Si se sale desde Tolosa (a la orilla de la N-1) hay que tomar la carretera que va a Bidegoian (GI-2634) para desviarse a los siete kil¨®metros hacia Beizama. Si el punto de partida es Azpeitia (adonde se puede llegar por la A-8 y luego por la GI-631), hay que acercarse al barrio de Nuarbe, final y comienzo de la carretera que pasa por Beizama. Alojamiento: Adem¨¢s de los servicios que presta el municipio de Beizama de albergue y pensi¨®n rural (tel. 943 151252), alrededor de esta localidad hay una interesante oferta de turismo rural. En Bidegoian, el caser¨ªo Bengoetxea (tel. 943 681067) y Eguzkitza (tel. 943 580946). Ya en Errezil, se encuentran Izarre (tel. 943 813524), Etxeberri (tel. 943 580946) y Letea (tel. 943 812887). Los hoteles m¨¢s cercanos est¨¢n en Azpeitia: Izarra (tel. 943 810750) y Loiola (tel. 943 151616). Comer: En las cercan¨ªas, se pueden citar los restaurantes Bizker de Urrestilla (tel. 943 812735) y Letea de Errezil (tel. 943 812887). Ya en Azpeitia, la cita est¨¢ en el Kiruri (tel. 943 815608), Juantxo (tel. 943 814315) o Sagasti-zahar (tel. 943 813442).
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