Exteriores demora la creaci¨®n del Instituto Llull de promoci¨®n del catal¨¢n en el mundo

La creaci¨®n de un ¨®rgano destinado a promover el catal¨¢n en el mundo es una iniciativa que la Generalitat catalana estudia cuando menos desde finales de los a?os ochenta. Jordi Vilajoana, consejero desde octubre de 1999, retom¨® el proyecto d¨¢ndole una nueva dimensi¨®n: que las instituciones de todos los territorios en los que se habla el catal¨¢n -Baleares, Comunidad Valenciana y Arag¨®n, adem¨¢s de Catalu?a- asumieran la iniciativa como propia y que juntos solicitaran la incorporaci¨®n del Gobierno central.

Los contactos de Vilajoana y de otros miembros de su equipo con representantes de las dem¨¢s instituciones encontraron una c¨¢lida respuesta en Baleares, cuyo Gobierno preside el socialista Francesc Antich. De hecho, el anuncio del inicio de las actividades del Instituto Ramon Llull, previsto inicialmente para el pasado 16 de enero, se realiz¨® en Palma de Mallorca en una comparecencia conjunta ante los medios de comunicaci¨®n de Vilajoana y del consejero de Cultura del Gobierno balear, Dami¨¤ Pons. Las dos administraciones han trabajado codo con codo en la elaboraci¨®n del proyecto y est¨¢n dispuestas a participar en su gesti¨®n y en su sostenimiento econ¨®mico.

La idea tuvo tambi¨¦n una favorable acogida en Arag¨®n, donde el catal¨¢n se habla en la zona (unos 80.000 habitantes) lindante con Catalu?a. Y aunque no existe un compromiso expl¨ªcito, se espera que esa comunidad se adhiera al nuevo instituto a medio plazo. En cualquier caso, la incorporaci¨®n no se producir¨¢ antes del debate y la eventual aprobaci¨®n en el Parlamento aut¨®nomo de la llamada ley de lenguas de Arag¨®n, cuyo anteproyecto -elaborado por el Ejecutivo que preside el socialista Marcelino Iglesias- culmina estos d¨ªas su fase de exposici¨®n p¨²blica.

Menos entusiasmo

Con menos entusiasmo fue acogida la propuesta en el seno de la Generalitat valenciana, cuyo Gobierno, dirigido por el popular Eduardo Zaplana, a¨²n no se ha pronunciado. Y aunque existen s¨ªntomas favorables a la participaci¨®n, no es previsble que se produzca una declaraci¨®n formal al respecto mientras no se constituya la Academia Valenciana de la Lengua. Una cuesti¨®n nada f¨¢cil que exige un gran acuerdo, cuando menos entre socialistas y populares, que nadie prev¨¦ que se alcance a corto plazo.

En estas circunstancias, Catalu?a y Baleares optaron por desarrollar un proyecto cuya puesta en marcha exige, eso s¨ª, la participaci¨®n de la Administraci¨®n central, a la que, adem¨¢s de la defensa y promoci¨®n del castellano, compete tambi¨¦n la de las restantes lenguas oficiales en Espa?a. El asunto, seg¨²n coinciden en se?alar fuentes de la Generalitat catalana y del Gobierno balear, ha sido ampliamente tratado, a distintos niveles, con los responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Instituto Cervantes. Y la respuesta, en principio, ha sido positiva, aunque por el momento no existe un compromiso formal. Fuentes del Instituto Cervantes se?alaron que cualquier informaci¨®n sobre el estado de las negociaciones se facilitar¨ªa a trav¨¦s de la Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica. Y un portavoz de ¨¦sta se limit¨® a se?alar que 'no hay plazo' para que el ministerio diga si participar¨¢ o no, y en qu¨¦ condiciones, en la creaci¨®n del Instituto Ramon Llull.

Los gobiernos de Catalu?a y Baleares desean que, adem¨¢s de participar en sus ¨®rganos de direcci¨®n, el Instituto Cervantes preste al Ramon Llull apoyo econ¨®mico y log¨ªstico, este ¨²ltimo a trav¨¦s de su magn¨ªfica red de centros repartidos por todo el mundo. El apoyo econ¨®mico lo cifran en unos 300 millones de pesetas, cantidad que equivale, aproximadamente, al 4% del presupuesto del Instituto Cervantes para 2001. Catalu?a (200 millones) y Baleares (100) aportar¨ªan en conjunto id¨¦ntica cantidad.

Aunque el Instituto Cervantes ha organizado y financiado algunos cursos de catal¨¢n en distintos lugares del mundo donde se ha producido demanda, los impulsores del Ramon Llull piensan que la promoci¨®n exterior de la lengua y la literatura catalana 'no debe hacerse al margen del Cervantes, pero s¨ª con un sello propio'.