Frontera moral
El coche bomba colocado en la madrugada del s¨¢bado en el centro de Madrid y el paquete explosivo que caus¨® ayer graves heridas al periodista Gorka Landaburu en Zarautz no demuestran sino que ETA sigue perseverando en su oficio. Al mismo tiempo recuerdan cu¨¢l es la primera y m¨¢s urgente tarea que deben abordar los Gobiernos de Madrid y Vitoria: restablecer las relaciones institucionales, sobre todo en materia de seguridad, para proteger a los ciudadanos que ven amenazada su vida y su libertad por plantar cara al chantaje selectivo de los terroristas y sus ayudantes. Periodistas y medios que se niegan a aceptar la violencia como corolario de un conflicto pol¨ªtico se han convertido en diana preferente de ETA, que hace un a?o asesin¨® al columnista Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle.
Los terroristas mantienen una relaci¨®n de esquizofrenia perversa con los medios de comunicaci¨®n. Por una parte, los necesitan para que su acci¨®n de amedrentamiento llegue a todos los rincones de la sociedad; por otro, no les agrada la imagen que los medios reflejan de ellos. A ning¨²n asesino le gusta que le se?alen como tal, de la misma forma que los dictadores intentan presentarse como adalides de la libertad de su pueblo hasta que alguien denuncia la tiran¨ªa.
Gorka Landaburu, como otros muchos profesionales, no ha querido autocensurarse a la hora de contar lo que sucede en Euskadi. Nacido en el exilio, hijo de Francisco Javier Landaburu, vicepresidente del Gobierno vasco y mano derecha del lehendakari Aguirre en Par¨ªs, no ha aceptado la falacia de que la libertad de Euskadi deba sustentarse en el silencio y en la eliminaci¨®n de una parte de sus ciudadanos, aquellos que no encajan en la patria jibarizada que ETA pretende construir. Por eso han tratado de acallar su voz.
El lehendakari en funciones reaccion¨® ayer con presteza y su portavoz calific¨® la carta bomba como un atentado contra el pluralismo de la sociedad vasca que tuvo el domingo expresi¨®n cabal en las urnas. Otros l¨ªderes de su partido suelen estar m¨¢s atentos a los excesos antinacionalistas de ciertos medios que al acoso que sufren muchos periodistas, como han denunciado instituciones y organismos internacionales. En noviembre pasado, tras el intento de asesinato de Aurora Intxausti, Juan Palomo y su hijo, los periodistas del Pa¨ªs Vasco y Navarra rechazaron, como volver¨¢n a hacer hoy en San Sebasti¨¢n, la 'dictadura fascista' de los violentos y proclamaron que 'no es una frontera ideol¨®gica, sino moral, la que separa a quienes se oponen a ETA de quienes consienten y justifican su intento de imposici¨®n'. El pronunciamiento est¨¢ vigente.
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