El Florida, la eterna reforma
El antiguo hotel de lujo de estilo 'noucentista' situado junto al Tibidabo, encara su '¨²ltima' reforma
?Se puede entender una ciudad sin conocer sus hoteles? Nada resulta tan atractivo, y a la vez m¨¢s inc¨®modo, como los hoteles en decadencia y en reformas permanentes, en los que los capiteles de madera conviven con ca?er¨ªas chirriantes y con ventanas que no cierran.
Entre los hoteles de reforma longeva destaca el Florida -un edificio con ventanales de volta catalana y esgrafiados disueltos por la intemperie-, que se levanta sobre un margen de la carretera entre Barcelona y el Tibidabo. Su actual gestor, Salvador Tresserras, quiere convertirlo en un moderno Relais Ch?teau, y cuenta para ello con el arquitecto japon¨¦s Toshiaki Tange, colaborador del archiconocido Arata Isozaki.
Pero, la reforma tiene detractores. Salvando las distancias, un dise?ador implicado en el proyecto del Florida recuerda que el Raffles de Singapur, ¨²ltima referencia literaria de la desaparecida Commonwealth, ha sido restaurado hasta el brillo, tanto que ni Somerset Maugham lo reconocer¨ªa a pesar de que se han mantenido las aspas de los viejos ventiladores.
El desv¨¢n del edificio tendr¨¢ un restaurante panor¨¢mico con vistas sobre la ciudad
Los ejemplos del irremediable paso del tiempo son numeros¨ªsimos: los corresponsales de guerra en los que Graham Green se inspir¨® para escribir El americano impasible no reconocer¨ªan el Continental de Saig¨®n, convertido, hace ya mucho tiempo, en el hotel Ho Chi Minh City; y los supervivientes de la Cuba de Bah¨ªa Cochinos saben que los a?os apagan el perfume caribe?o de hoteles como el Ambos Mundos o el Nacional, escenarios de Nuestro honmbre en La Habana.
?Qu¨¦ pensar¨ªa Mc Namara si resucitara para volver a su habitaci¨®n del Manila en la capital de Filipinas? Se llevar¨ªa una decepci¨®n. La misma, ni m¨¢s ni menos, que tendr¨ªan los industriales barceloneses que en la d¨¦cada de 1950 utilizaban los salones del hotel Florida del Tibidabo para jugar las timbas de p¨®quer y bacarr¨¢, que exig¨ªan discreci¨®n y no pod¨ªan realizarse en el antiguo C¨ªrculo Ecuestre de la calle de Balmes, entre cuyos socios abundaban entonces funcionarios gubernativos y jueces de orden p¨²blico. El Florida de la autarqu¨ªa econ¨®mica -un cl¨¢sico de la ¨¦poca en las concentraciones del FC Barcelona- fue un hotel dom¨¦stico, a una distancia abismal del Ritz de la plenitud, que recibi¨® al siniestro Himmler y a su numerosa escolta mientras reservaba la suite real al mariscal P¨¦tain o al conde Ciano.
Algunos aseguran que Ernest Hemingway se instal¨® en el Florida del Tibidabo cuando acudi¨® a Barcelona a cubrir el peligroso verano de 1959 -el duelo entre Luis Miguel Domingu¨ªn y Antonio Ord¨®?ez en la plaza de toros de Las Arenas-, mientras que otros se?alan que el escritor era un contumaz ritzy, y que nunca se hubiese quedado tan lejos del centro de la ciudad. En los mismos a?os, el actor George Sanders, casado con Zsa Zsa Gabor, sol¨ªa echar mano del Florida, y el mismo James Stewart pas¨® algunas noches en la falda del Tibidabo.
El hotel Florida se inaugur¨® en 1925 y dej¨® de funcionar en 1973. Es un edificio noucentista del arquitecto Ramon Ravent¨®s -considerado uno de los cuatro padres del Poble Espanyol-, autor del proyecto de las Torres Venecianas de la avenida de la Reina Mar¨ªa Cristina de Montju?c y un urbanista destacado en el conjunto de las obras de la Exposici¨®n de 1929.
Mucho antes de ser adquirido por Tresserras, el Florida estuvo a punto de convertirse en la sede de una promotora privada de televisi¨®n que acab¨® en fiasco. Despu¨¦s, tras el fracaso de aquel empe?o, el edificio tuvo que esperar un tiempo para pasar a manos de su pen¨²ltimo propietario: el inversor dan¨¦s Ankre Strude.
La lentitud de las obras de reforma del hotel ha originado especulaciones de todo tipo. Desde que se decidi¨® su rehabilitaci¨®n, el edificio tuvo que esperar mucho antes de ver la luz verde urban¨ªstica del Ayuntamiento de Barcelona.
Una vez conseguido el permiso municipal, su propietario mantuvo negociaciones con cadenas hoteleras capaces de gestionar un establecimiento de 5 estrellas y 55 habitaciones. El arquitecto Tange planea respetar la estructura del inmueble, pero quiere eliminar el tejado actual para habilitar una planta desv¨¢n en la que se instalar¨ªa un restaurante panor¨¢mico para 500 comensales.
Los grupos Husa y Barcelona Project's -la sociedad del Juan Carlos I- estuvieron a punto de cerrar acuerdos para quedarse con el Florida, aunque finalmente la distancia entre el hotel y el centro de Barcelona y otros aspectos menos conocidos, como las condiciones del contrato de gesti¨®n, impidieron el acuerdo.
Otra posibilidad estudiada para el futuro del Florida fue el intento de anexionar el edificio al parque de atracciones del Tibidabo, que quer¨ªa convertirlo en una especie de casa de la magia. La empresa gestora del parque pretend¨ªa que el Florida fuera un teatro donde se realizar¨ªan representaciones con figuras, como los valios¨ªsimos aut¨®matas del Tibidabo, que en la d¨¦cada de 1920 fueron un s¨ªmbolo est¨¦tico del expresionismo alem¨¢n.
Entre las opciones que durante a?os estuvieron sobre la mesa se hallaba tambi¨¦n la de convertir el Florida en el gran casino de Barcelona. Sin embargo, la sociedad concesionaria Casinos de Cataluya, controlada por el empresario Artur Suqu¨¦, desestim¨® la idea y decidi¨® abrir el negocio en la planta y parte del subsuelo del hotel Arts, en la Villa Ol¨ªmpica.
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