Jos¨¦ Saramago y Mayor Zaragoza piden un mayor respeto ante la 'solemnidad de la vida humana'
El premio Nobel y el ex director de la Unesco, doctores 'honoris causa' por Granada
En un acto multitudinario, al que asistieron, entre otros, la consejera de Educaci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa, C¨¢ndida Mart¨ªnez, periodistas como Paco Lobat¨®n y Mari Pau Dom¨ªnguez, o artistas como Miguel R¨ªos o Juan Vida, Federico Mayor Zaragoza (que fue rector de la Universidad de Granada desde 1968 hasta 1973) y Jos¨¦ Saramago (casado con una granadina) mostraron su emoci¨®n por regresar a la ciudad.
Ante el crucero del Hospital Real de Granada, y apadrinados por los profesores Manuel Lorenzo y Miguel G¨®mez Oliver, ninguno de los dos nuevos doctores honoris causa quiso ofrecer un discurso de tr¨¢mite o simple agradecimiento.
Clonaci¨®n intelectual
Federico Mayor Zaragoza, el primero en subir al estrado de los doctorando, critic¨® duramente la 'clonaci¨®n intelectual que, sigilosamente' est¨¢ invadiendo a la sociedad a trav¨¦s de programas de televisi¨®n del coraz¨®n, los cada vez m¨¢s b¨¢sicos elementos de comunicaci¨®n de los chats de internet o la forma en que las personas son cada vez m¨¢s 'espectadores de casi todo y actores de casi nada', mientras 'lo realmente importante para los ciudadanos, se pasa en r¨¢fagas inadvertidas, como el drama de quienes, por tantas promesas incumplidas, llegan con otro color de piel y otras creencias a las costas de la Europa de la abundancia'.
Mayor Zaragoza critic¨® el hecho de que las nuevas tecnolog¨ªas, en lugar de ofrecer una mayor riqueza cultural, hayan creado un nuevo tipo de esclavitud y una aculturizaci¨®n de la sociedad, haciendo de los ciudadanos tan s¨®lo 'consumidores obedientes'. Frente a ello, exigi¨® un 'nuevo contrato' que innove los aspectos sociales, medioambientales, culturales y ¨¦ticos y que conduzca a 'un gran plan de desarrollo end¨®geno de nivel mundial'. Tambi¨¦n pidi¨® la creaci¨®n de un impuesto internacional que permita la redistribuci¨®n de la riqueza entre los pa¨ªses del Tercer Mundo.
Jos¨¦ Saramago, por su parte, utiliz¨® una especie de f¨¢bula en torno a la pol¨¦mica del Hombre de Orce, el hueso que pertenec¨ªa a un supuesto hom¨ªnido que establecer¨ªa que fue en el norte de la provincia de Granada donde habit¨® el primer vestigio humano de Europa, para elaborar en su discurso una reflexi¨®n sobre la condici¨®n humana, el concepto de los nacionalismos y la singularidad del ser humano.
El escritor portugu¨¦s dijo en su intervenci¨®n que el hallazgo en Orce coincidi¨® con su idea de escribir una novela titulada La balsa de piedra, en la que narraba de un modo ficticio c¨®mo la pen¨ªnsula ib¨¦rica se desmembraba de Europa por los Pirineos y quedaba convertida en una gran isla flotante. El hallazgo de Orce, que caus¨® una gran pol¨¦mica en torno a trozo de cr¨¢neo encontrado, pero no ante la certeza de que en el yacimiento arqueol¨®gico de Venta Micena hab¨ªa existido presencia de hom¨ªnidos, lo llev¨® a visitar el lugar.
Entonces se pregunt¨®: '?Qu¨¦ hombres de Orce eran ¨¦sos? ?Y esas mujeres? ?De qu¨¦ color era su piel? ?Ser¨ªa negra? ?O estar¨ªa simplemente sucia? ?Qu¨¦ creencias los un¨ªan? ?Se ayudaban unos a otros?'. Luego estableci¨® una certeza: 'De esa gente', dijo, aludiendo a los antepasados europeos, 's¨®lo sabemos que no pod¨ªan ser andaluces, valencianos, ni catalanes. Que no eran gallegos, ni asturianos, ni navarros. Que tampoco eran castellanos (...) ni portugueses (...) ?Vendr¨ªan del sur, llegar¨ªan de ?frica? ?Habr¨ªan osado atravesar el Estrecho en balsa? ?Se ahogaron muchos en la navegaci¨®n?'.
En ese alegato contra el trato que actualmente se le da a los inmigrantes que llegan a las costas andaluzas, el Premio Nobel de Literatura afirm¨®: 'No existe en el mundo nada m¨¢s solemne que la simple vida humana, y de ella es de la que he estado hablando. De la vida humana. De esos hombres de Orce que fuimos en el pasado, de esos hombres de Orce que muchos siguen, injustamente, siendo hoy'.
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