Endogamia catalana
La 'conversaci¨®n' entre Alberto Ruiz-Gallard¨®n y Pasqual Maragall que public¨® este peri¨®dico el domingo pasado es muy sugestiva. Ruiz-Gallard¨®n sostiene, y Maragall no niega, un cierto retraso econ¨®mico de Catalu?a respecto de la comunidad de Madrid, y lo atribuye al 'ensimismamiento cultural' catal¨¢n frente a la cultura abierta y compartida que habr¨ªa sabido practicar Madrid. El tema es pol¨¦mico, y no gusta nada a nuestras autoridades. Yo mismo recib¨ª hace poco una reprimenda de mi buen amigo el consejero de Econom¨ªa, Francesc Homs, por plantear la cuesti¨®n de la escasa implantaci¨®n en Catalu?a de actividades empresariales relacionadas con las nuevas tecnolog¨ªas. Pero el debate est¨¢ ah¨ª, y conviene plantearlo.
Para que nuestros pol¨ªticos no se sientan aludidos planteemos esta cuesti¨®n en el terreno de la cultura empresarial. Hag¨¢monos la siguiente pregunta: ?de d¨®nde procede la mayor¨ªa de los altos directivos de las empresas catalanas? He interrogado a varios amigos empresarios y cazaejecutivos. La respuesta es perturbadora. En la inmensa mayor¨ªa de los casos proceden del entorno familiar del empresario. Y cuando se sale de este endog¨¢mico c¨ªrculo, lo normal es recurrir al tant¨¢n tribal de los amigos y conocidos. La endogamia es la conducta normal en la cultura empresarial catalana, lo mismo que en la Universidad, la pol¨ªtica o la curia.
Lo que no es normal es ir a buscar a los mejores all¨ª donde est¨¦n, aunque sea m¨¢s all¨¢ del Ebro. En otros lugares, las empresas recurren a mercados m¨¢s amplios y a mecanismos m¨¢s transparentes. Eso es lo adecuado cuando quieres estar permanentemente en cabeza. Cojamos el ejemplo del Bar?a, aunque no sea este el mejor momento para tomar al Bar?a como ejemplo de casi nada. Est¨¢ muy bien que mantenga una escuela de futbolistas y cuide a los equipos inferiores. Hace una buena labor deportiva y social. Pero si el primer equipo quiere estar entre los primeros del mundo tiene que ir a buscar los mejores jugadores y entrenadores all¨ª donde est¨¦n, sea Brasil, Holanda o Navalmoral de la Mata. Por cierto, puestos a recomendar, tambi¨¦n dir¨ªa lo mismo de los directivos, porque a la vista de las macrodirectivas, a este paso la poblaci¨®n catalana se dividir¨¢ en dos clases: los que han sido directivos del Bar?a y los que aspiran a serlo.
Pero, ?por qu¨¦ es mala la endogamia? Probablemente porque con la gen¨¦tica cultural sucede lo mismo que con la gen¨¦tica humana. El matrimonio endog¨¢mico tiene una alta probabilidad de reproducir las enfermedades recesivas y degenerativas de los indiv¨ªduos. La reproducci¨®n por endogamia da lugar a una herencia d¨¦bil y al envejecimiento de la especie. Por el contrario, la reproducci¨®n por mestizaje da lugar a un c¨®ctel explosivo, del que surgen la innovaci¨®n y la adaptaci¨®n al cambio. F¨ªjense en que hasta las m¨¢s viejas monarqu¨ªas europeas lo han entendido, y se renuevan con sangre plebeya y burguesa.
Este pa¨ªs ha sido m¨¢s innovador y ha crecido m¨¢s cuando se ha renovado con sangre de fuera. En el siglo XIX, los inmigrantes fueron los segundos hijos de las familias rurales catalanas -expulsados del n¨²cleo familiar por la figura del hereu-, a quienes la necesidad de ganarse la vida llev¨® a las ciudades. Fue su dinamismo el que hizo de Barcelona y Catalu?a la primera f¨¢brica de Espa?a, la adelantada de la industrializaci¨®n. En el siglo XX, fue la inmigraci¨®n espa?ola, especialmente andaluza y murciana, la que dio nuevo impulso a la econom¨ªa y al esp¨ªritu empresarial catal¨¢n. Sirvan de ejemplos Jos¨¦ Manuel Lara y la creaci¨®n de lo que es hoy el Grupo Planeta, y los hermanos Laos con la empresa Cirsa. De la misma forma, la llegada en las d¨¦cadas de 1950 y 1960 de intelectuales, escritores y profesionales contribuy¨® a hacer de Barcelona un centro de irradiaci¨®n cultural de proyecci¨®n internacional. Catalu?a ha sido tierra de acogida, como dec¨ªa hace unos d¨ªas en Madrid el presidente Jordi Pujol, y le ha ido bien.
Y tiene que seguir si¨¦ndolo. No s¨®lo por solidaridad, sino por ego¨ªsmo propio. Los que se mueven son generalmente los m¨¢s innovadores y los que est¨¢n dispuestos a asumir mayores riesgos para triunfar. Nos interesa que vengan los mejores trabajadores, los mejores ejecutivos, los mejores profesores e investigadores, los mejores creadores y dise?adores, y para eso hemos de evitar la endogamia.
Pero, ?qu¨¦ podemos hacer para lograrlo? Podr¨ªamos prohibir la endogamia en las empresas y en las organizaciones. Dicho de otra forma, prohibir nombrar a familiares o amigos para dirigir los negocios o la pol¨ªtica. Pero me temo que no nos har¨ªan ning¨²n caso. Recuerden lo que dijo el vicepresidente de Econom¨ªa, Rodrigo Rato, cuando le acusaron de nombrar a amigos para dirigir las empresas privatizadas. Otro mecanismo podr¨ªa ser el establecer cuotas; es decir, la discriminaci¨®n positiva, ahora tan de moda. He escuchado decir en alguna ocasi¨®n a Emilio Cuatrecasas, buen conocedor del asunto, que habr¨ªa que obligar a las empresas a tener al menos un n¨²mero m¨ªnimo de directivos no catalanes en su organizaci¨®n. Pero, a ver qui¨¦n le pone este cascabel a este gato. Posiblemente, de momento, es suficiente con plantear abiertamente el debate. S¨®lo con airearlo ya conseguir¨ªamos evitar algunos excesos. Por eso me gust¨® la conversaci¨®n entre Ruiz-Gallard¨®n y Pasqual Maragall.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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