Mover el banquillo
El bloqueo de las v¨ªas de entrada a la pol¨ªtica
MIENTRAS PROSIGUEN dentro del PP las confusas maniobras orientadas a rectificar la doctrina Aznar sobre las ventajas de limitar la estancia en el poder a dos mandatos consecutivos, la Ejecutiva del PSOE propondr¨¢ a la Conferencia Pol¨ªtica del pr¨®ximo mes de julio no s¨®lo la adopci¨®n de pr¨¢cticas semejantes de ayuno voluntario dentro de la organizaci¨®n, sino tambi¨¦n una reforma legislativa que limite a tres mandatos consecutivos el desempe?o de numerosas funciones ejecutivas y representativas estatales, auton¨®micas y municipales. La iniciativa se propone abrir las puertas de la pol¨ªtica a quienes aspiran a traspasarlas y fortalecer as¨ª los sentimientos de participaci¨®n de los ciudadanos.
Aznar ha vuelto a anunciar, esta vez a trav¨¦s del Ministerio de la Presidencia y como contestaci¨®n al escrito de un peticionario espont¨¢neo, su decisi¨®n de no ser el candidato del PP en las pr¨®ximas elecciones generales, honrando as¨ª la palabra dada en 1996 de no permanecer al frente del Ejecutivo m¨¢s de ocho a?os seguidos; el presidente del Gobierno tambi¨¦n ha transmitido, por ese mismo conducto, su tajante negativa a imponer por ley esa pauta de comportamiento a los dem¨¢s cargos p¨²blicos. Las presiones del aparato del PP para que los presidentes auton¨®micos de Valencia y de Madrid -vinculados ante la opini¨®n por esa misma promesa- acepten la candidatura a la tercera renovaci¨®n de su mandato parece orientada a subrayar la excepcionalidad de Aznar respecto a su s¨¦quito.
La decisi¨®n de Aznar de limitar a dos tramos consecutivos su mandato presidencial parec¨ªa inscrita dentro de un proyecto global: promover la renovaci¨®n de la clase pol¨ªtica e imposibilitar el aferramiento de los titulares de cargos p¨²blicos al poder. A la vista de los acontecimientos, sin embargo, se dir¨ªa que s¨®lo fue un gesto personal destinado a sugerir un desprendimiento franciscano del poder, compatible, por lo dem¨¢s, con la permanencia sine die al frente del PP. La chirriante contradicci¨®n encarnada en el valetudinario Fraga, que concurre por quinta vez a las elecciones gallegas, podr¨ªa ser interpretada como el privilegio concedido al presidente fundador de un partido que se resiste a la jubilaci¨®n; resulta inexplicable, en cambio, que los criterios aplicados por Aznar a su propio caso no se hagan extensivos a los presidentes auton¨®micos: sobre todo si -como ocurre con Zaplana y Ruiz-Gallard¨®n- se comprometieron ante el electorado a no presentarse como candidatos a un tercer mandato.
Menos convencida tal vez del car¨¢cter altruista de los pol¨ªticos profesionales, la Ejecutiva socialista pretende, por el contrario, imponer por ley y con car¨¢cter general la limitaci¨®n temporal del ejercicio del poder -ampliados esta vez a tres mandatos consecutivos-a un gran n¨²mero de cargos ejecutivos y representativos. En los reg¨ªmenes construidos seg¨²n la pauta constitucional norteamericana son frecuentes las limitaciones a la reelecci¨®n del presidente de la Rep¨²blica (el mandato ¨²nico, la prohibici¨®n del tercer mandato, la soluci¨®n de continuidad en el poder), pero muy excepcionales las restricciones temporales a los parlamentarios. En cualquier caso, el recurso a las normas legales para mover el banquillo de la clase pol¨ªtica en Espa?a es impropio de la l¨®gica de los sistemas parlamentarios y tiene dif¨ªcil encaje en la Constituci¨®n de 1978.
Hasta la aprobaci¨®n en 1951 de la vig¨¦sima segunda enmienda de la Constituci¨®n de 1789, la regla de los dos mandatos fue un simple uso pol¨ªtico instaurado por Washington y consolidado por Jefferson, Madison y Monroe: s¨®lo la ruptura de esa tradici¨®n por Roosevelt forz¨® la prohibici¨®n legal del tercer mandato. Aunque los instrumentos normativos propuestos por los socialistas para promover la circulaci¨®n paretiana de las ¨¦lites de zorros y leones fuesen inviables, siempre quedar¨ªa la posibilidad de que el elogiable precedente creado por Aznar se transformase en un uso pol¨ªtico vinculante para sus sucesores y extensible a otros cargos.
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