La moda obrera
EN EUROPA SE EXTIENDE LA IDEA DE QUE LA POSESI?N MATERIAL NO VA CON LOS SIGNOS DE LA REALIDAD CAMBIANTE
Los objetos de consumo han dejado de ser una afirmaci¨®n para convertirse en una sospecha. Han dejado de representar la ¨¦poca radiante para evocar un comportamiento culpable. Hasta hace poco, en plena era del capitalismo de consumo, la tendencia era acumular objetos, pero ahora nos hallamos al final de aquel hast¨ªo. El desarrollo sin l¨ªmites, las marcas del despilfarro, los indicios de opulencia pertenecen a otro tiempo. Hoy, los individuos con capacidad de compra, los profesionales con altos ingresos y cultura, los bobos (burgueses y rebeldes a la vez) basan su distinci¨®n en seleccionados gestos de desapego material. Una primera regla de los bobos, por ejemplo, es no gastar en art¨ªculos demasiado ostentosos: invertir en fincas r¨²sticas, pero no en residencias suntuosas; dedicar una fortuna en un horno de alta calidad para poner en su punto recetas de los maor¨ªes, pero no gastar en alfombras; elegir la compra de una camioneta de caja abierta, y no de un deportivo.
Efectivamente, hay todav¨ªa bobos que siguen proyectando comprarse un jeep, pero lo que de verdad est¨¢ de moda hoy es la camioneta de caja abierta, o pick up. Uniendo lo retro con la nueva pasi¨®n por el pick up, Land Rover acaba de relanzar su m¨ªtico Defender, de 1948; Ford comenz¨® a comercializar su Ranger en septiembre, y tanto Mazda (Pick-up B 2500), Nissan (Double Cab Navara), Opel (Campo), Toyota (Hi Lux) o Suzuki (Samoura?) poseen sus propios modelos; incluso Cadillac ha dise?ado un excelente prototipo.
La camioneta es se?al de utilidad, de aventura sincera, de actividad laboral. Tanto la idea del mucho consumo como el quehacer muy intelectual est¨¢n fuera de moda. Lo que se estima ahora, en plena econom¨ªa del conocimiento y producci¨®n inmaterial, son los signos de contacto con la materia ruda y el esfuerzo obrero. No para convertirse en un estibador o un alba?il real, pero s¨ª para ofrecer alusiones virtuales con esa clase de mundo, simb¨®licamente revalorizado. La abigarrada indumentaria de los obreros de la construcci¨®n norteamericanos ha sido catalogada por Tom Ford, el genio de Gucci, como el modelo ideal de la contemporaneidad: 'imposibles de imitar'.
Los 4 - 4 que comenzaron esta tendencia de veh¨ªculos relacionados con la naturaleza salvaje y el trabajo de agricultores y obreros se contin¨²an con la m¨¢s distintiva experiencia de los pick ups y se prolonga con otro dato de significado anticonsumista: la tendencia a alquilar en vez de comprar y de comprar en mercadillos de segunda mano en lugar de visitar departamentos exquisitos. De hecho, no hay actualmente nada m¨¢s insoportable que vestir una prenda nueva. Todo debe dar la impresi¨®n de poseer historia, haberse vivido, contener experiencias y lo que ahora cuenta no es tanto la posesi¨®n de un producto como su degustaci¨®n; no la propiedad, sino la experiencia que presta.
Nuestra vida, el complejo en que consiste nuestra vida, se ha transfigurado en un objeto de consumo, y la m¨¢xima aspiraci¨®n es procurar a ese artefacto vital el mayor surtido autobiogr¨¢fico. De esa manera, cada vez es menos inteligente invertir nuestros recursos en propiedades, siempre demasiado caras. Vale m¨¢s alquilar un coche mediante un leasing que adquirirlo, porque lo que importa no es tanto la satisfacci¨®n de hacerlo propio como de gozarlo.
En Europa, la moda de alquilar en lugar de comprar se ha extendido desde los trajes de boda a las cadenas de m¨²sica, desde los muebles o las joyas a los animales dom¨¦sticos. Alquilar permite obtener la experiencia de un art¨ªculo y no quedar atado a ¨¦l. Entre una realidad cada vez m¨¢s cambiante no es pertinente enraizarse en una patria, ni encastillarse en una casa, ni identificarse con un solo yo. Los libros de Sennet, La corrosi¨®n del car¨¢cter, o el m¨¢s reciente de Enrique Gil Calvo, Nacidos para cambiar, exponen qu¨¦ costoso resulta mantener una personalidad a lo largo de la vida. Y si no nos afianzamos en un yo, ?c¨®mo hipotecarse a un objeto? La alternativa es alquilar.
Supermercados del alquiler
Los supermercados del alquiler, seg¨²n informaba la revista L'Express hace unas semanas, cunden en Francia por todas partes, y una cadena de este sector, Kiloutou, abre m¨¢s de quince por a?o. Electrolux, por su parte, acaba de realizar un ensayo sobre 7.000 familias, cerca de Estocolmo, mediante el cual los usuarios de sus lavadoras pagan a fin de mes seg¨²n las veces que la han usado.
La idea de adquirir experiencias y no bienes se muestra tambi¨¦n en la modalidad de los anuncios m¨¢s recientes. Hay ahora un anuncio de Alfa Romero que destaca, frente a las condiciones f¨ªsicas del modelo 156 JTD, su experiencia de una 'emoci¨®n'. ?ste fue tambi¨¦n el sentido de la magn¨ªfica campa?a ?Te gusta conducir?, de BMW, y es el lema de los zapatos norteamericanos Rockport: Don?t just walk. Porque no basta s¨®lo con andar, hay que obtener un plus de experiencia. Y no basta s¨®lo con gozar, hay que incorporar el signo de esa elecci¨®n en la estampa de nuestra vida enriquecida con la experiencia a?adida.
La camioneta de caja abierta, el gusto por la compraventa de segunda mano, el auge de los negocios de intercambio (discos, v¨ªdeos, c¨®mics), el alquiler variante en lugar de la compra fija, trata de sortear la aversi¨®n hacia la materialidad de 'la sociedad opulenta' y fomenta el simulacro del esp¨ªritu o el desapego de las cosas. Todo ello, una vez que la ecolog¨ªa y el 'caritarismo' han cargado de ominosidad y culpa la obscena presencia de las pompas y los consumos de objetos.
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