Pero, ?c¨®mo sigue esto?

'En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que viv¨ªa un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, roc¨ªn flaco y galgo corredor...'.

En la estaci¨®n de Nueva Numancia subi¨® una espalda robusta, enfundada en cuero, que fue a recostarse contra el adhesivo publicitario que invitaba a la lectura junto a la puerta del vag¨®n, cent¨ªmetros m¨¢s abajo del cajet¨ªn de alarma (r¨®mpase en caso de urgencia). Manuela sinti¨® como si hubieran cerrado un libro delante de sus narices sin pedirle licencia, pero tampoco era para incomodarse demasiado. Se apeaba en Estrecho, recorr¨ªa la l¨ªnea 1 casi completa y ser¨ªa mucha mala suerte que el tipo no se apeara antes, o al menos cambiara de sitio.

Dos ojos expertos le estaban practicando una mamograf¨ªa. Era una sensaci¨®n de sobo, f¨ªsica, viscosa

'En un lugar de La Mancha... en astillero, adarga ant... corredor', seg¨²n el sujeto se balanceaba a izquierda y derecha al cambiar el peso de un pie a otro. Pareci¨® inc¨®modo al sorprenderla un par de veces colgando de sus hombros aquellos ojos negros. Es curioso -se dijo Manuela-, tan grande, tanta cazadora y parece t¨ªmido.

En Atocha, el vag¨®n iba casi lleno, y cuero no se despegaba del cartelito que reproduc¨ªa el inicio de El Quijote con caracteres decrecientes, como el tabl¨®n de pruebas de los oculistas.

Manuela pens¨® que aquello era una bobada. No lo hab¨ªa le¨ªdo, as¨ª que poco le resolv¨ªa aprender de memoria la primera frase. Lo que tengo que hacer -en Sol, un manojo de codos la agobiaron- es comprar el libro y dejarme de pretextos. Intent¨® distraerse, pero al girar hacia el centro del vag¨®n supo que desde un punto no identificado dos ojos expertos le estaban practicando una mamograf¨ªa. Era una sensaci¨®n de sobo, f¨ªsica, viscosa, pero no dio con el responsable.

La mirada de cuero era distinta, se iba transformando estaci¨®n a estaci¨®n, cada vez m¨¢s definida, azul, pesta?as largas, calidez incierta.

Volvi¨® a hombre de cuero en Tribunal -menos gente, mamograf¨ªa conclusa, pero a¨²n mucho calor-. 'En... Mancha... hidalgo de los de ... galgo' -letras cada vez m¨¢s peque?as.

Desde cuero, un amago de sonrisa, menos disimulo, brillo sagaz, ning¨²n acercamiento, clavado en El Quijote. El efecto espejo de una ventana de los t¨²neles le devolvi¨® su imagen traqueteada y algo r¨ªgida en Cuatro Caminos. S¨®lo dos oportunidades y el ganso segu¨ªa all¨ª, ignorando el asiento vac¨ªo junto a su cadera izquierda.

Manuela tuvo ganas de zarandearle. Aquello era una cuesti¨®n de honor est¨²pida, obsesiva. Lleg¨® a pensar que se hab¨ªa instalado all¨ª a prop¨®sito, s¨®lo por molestarla. Su mirada, ya fija en ella, amor a distancia, telepat¨ªa er¨®tica con la ¨²nica novedad de una ca¨ªda de ojos aprendida en el cine, anclada sobre un lugar de La Mancha. Cuando al fondo del t¨²nel adivin¨® las luces de Estrecho -su parada-, consult¨® el reloj ansiosa.

S¨®lo quedaban ellos en el vag¨®n cuando la megafon¨ªa le sorprende: Plaza de Castilla, fin de trayecto, correspondencia con l¨ªneas...

Finalmente, cuero avanza.

El veh¨ªculo arranc¨® hacia la noche, la ¨²ltima oscuridad entre estaciones. ?Qu¨¦ habr¨ªa detr¨¢s de la ¨²ltima estaci¨®n?, se hab¨ªa preguntado Manuela de ni?a, pero no era momento para eso. Triunfante, se alza sobre el hombro de cuero, que la abraza hacia la frase hurtada.

'En un lugar de La Mancha, de cuyo (primera l¨ªnea) nombre no quiero acordarme, no (segunda l¨ªnea -algo m¨¢s peque?a-) ha mucho tiempo que viv¨ªa un hidalgo (tercera l¨ªnea -inc¨®modamente canija-) de los de lanza en astillero, adarga antigua, roc¨ªn (cuarta l¨ªnea -casi ilegible, me cago en la leche-) flaco y galgo corredor' (quinta l¨ªnea -eso era todo, salvo unas peque?as cagarrutas negras m¨¢s abajo-).

Manuela no opuso resistencia cuando el conductor la amonest¨® severamente por no apearse donde deb¨ªa y haber dejado -ya es usted mayorcita- al ingenioso hidalgo sin cabeza. Ni siquiera trat¨® de ocultar la prueba del delito, pringosa a¨²n de cola, bajo la cazadora de cuero que le quedaba tan grande.