Las televisiones locales inundan Espa?a
Se calcula que m¨¢s de un millar de emisoras, de los m¨¢s variados contenidos, est¨¢n repartidas por el pa¨ªs
La primera televisi¨®n local de Madrid se hizo por suscripci¨®n popular. Los tenderos, los vecinos y las asociaciones del barrio de Vallecas lograron reunir un mill¨®n y medio de pesetas. Un comercio de electrodom¨¦sticos puso su trastienda como plat¨®; los equipos eran prestados y el personal trabajaba por afici¨®n. Hoy es una de las emisoras m¨¢s emblem¨¢ticas de la capital, Tele K, y ha creado su propia escuela de televisi¨®n, de la que han salido muchos profesionales, sobre todo t¨¦cnicos, que trabajan en las cadenas generalistas.
No es la primera tele local -hace 21 a?os inici¨® su emisi¨®n en Catalu?a Telecardedeu, auspiciada por un grupo de amigos dispuestos a romper el monopolio de la televisi¨®n p¨²blica- ni est¨¢ sola. El ¨²ltimo censo de televisiones locales contabiliz¨® 700 emisoras, que hab¨ªan retransmitido alguna vez. Lo hizo en 1999 la Asociaci¨®n para la Investigaci¨®n de Medios de Comunicaci¨®n. Pero los expertos consultados consideran que en los dos ¨²ltimos a?os han crecido hasta rondar las mil televisiones. Y siguen aumentando.
La mayor parte de los espacios se dedica a fiestas populares, pol¨ªtica municipal, problemas sociales, accidentes de tr¨¢fico...
'Alg¨²n d¨ªa vamos a tener un accidente a¨¦reo', dice Francisco P¨¦rez, director de Tele K y presidente de la Asociaci¨®n de Televisiones de la Comunidad de Madrid, 'por culpa de la saturaci¨®n del espectro radioel¨¦ctrico'. Las televisiones est¨¢n proliferando como hongos, sin control ni reparto de frecuencias. Una situaci¨®n provocada por la falta de definici¨®n legal.
Reparto de frecuencias
Aunque la Ley de Televisi¨®n Local de 1995 regula la existencia de este medio de comunicaci¨®n, deja a las comunidades aut¨®nomas la concesi¨®n de las licencias de emisi¨®n. En cambio, es el Gobierno quien debe hacer previamente el reparto de las frecuencias. Sin esta adjudicaci¨®n, no sirven las licencias auton¨®micas, aunque se otorguen, y por eso, gran parte de las emisoras est¨¢n en una situaci¨®n ilegal. Fuera quedan las que exist¨ªan antes de 1995, porque la propia ley dispuso que pod¨ªan seguir emitiendo hasta que el Gobierno hiciera el reparto.
En esta situaci¨®n, cualquiera puede instalar su televisi¨®n. Una emisora requiere un desembolso inicial en equipo t¨¦cnico de entre 20 y 30 millones de pesetas. 'Luego cada hora de programaci¨®n cuesta una media de 250.000 pesetas', explica Josep Vilar, jefe de informativos de BTV, en Barcelona, y presidente de la coordinadora de televisiones locales de Catalu?a, que agrupa a 35 emisoras.
La tendencia general es emitir varias horas de producci¨®n propia con informativos dedicados a las noticias locales y programas de entrevistas y debate, que se complementan con la emisi¨®n de pel¨ªculas (en muchos casos piratas) y series, adem¨¢s de la redifusi¨®n de sus propios programas. La mayor parte de los espacios propios se dedican a fiestas populares, pol¨ªtica municipal, problemas sociales y hasta un accidente de tr¨¢fico puede ser objeto de inter¨¦s. Algunas televisiones se limitan a emitir sin cortes y en el m¨¢s riguroso directo. Con frecuencia se notan los fallos t¨¦cnicos, un presentador pierde el hilo e incluso un partido de f¨²tbol puede tener el aliciente de contemplar a los vecinos que pasan delante de la c¨¢mara.
Tambi¨¦n hay emisoras copadas por grupos religiosos, asociaciones sociales y abundan los empresarios que invierten en ellas para obtener favores. 'Muchas tienen detr¨¢s a constructores y empresas inmobiliarias que las utilizan como medio de presi¨®n hacia sus ayuntamientos', se?ala una fuente del sector.
Pero la insignia de las televisiones locales, que comienzan a abandonar su imagen cutre y poco profesional, es la de una programaci¨®n pegada a la calle. 'Entrevistar a alguien que da la cara donde le conocen todos se convierte en el morbo esencial', comenta el periodista Antonio P¨¦rez Henares, que dirige un programa de debate, en Tele V, en Guadalajara. En su opini¨®n, eso hace tambi¨¦n que el trabajo sea m¨¢s dif¨ªcil. 'No es lo mismo que venga alguien a criticar a un se?or del Parlamento, que a un pol¨ªtico con el que todos los d¨ªas te cruzas, como sucede en las ciudades peque?as'.
La baza con la que se juega es la de contar con periodistas j¨®venes, que cobran poco pero le echan muchas ganas. Eva Mar¨ªa Mac¨ªas, de 31 a?os, es uno de los primeros casos de fichajes entre televisiones locales. Comenz¨® en Canal 47 de Sevilla, donde se hizo famosa por sus reportajes de calle, especialmente en las fiestas locales y en encuentros deportivos. 'Me iba micr¨®fono en ristre, con un c¨¢mara, y le echaba horas y horas', explica. Precisamente su capacidad para estar media hora hablando delante de una c¨¢mara sirvi¨® para que se fijaran en ella en Onda Giralda, una emisora 'm¨¢s profesional' y m¨¢s grande. Su fichaje no fue un cheque en blanco. A Mac¨ªas le bast¨® un sueldo fijo y un trabajo m¨¢s agradecido: le cambi¨® hasta el hecho de que ahora la maquillan para salir en pantalla.
Tambi¨¦n hay un tipo de televisiones que, con el fin de explotar el negocio al m¨¢ximo, emite programas que no guardan relaci¨®n con el municipio donde est¨¢n situadas: est¨¢n copadas por videntes y l¨ªneas de contacto a las que los espectadores acceden a trav¨¦s de los n¨²meros 906. Cada llamada cuesta 140 pesetas el minuto y la emisora se lleva una parte de la recaudaci¨®n. La pitonisa Lola, que ahora se ha hecho famosa a trav¨¦s de Cr¨®nicas marcianas, en Tele 5, conduce un programa as¨ª en Canal 47. 'Soy muy cr¨ªtico con este tipo de f¨®rmulas', se?ala Francisco P¨¦rez, 'por el da?o que han hecho va a haber que restablecer la mala imagen de la televisi¨®n local'.
La mayor¨ªa, en cambio, se financia a trav¨¦s de ayudas p¨²blicas o por la publicidad local -a las empresas les interesa llegar al p¨²blico m¨¢s cercano-, que est¨¢ provocando 'interesantes expectativas', seg¨²n se?ala Luis Miguel Mart¨ªnez, profesor de Ciencias de la Informaci¨®n de la Universidad Complutense, experto en televisiones locales. 'A nadie se le escapa que la suma de emisoras en ciudades muy pobladas puede convertirse en un espacio atractivo para muchos anunciantes', a?ade.
Por eso en el ¨²ltimo a?o casi todos los grandes propietarios de medios de comunicaci¨®n han entrado en el sector, comprando o asoci¨¢ndose con emisoras ya existentes. La percepci¨®n de las fuentes consultadas es que estos grandes grupos est¨¢n tomando posiciones antes del reparto del espectro.
Necesidad de un modelo
'En esta vor¨¢gine de grandes negocios, quiz¨¢ ser¨ªa oportuno significar el verdadero sentido de estas televisiones de proximidad', apunta Mart¨ªnez. La heterogeneidad de las emisoras locales ha provocado que se metan en el mismo saco televisiones que por su contenido no deber¨ªan ser consideradas como tales. En el mismo sentido, Francisco P¨¦rez opina que no se ha hecho una definici¨®n de c¨®mo ha de ser el modelo, sino que se ha configurado 'como la puerta trasera donde cabe todo lo que no entra en la otra televisi¨®n'.
Una v¨ªa puede estar en las emisoras que est¨¢n intentando desmarcarse de las televisiones de ¨¢mbito nacional. Josep Vilar, de BTV, apunta que si una persona ve diariamente tres horas de televisi¨®n es err¨®neo plantearse que va a ver todo el tiempo una televisi¨®n local. 'El contenido tiene que ser de programaci¨®n complementaria, de servicio p¨²blico, que haga las cosas con tranquilidad y donde quepan temas considerados poco televisivos', dice.
Lo cierto es que para poder sobrevivir las emisoras locales van a tener que distinguirse y eso s¨®lo lo har¨¢n siendo originales. 'La televisi¨®n local va a ser un campo experimental crucial', concluye Mart¨ªnez. 'En tecnolog¨ªa, en contenidos y en profesionales'.
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