Perpetua innovaci¨®n
Estos d¨ªas podemos ver en el museo San Telmo de San Sebasti¨¢n una muestra lo suficientemente amplia como para comprender al polifac¨¦tico Jean Dieuzaide (Grenade ?sur- Garonne- Francia, 1921). El conjunto de su obra muestra un especial inter¨¦s en la manipulaci¨®n e intervenci¨®n sobre el proceso fotogr¨¢fico. Prima la imaginaci¨®n creativa, huye de concepciones puramente mec¨¢nicas, piensa la imagen y sus experimentos se orientan en muchas ocasiones por las ofertas vanguardistas surgidas hacia 1920 entorno a la Bauhaus.
La b¨²squeda de originalidad y engrandecimiento de esta disciplina es respuesta a la incomprensi¨®n y burla que percibe desde el mundo de las artes, la cultura y la pol¨ªtica, a su condici¨®n de fot¨®grafo. Un sentimiento en el origen de una perpetua inquietud innovadora que ha llegado hasta nuestros d¨ªas. Su carrera fotogr¨¢fica se inicia cuando toma las primeras im¨¢genes de la liberaci¨®n de Toulouse en 1944.
Entre ellas consigue un retrato del general de Gaulle que se convierte en emblema oficial. Por presiones familiares, y no considerando lo suficientemente digno el oficio de fot¨®grafo, firma bajo el seud¨®nimo de Yan. En 1946 ilustra un primer libro sobre su tierra: La Gascogne. En defensa de la fotograf¨ªa de autor y su ensalzamiento art¨ªstico funda con otros compa?eros el Circulo de los XII. En cierta manera, de esta iniciativa surge lo que podr¨ªa denominarse la escuela del Midi. S¨®lidamente implantada en una regi¨®n con tradiciones originales, y una naturaleza todav¨ªa intacta, se inspira en estas peculiaridades para la elaboraci¨®n de sus trabajos.
No tardan en llegar los reconocimientos por parte de distintas instituciones. Es recompensado con el primer premio Niepce en 1955. Su libro Catalu?a Romana recibe el premio Nadar de 1961. Su inquietud innovadora le lleva a interesarse por otras experiencias. Redescubre su mundo cotidiano y retrata los objetos de todos los d¨ªas. Trabaja los grandes formatos, experimenta sobre el tapiz y tambi¨¦n la serigraf¨ªa. La gran variedad de temas abordados en su obra descubre los numerosos caminos a los que puede conducir este medio.
Parte de las im¨¢genes que hoy se pueden ver en el Museo San Telmo son fruto de un viaje realizado a Espa?a y Portugal en 1954 donde la iluminaci¨®n que imprime a temas y personajes despiertan emociones explosivas. Llama especialmente la atenci¨®n un reportaje sobre las acrobacias de los volatineros que apareci¨® en la revista Life.
La serie sobre monumentos de arquitectura rom¨¢nica deja ver una compleja reflexi¨®n m¨ªstica en base a la imagen de la crucifixi¨®n. Ello no impide que tome im¨¢genes para libros tur¨ªsticos o las explosivas formas del avi¨®n Concorde. En cualquier caso el trabajo m¨¢s significativo lo titula Mi aventura con la brea. Su especial sentido del pudor no permiti¨® que se diera a conocer hasta 1968, a pesar de haberse realizado diez a?os antes.
Este producto espeso y viscoso, capaz de mostrar un sinf¨ªn de formas y texturas naturales, lo utiliza para alcanzar una serie de abstracciones sensuales de marcado inter¨¦s. Sus im¨¢genes son un claro exponente de lo que debe ser el control sobre la luz y la composici¨®n, ese binomio que animado por la imaginaci¨®n es motor de buenos resultados pl¨¢sticos.
Sin perder tintes humanistas, cristaliza una melodiosa l¨ªrica de signos y trazos que se establece en lo m¨¢s inveros¨ªmil. Poco importa que se trate de arquitectura, industria, paisajes, monumentos o personas. Su punto de vista, en contraste con otros colegas de su generaci¨®n, se extiende desde las amplias panor¨¢micas a¨¦reas hasta el sobresalto de un primer¨ªsimo plano.
Con el animo de difundir estos criterios fund¨® en 1974 la Galer¨ªa Chateau d?Eau que con frecuencia surte al Fotomuseum de Zarautz excelentes exposiciones. Es la instituci¨®n m¨¢s antigua de Francia consagrada de manera permanente a la fotograf¨ªa. Por su ubicaci¨®n geogr¨¢fica se ha convertido en un excelente eslab¨®n para el intercambio de este tipo de im¨¢genes entre el norte y el sur de Europa.
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