David es palestino
La imagen del chino haciendo regates a un tanque en Tiananmen sigue recorriendo el mundo: un h¨¦roe al que ayudar. La del ni?o ¨¢rabe que tira una piedra a un tanque israel¨ª es la de un provocador. Es un ejemplo de c¨®mo hemos perdido la pelea por ver las cosas como son, las situaciones mientras pasan. 'Est¨¢ pasando. Lo est¨¢s viendo', dice de s¨ª misma la CNN, versi¨®n espa?ola, y es verdad: lo estoy viendo, pero hay algo que se pone entre lo que veo y lo que debo ver: algo m¨¢s que esa emisora y que todas juntas.
Las palabras con que trabajamos son equ¨ªvocas: se habla de guerra y es una matanza, se habla de respuesta y es un arsenal de aviones, misiles, tanques, que destroza a unos harapientos de piedras con honda o viejos fusiles rusos que se desmontan; o que, v¨ªctimas del absurdo ardor guerrero o de la rabia del humillado y ofendido, se atan un cintur¨®n de p¨®lvora y se hacen estallar en un autob¨²s lleno de otros inocentes. Decimos que hay un 'proceso de paz', pedimos que cese 'la agresi¨®n palestina', hablamos de 'reciprocidad'. Quiz¨¢ nos impulsa nuestra antigua culpa con los hebreos, o simplemente no nos paramos en el valor de las palabras cuando recibimos la masa de la informaci¨®n o pensamos en la continua imagen fija que todos tenemos dentro de las v¨ªctimas de Hitler: tan fuerte, tan dolorosa, que todas las dem¨¢s v¨ªctimas se nos borran o empalidecen. Es verdad que cre¨ªmos que aquellas v¨ªctimas val¨ªan por todas, que representaban a todas: todos fuimos, todos somos jud¨ªos. Menos los palestinos. Son los solitarios agonizantes, machacados desde hace a?os, abandonados, hambrientos. El 'proceso de paz' no ha existido nunca. Y la Liga ?rabe, las naciones ¨¢rabes, no quieren, no pueden hacer nada. Les conviene tener ah¨ª ese enorme grupo malherido y cercado, para que forme una barrera que los proteja.
Es un caso de pol¨ªtica internacional. Primera lecci¨®n: estamos en un imperio que toma el nombre de globalizaci¨®n y hace lo que le conviene. Segunda, tiene fuerza como para hacer que veamos la situaci¨®n como quiere, porque la palabra es suya. Tercera, aceptamos esas situaciones porque hemos perdido una conciencia colectiva y la hemos sustituido por una leve y lejana comprensi¨®n televisiva.
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