El Valencia y el gen del campe¨®n
La final de la Liga de Campeones no es exactamente un partido de f¨²tbol sino una obra de teatro y lo m¨¢s importante en esta funci¨®n es saberse bien el papel. El a?o pasado el equipo del Valencia se hallaba en un punto inmejorable de juego, pero perdi¨® frente al Real Madrid en la final de Par¨ªs porque, creyendo que se trataba s¨®lo de jugar al f¨²tbol y no de realizar una gran gala, sali¨® al campo sin haber invocado al genio de las candilejas. El Madrid hab¨ªa representado este drama muchas veces?y durante el encuentro desarroll¨® el gen del campe¨®n que guarda hibernado para las grandes ocasiones, de modo que el Valencia fue derrotado por no saber actuar seg¨²n las reglas de la ficci¨®n. Desde los primeros minutos del partido cada jugador valencianista transmiti¨® la sensaci¨®n de no creerse su propio personaje y a continuaci¨®n todo el equipo cedi¨® al adversario el papel de protagonista conform¨¢ndose con darle la r¨¦plica. El Valencia parec¨ªa estar convencido de que hab¨ªa llegado a la final s¨®lo en brazos de la fortuna como actor secundario.
Despu¨¦s de repetir por segundo a?o consecutivo la haza?a de alcanzar la cima de la Liga Europea hay que suponer que el Valencia en este partido contra el Bayern M¨²nich empezar¨¢ a creerse el papel de campe¨®n, que consiste en saber de forma inconsciente que ganar es lo m¨¢s natural del mundo, que la victoria es al mismo tiempo un don y una obligaci¨®n, sea cual sea el equipo que est¨¦ enfrente en el terreno de juego. Pero esto nunca impide la propia agon¨ªa y en este sentido el Valencia es un conjunto portentoso que pone a sus seguidores al borde del derrame cerebral. Hoy, 23 de mayo de 2001, es el gran d¨ªa en que muchos hinchas valencianistas pueden caer como moscas si no tienen el riego sangu¨ªneo bien homologado.
Cualquier equipo tiene un gen espec¨ªfico que le protege. El Valencia ha seguido en este curso acad¨¦mico una actuaci¨®n err¨¢tica para someter a los grader¨ªos de Mestalla cada tarde a una ducha escocesa entre la gloria y el desastre, porque a simple vista el conjunto valencianista est¨¢ dividido en dos: de mitad del campo hacia atr¨¢s es clarividente, met¨®dico e insobornable; de mitad del campo hacia adelante es intrincado, aleatorio y vulgar. Llega incluso a ser muy voluptuoso contemplar el trabajo de la zaga, el orden y la contundencia de ese valladar, porque el Valencia ha desarrollado el gen de la defensa y en ¨¦l ha establecido su genio. Por otra parte, los goles de su delantera siempre parece que caen del cielo de forma imprevista, de modo que en el partido de hoy frente al Bayern habr¨¢ que admirarse ag¨®nicamente una vez m¨¢s del mecanismo de cierre y esperar que se produzca en la porter¨ªa de los alemanes el milagro en Mil¨¢n.
Saberse primer protagonista del gran espect¨¢culo de la final de la Liga de Campeones es la ¨²nica forma de ganar. Creerse el papel no consiste en tener un exceso de confianza en s¨ª mismo, sino en desarrollar el complejo de superioridad aun antes de salir de los vestuarios. S¨®lo en el esp¨ªritu del triunfo que uno se concede de antemano anida el gen del campe¨®n. Lo natural es ganar: de esta materia est¨¢n hechos los h¨¦roes.
Para lo dem¨¢s est¨¢n las reglas del juego?que se aprenden en la pizarra y se practican en los entrenamientos: apoderarse del medio campo, abrirse por las alas, ganar la espalda a la defensa, centrar templado, rematar raso junto a la cepa del poste. Tonter¨ªas del deporte. Nada. H¨¢game caso. La victoria siempre se consigue sin bajarse del autob¨²s, seg¨²n el principio de Helenio Herrera. En ese momento los dioses ya han echado los dados.
En este d¨ªa hist¨®rico para el equipo del Valencia sus seguidores tambi¨¦n deber¨¢n estar imbuidos de la misma ciencia infusa: nuestra victoria ser¨¢ ag¨®nica, trabajada y al mismo tiempo gratuita, seg¨²n el gen protector de nuestro equipo. El Bayern s¨®lo puede ganar si el Valencia no se cree el papel de campe¨®n. Aparte de esto, en el campo est¨¢ el bal¨®n. Pero ese objeto esf¨¦rico apenas tiene importancia. Es algo despreciable. Por eso recibe tantas patadas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.