Clarinazo en Argelia
La Cabilia ha conocido esta semana la mayor manifestaci¨®n popular nunca desarrollada en su capital, Tizi Uzu. Medio mill¨®n de bereberes han exigido al Gobierno de Argel el fin de la opresi¨®n y la retirada inmediata de la gendarmer¨ªa, la fuerza paramilitar que vigila el medio rural, responsable del asesinato el mes pasado de un adolescente cuando estaba bajo su custodia. La muerte del muchacho desat¨® una oleada de violencia en cuya represi¨®n murieron entre 60 y 80 personas. La normalidad todav¨ªa no ha vuelto a la regi¨®n nororiental argelina, poblada por descendientes de los habitantes preisl¨¢micos del pa¨ªs, que han conservado su identidad y lenguaje.
Ser¨ªa ingenuo leer en clave de tensi¨®n ¨¦tnica una protesta de tal envergadura, hasta ahora la mayor expresi¨®n de ira contra el r¨¦gimen de fachada civil del presidente Abdelaziz Buteflika. Los bereberes no s¨®lo exigen que se vaya la gendarmer¨ªa; han gritado para que cesen los asesinatos, la intimidaci¨®n y los abusos del poder. Significativamente, la gran marcha no fue convocada por los desacreditados partidos rivales implantados en la zona, sino por jefes tribales y comit¨¦s locales constituidos hace apenas un par de semanas, a ra¨ªz de los grav¨ªsimos disturbios. La agitaci¨®n protagonizada por los bereberes en la regi¨®n m¨¢s politizada de Argelia es la expresi¨®n culminante del divorcio entre una sociedad y sus dirigentes.
Buteflika no ha hecho nada sustancial por reducir ese foso que se ha tragado desde 1992 -cuando los militares anularon las elecciones ganadas por un partido isl¨¢mico- m¨¢s de cien mil vidas. El l¨ªder argelino lleg¨® al poder con la doble promesa de pacificar un pa¨ªs en guerra civil y dimitir si los generales no le dejaban hacerlo. Dos a?os y medio despu¨¦s contin¨²a la sangr¨ªa y el presidente sigue aparentemente disputando un pulso con quienes le designaron para otorgar al poder un revoco m¨¢s presentable. Argel ha hecho de la opci¨®n militar su ¨²nica estrategia, permanece ciego a los reiterados abusos de sus fuerzas y considera 'injerencias inaceptables' los llamamientos internacionales pidiendo eficacia contra las violaciones de los derechos humanos. Tizi Uzu es un clarinazo a un r¨¦gimen ensimismado y opaco, incapaz de insuflar en sus instituciones las libertades que exige una sociedad tan joven como frustrada.
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